Ana Tijoux: “La rabia es una herramienta de acción”

En el programa Libre y Gratis de Radio Universidad de Chile, la cantante habló acerca de la rebeldía y la consecuencia en la música, ironizó sobre su exigente agenda de conciertos y le bajó el perfil a su éxito internacional: “Por más que me vaya bien, tengo que llegar a la casa a cambiar pañales”, dijo.

En el programa Libre y Gratis de Radio Universidad de Chile, la cantante habló acerca de la rebeldía y la consecuencia en la música, ironizó sobre su exigente agenda de conciertos y le bajó el perfil a su éxito internacional: “Por más que me vaya bien, tengo que llegar a la casa a cambiar pañales”, dijo.

El pasado lunes, antes de subir a un escenario instalado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile para cantar en una fiesta mechona, Ana Tijoux habló de diversos temas con el programa Libre y Gratis, que la FECH emite a través de Radio Universidad de Chile.

Sobre el éxito y los reconocimientos que ha obtenido en Chile y otros países con Vengo (2014), su último disco, la cantante dijo que “lo bonito de que me pase estando más vieja, mayor, es que de verdad tomas las cosas con más calma. Soy mamá de dos hijos, entonces mis prioridades cambiaron. Si bien trabajo mucho, mis hijos son un cable a tierra por obligación, ni siquiera lo elegí”.

“Por más que me vaya muy bien, tengo que llegar a la casa y la realidad es súper distinta, tiene que ver con cambiar pañales, hacer tareas, preparar colaciones para levantarse al otro día a las 6.30. Entonces con todo este revuelo internacional y nacional… tengo muy claro que esta cosa sube y baja. Si me hubiera pasado a los 20, mi postura sería bastante distinta, pero como me toca mayor, lo tomo con mucha alegría y entendiendo que es el fruto de un trabajo de un tremendo equipo de músicos y técnicos”, agregó.

En ese sentido, la autora de La bala destacó que “todos son tremendos músicos de rap o de jazz y siempre decimos que si hubiésemos armado este proyecto antes no sería mi nombre, sería un proyecto colectivo. Tocó que me había armado solista y se fueron arrimando, lo que también tomo con mucha alegría. Si bien es un nombre solista, es un proyecto colectivo”.

¿Qué es para ti la rebeldía?

Uf, qué buena pregunta. Creo que la rebeldía se lleva en la sangre. Cuando tenía 15, 18 ó 20 años, tenía una rabia muy particular que tenía que ver con la incomprensión del mundo, con tratar de entender cosas que no tienen ningún sentido. Cuando estaba en Makiza sentía mucho que uno es extranjero en su tierra, una cosa muy extraña, de tratar de entender al otro y estar en un punto aparte dentro de un general de pensamiento. Con el tiempo ha sido bien bonito, porque se dice que la rebeldía es una juventud y yo me doy cuenta de que no cambia mucho, que la rebeldía es de por vida y no tiene que ver con un espacio temporal, sino con una actitud frente a la vida. Las preguntas que me hacía a los 17 no son tan diferentes de las que me hago ahora con casi 40 y con dos hijos, sino que las reflexiono con mis hijos.

Lo que sí ha sido penoso ha sido ver a muchos amigos y compas que eran muy rebeldes hasta los 20 y cuando entraron al mundo laboral, o hasta que llegaron a ser papás, se institucionalizaron y la rebeldía se acabó. Creo que lo más bonito es cuando la rebeldía es hasta que uno se muere. La rebeldía tiene que ver con entender que la rabia es una tremenda herramienta. La gente tiene mucho temor a la palabra rabia y yo creo que la rabia es una herramienta de acción y de reacción. Eso es la rebeldía, para mí.

De los raperos siempre se espera una consecuencia mayor. Por ejemplo, cuando se supo que Portavoz estaría en Lollapalooza, hubo muchas críticas. ¿Cómo enfrentas ese desafío?

Para empezar, no creo que el rap esté asociado a la consecuencia, creo que la música está asociada a la consecuencia. Pienso en casos como Nina Simone, Miles Davis, incluso músicos que no tienen letras. ¿Quién puede decir que Miles Davis no era político? ¿O Charlie Parker? No creo que la consecuencia tenga que ver con la palabra, sino con un concepto generalizado de la música y de las artes en general.

¿Entonces por qué se espera más del rap esa consecuencia?

Es algo muy equivocado, también hay rap súper idiota. Pienso, por ejemplo, en Felipink, que es un cantante gay increíble, que hace pop y cumbia y es lo más político que he escuchado. Cualquier género musical puede ser una herramienta de reflexión y pensamiento político. Ahora, sí ha habido en el rap una veta política clara, pero ha pasado en muchos géneros musicales. Así nació el bebop, el jazz, el funk. Toda la música de ghetto, por decirlo de alguna manera, ha nacido de una reflexión política.

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Foto: @libreygratis.

 

Lo que le pasó al Andi (Portavoz) es lo que pasa siempre en Chile, donde hay muchas expectativas respecto de la gente que está arriba del escenario. Es un fuego entrecruzado entre quién es amarillo o no. Taambién hay una cosa bien errada respecto del vivir de las artes. Como que las artes todavía no son consideradas un oficio, entonces se espera que los músicos vivan del aire, pero no los médicos. Uno no puede decir “oye, ¿puedes atenderme gratis?”, pero a los músicos sí se les pide permanentemente que toquen gratis. Ahí hay un tema de ética personal, una balanza para decidir dónde vas a tocar gratis y dónde no; para quién sí y para quién no. Sí creo que hay que tomarse los espacios públicos y cantarle a todos. Si uno puede tirar el mensaje a todas partes, es tremenda plataforma. Encuentro bacán que el Andi haya ido a Lollapalooza. Además, dijo lo que quiso, le pagaron por decir eso y es bacán. Tiene un hijo, se lo merece, lleva muchos años. Creo que la gente que critica, generalmente, no hace mucho.

El trabajo que uno hace es mucho ensayo, mucha pega. No se ve de afuera porque uno se sube al escenario y está todo armado, pero nosotros somos unos obsesivos, la banda completa. Lo más importante, en este oficio, no es escuchar lo que diga la gente. Uno no viene a caerle bien a la gente, no somos animadores televisivos. Venimos a hacer lo que amamos, tratar de ser lo más honestos dentro de lo que somos. Uno ve que critican hasta a Jorge González, entonces hago un poco de oídos sordos. Todos hemos sido vendidos a este sistema, yo también he sido muy vendida para muchos. El tiempo es el mejor aliado para decir quién estaba en qué lugar y cómo lo hizo. Lo único que puede juzgar es la historia.´

En 2011 hubo muchas movilizaciones por la educación y otros temas. ¿Cómo has visto lo que ha pasado desde entonces?

Veo cansancio porque no se ha modificado nada. Ha habido tantas marchas: creativas, más violentas, encapuchadas, con coreografías, y este mal Gobierno no ha absolutamente nada, han sido promesas tras promesas. Hay un cansancio generalizado que es normal. Ha sido triste también cómo se ha cooptado a tantos que fueron líderes estudiantiles y que ahora están en un lugar de poder y hablan con el lenguaje del poder. Es súper duro. Me da la impresión de que la rabia colectiva está vigente, el descontento, pero que la gente está mucho más agotada. No se ha movido ni un milímetro, todo sigue intacto, entonces marchar pacíficamente, ¿hasta cuándo? La tranquilidad no ha funcionado y las marchas no han funcionado, entonces ¿cuál es el próximo paso? Esa es mi gran pregunta. Lo triste es que toda la izquierda también está bastante dividida y subdividida. ¿Cómo habrá un punto de convergencia?

En Vengo hay una canción que se llama “Antipatriarca” que se puede vincular, por ejemplo, a la lucha por el derecho al aborto. ¿Qué te parece la propuesta del Gobierno para despenalizarlo?

No espero más de este Gobierno, que busca soluciones parche permanentemente. Este Gobierno no tiene poder de decisión completa, todo es como tratar de dejar contenta a una parte. Hay que tomar riesgos. El tema del aborto, el tema del cuerpo, es un tema en que debe tomar una decisión concreta, no a medias. La verdad, no me extraña nada de este mal Gobierno.

Es un tema que se aborda desde la moralidad y no de salud pública. Es un poco desesperante que se pueda decidir sobre el cuerpo de acuerdo al nivel socioeconómico, ¿qué opinas?

¿Qué puedo opinar? Me da asco. Es una doble moral: sí a la vida, pero ¿de qué calidad de vida estamos hablando? Si tu educación es carísima, el transporte público es una mierda, todo cuesta caro, el país está sobre endeudado. ¿Cuál es la calidad de vida en este país, si todo está siendo saqueado? No hay una decisión concreta, es una cosa bastante progresista y amable, cuando acá la amabilidad no existe. Tiene que ver con una decisión clara: mi cuerpo, yo decido.

¿Cómo sientes que se ha recibido tu música en Chile? Hay una institucionalidad que es muy conservadora y los medios de comunicación también responden a eso.

Por la gente, bacán, no me voy a quejar. Nos damos cuenta por el público que nos va a ver que la gente es súper linda, no me quejo en absoluto. Lamentablemente, los medios de espectáculos tienen una lectura bastante distorsionada de lo que hacemos nosotros o muy pueblerina, tipo “nuestra artista internacional”, cuando en verdad nosotros estamos trabajando no más y donde nos inviten, vamos. Nos ha tocado de manera muy bonita que nos inviten afuera y es bacán. Es mortal poder mostrar nuestra música en otros países, pero todos los escenarios son importantes. Pero no me extraña, ellos deciden quién sube y quién baja.

Permanentemente recibo mensajes de gente muy diversa y me sorprendo. Todavía me sorprende lo que produce la música, que va más allá de uno. La música vuela, como a mí me atraviesa otra gente. Es loco, pero pienso en lo que otra gente me ha generado a mí.

¿Qué es lo que viene para ti en el futuro?

Tomar vacaciones (ironiza). Esto se llama auto explotación. Esto de ser independiente es aún más esclavizante, porque estás disponible las 24 horas y la gente no cacha que necesitas días de descanso, sábados, domingos, estoy aprendiendo harto de la auto explotación. Voy a hacer una huelga de mí misma.

Tocamos el 27 de marzo en el Teatro Cariola. Luego nos vamos un mes de gira por EE.UU. y Europa. En mayo estaremos acá y en junio vamos a Venezuela. Volvemos y estaremos todo julio en EE.UU. y Europa. Nos vamos de nuevo en octubre y así, estamos tratando de hacer un balance entre acá y allá.

¿Cocinar el nuevo disco? No sé, porque no sé a qué hora voy a escribir. Siempre que voy a escribir me quedo dormida, no tengo ni un brillo creativo en este momento. Es el momento de empaparme de otra gente e inspirarme. La velocidad del mercado es muy rápida, hay que estar siempre arriba en la pelota y a nosotros nos pasan muchas cosas. Uno conoce a mucha gente, hay otros músicos, entonces llegó un momento en el cual necesito ver documentales, leer, escuchar música y observar a otros. No quiero escucharme más por un rato, quiero escuchar a otros, pero ese momento todavía no ha llegado porque no tengo tiempo. Creo que el próximo disco podría ser el próximo año o después, pero tengo que hacer una auto huelga.

Foto: Facebook Ana Tijoux.




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