Según cifras de Onusida, entre 2010 y 2014 las infecciones por el virus del VIH se redujeron en un 35,5 por ciento a nivel mundial. En Latinoamérica, en tanto, la disminución fue solo de un 13 por ciento. El acceso a los medicamentos antirretrovirales y la inversión de recursos para prevenir el contagio serían los principales factores que explican el desigual avance en el combate a esta enfermedad de este lado del planeta. Así lo explica el director de Onusida para América Latina, César Núñez, para quien el estigma y la discriminación continúan siendo una barrera que impide llegar a una respuesta más efectiva.
Una de las mayores preocupaciones del organismo de Naciones Unidas, creado en 1996 con el objetivo de dirigir, fortalecer y apoyar una respuesta integral al VIH Sida, es frenar la feminización de esta epidemia: a nivel mundial, las mujeres representan el 49 por ciento de los infectados de VIH y la población de entre 15 a 24 años edad es considerada la más vulnerable, siendo la tasa de infección dos veces más alta que en los hombres del mismo rango etario.
Actualmente, una mujer joven es contagiada de VIH cada minuto, siendo la transmisión sexual el modo más frecuente de infección. Las trabajadoras sexuales son un 13,5 por ciento más propensas a estar viviendo con VIH que otras mujeres. Además, quienes son víctimas de violencia de género tienen un 50 por ciento más de probabilidades de contraer el virus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un tercio de las mujeres en el mundo sufren de violencia física y/o sexual de parte de sus parejas, cifra que aumenta a un 45 por ciento en América Latina; lo que hace indispensable pensar las estrategias de prevención desde una perspectiva de género.
Los primeros casos de VIH Sida en Chile fueron registrados en 1984 y desde esa fecha hasta 2012, los casos notificados superan los 28 mil. Aunque el número de hombres infectados supera ampliamente al de mujeres (24.246 contra 4.717), durante los últimos años la población femenina afectada ha ido en sostenido aumento, siendo el principal mecanismo de transmisión las relaciones heterosexuales.
De acuerdo al ministerio de Salud, las mujeres que viven con VIH Sida en Chile tienen menor nivel educacional que los hombres. También detectan su contagio con mayor anticipación. Por lo demás, no se distinguen de la mayoría de las mujeres que son atendidas en los establecimientos de salud y tienen los problemas y el estilo de vida que cualquier otra mujer tiene, cumpliendo sus roles asignados tradicionalmente: son hermanas, esposas, madres; en muchos casos, jefas de hogar y sostenedoras de la familia.
En ese sentido, para Ana Amuchástegui, doctora en Filosofía por la Universidad de Londres, es importante recalcar que hay muchas narrativas de mujeres que no se constituyen como víctimas pasivas de la infección del VIH: “Si el Estado neoliberal solamente reconoce derechos para aquellos que son víctimas, entonces las mujeres que viven con VIH no se infectan necesariamente porque tengan una vida sexual que ellas elijan, porque no les gusta el condón y no lo usan. No, se infectan por la sexualidad masculina excesiva que supuestamente rige los cuerpos de los hombres y que invade y agrede la sexualidad y los cuerpos de las mujeres”.
VIH y maternidad
En Chile, la tasa de transmisión vertical del VIH, es decir, de una madre a su hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia, ha disminuido de un 30 por ciento en 1996 a un cinco por ciento observado en 2011.
En julio de este año, Cuba se convirtió en el primer país del mundo en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH y la sífilis. “El éxito de Cuba demuestra que el acceso universal y la cobertura universal de salud son factibles y de hecho son la clave del éxito, incluso en contra de desafíos tan complejos como el VIH”, afirmó en su momento Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Cada año, cerca de 1,4 millones de mujeres viviendo con VIH quedan embarazadas. Sin tratamiento, tienen entre un 15 y 45 por ciento de posibilidades de transmitir el virus a sus hijos. Ese riesgo se reduce a poco más de un uno por ciento si se suministra antirretrovirales a las madres y los niños en las etapas en las que puede producirse la infección. Desde 2009, el número de niños que nacen con VIH se ha reducido a casi la mitad, al pasar de 400 mil a 240 mil en 2013. La meta mundial establecida por los organismos internacionales es que haya menos de 40 mil nuevas infecciones infantiles para 2015.