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La lectura en el centro o amor por lo que hacemos

¿Qué ha sucedido? Pues por primera vez la lectura y el libro se están poniendo en el centro del quehacer del Consejo de la Cultura y de las Artes a través de esta Política pública que aspira a realizar grandes cambios en nuestra sociedad.

Vivian Lavín

  Miércoles 5 de agosto 2015 17:17 hrs. 
pORTADA

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Como si viviéramos en otro país. Pocas veces vemos en nuestra historia como cuando millares de personas fueron hasta el Centro Cultural Palacio La Moneda que se convirtió en una capilla ardiente donde se velaron los restos de la folclorista Margot Loyola. Porque son contadas las ocasiones en que nuestro pueblo siente la partida de uno de nuestros artistas o pensadores y lo demuestra de manera pública. El cariño que el pueblo chileno le ha prodigado a la Premio Nacional de Música 1994 es una excepción, ya que Margot Loyola supo de este cariño en vida y no recibió el pago de Chile, como suele suceder con nuestras principales figuras.

Una gran despedida para Margot Loyola cuya partida ha producido un encogimiento del alma nacional, un dolor en ese Chile que valora la entrega y trabajo de tantos años investigando y luego compartiendo sus conocimientos con las nuevas generaciones. Una pena pero también la confianza de que todo ese trabajo tendrá otros frutos entre tantos cultores que hoy, más que ayer, son apreciados por ese otro Chile que sabe reconocer sus raíces.

Otro Chile también es el que se reunió en la primera reunión del Comité Interministerial de Seguimiento e Implementación de la Política Nacional de la Lectura y el Libro 2015-2020. Porque de manera inédita el ministro de cultura Ernesto Ottone encabezó una cita gubernamental a la que asistieron otros ministros, como la ministra del SERNAM, Claudia Pascual o el de Desarrollo Social, Marcos Barraza, y otros tantos subsecretarios, altos funcionarios del Ministerio Secretaría General de Gobierno y de Educación, y otros de reparticiones involucradas en este política, como el director de la DIBAM o el de ProChile, y, por cierto,  la secretaria ejecutiva del Consejo del Libro y la Lectura, Regina Rodríguez, gran artífice de esta Política.

Una política pública que comprende diferentes ámbitos, cuatro en total, y 87 medidas, donde solo 17 de ellas son de responsabilidad exclusiva del Consejo de la Cultura y de las  Artes, del cual depende el Consejo del Libro y la Lectura… y  todas ellas ya están cumplidas.

Absolutamente inédito que funcionarios de alto rango y amplio espectro hayan tenido a la lectura, mejor dicho al Plan Nacional de la Lectura como centro de ocupación y en torno a ella llegar a una serie de acuerdos que significan la materialización de los hitos de esta política pública que faltan. Así es como para el 25 de agosto se habría acordado la constitución de Mesas Técnicas Públicas que se reunirán mensualmente en lo que será la implementación de esta política y cuya tarea será definir acciones para el cumplimiento de las medidas que demandan la acción exclusiva de las instituciones del Estado. Para finalmente, convocar a una nueva cita para fines de año y realizar un balance anual.

¿Qué ha sucedido? Pues por primera vez la lectura y el libro se están poniendo en el centro del quehacer del Consejo de la Cultura y de las Artes a través de esta Política pública que aspira a realizar grandes cambios en nuestra sociedad. Porque a pesar del consenso que existe en torno a la importancia de la lectura nunca antes se había logrado y en tan poco tiempo arribar a una política que ha concitado el interés de otras reparticiones públicas, permitiendo colegir que hay una decisión, una voluntad política por parte de este gobierno de implementarla y que no quedará como una buena intención, como ha sucedido con otras políticas de su tipo.

Sin duda que la gestión de la secretaria del Consejo del Libro y la Lectura, Regina Rodríguez, gran impulsora de esta Política, cuya amplia experiencia en el mundo público y también privado logró lo que muchos temíamos quedaría en el papel, en las buenas intenciones, como suele suceder con tantos anuncios de la Presidenta, donde para ser honestos, la cultura es casi siempre el vagón de cola. Lamentablemente, esta funcionaria pública que fue nombrada a mediados del año pasado en su cargo ha decidido renunciar por motivos que ha expresado son estrictamente personales, para evitar toda suspicacia. Dice sentirse hasta emocionada con lo que ha sucedido con esta primera reunión en torno al Plan de Lectura debido al interés que ha demostrado  el sector público y en el que están involucrados hasta ahora 11 reparticiones estatales y a la que cada vez quieren sumarse más.

¿Cuál es la receta? Difícil simplificar lo que resulta del esfuerzo de un equipo que entendió que se puede trabajar de manera eficiente y con ganas.

¿Tan simple? Parece que sí. Mucho trabajo y cariño por lo que se hace, como nos enseñó Margot Loyola.

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