Después de criticar a los dirigentes mexicanos y a la clase política, después de regañar a los obispos, este domingo Francisco procedió este domingo a una radiografía de los problemas más graves que padece México.
Por lo tanto, en Ecatepec exhortó a los mexicanos a cambiar este país en una tierra de oportunidad. Debe ser “una tierra donde no haya necesidad de emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar, donde no haya necesidad de hacer desde la desesperación y de la pobreza de muchos, el oportunismo de unos pocos”, sostuvo. “Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños, que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”, agregó.
Pero de manera extraña, durante esta misa multitudinaria, el Papa no hizo mención de la violencia contra la mujer, cuando en Ecatepec se registra la tasa más alta de feminicidios de todo el país. En los tres últimos años, más de 170 mujeres han sido asesinadas en este municipio hundido en la pobreza y la violencia.
Ante esta situación, algunos fieles consideraban que la visita del papa a Ecatepec ayuda a renovar la fe de sus habitantes y debería despertar la conciencia de los criminales.
“Venimos para que se acabe tanta homofobia, los feminicidios y las violaciones de niños, que sabemos que hay gente que son pederastas y que a ellos no los juzgan como a nosotras”, dijo Janis Alexandri Vargas, un travesti de 31 años que acudió a la misa junto a otras dos personas con la bandera de la diversidad sexual.
Pero otros habitantes de Ecatepec pensaban diametralmente distinto. Como Karla Paola Romero, una estudiante de sociología de 21 años, que decía que el papa decidió visitar Ecatepec para “formar una fe”, pero se equivocó porque “esa fe está perdida” aquí.
En horas de la tarde, Francisco abordó un helicóptero de regreso a la capital para visitar el Hospital Infantil Federico Gómez, donde se acercó a niños con cáncer y en sillas de ruedas, a quienes repartió besos, firmó autógrafos y entregó rosarios y estampas.
Después de criticar a los dirigentes mexicanos y a la clase política, después de regañar a los obispos, este domingo Francisco procedió este domingo a una radiografía de los problemas más graves que padece México.
Por lo tanto, en Ecatepec exhortó a los mexicanos a cambiar este país en una tierra de oportunidad. Debe ser “una tierra donde no haya necesidad de emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar, donde no haya necesidad de hacer desde la desesperación y de la pobreza de muchos, el oportunismo de unos pocos”, sostuvo. “Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños, que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”, agregó.
Pero de manera extraña, durante esta misa multitudinaria, el Papa no hizo mención de la violencia contra la mujer, cuando en Ecatepec se registra la tasa más alta de feminicidios de todo el país. En los tres últimos años, más de 170 mujeres han sido asesinadas en este municipio hundido en la pobreza y la violencia.
Ante esta situación, algunos fieles consideraban que la visita del papa a Ecatepec ayuda a renovar la fe de sus habitantes y debería despertar la conciencia de los criminales.
“Venimos para que se acabe tanta homofobia, los feminicidios y las violaciones de niños, que sabemos que hay gente que son pederastas y que a ellos no los juzgan como a nosotras”, dijo Janis Alexandri Vargas, un travesti de 31 años que acudió a la misa junto a otras dos personas con la bandera de la diversidad sexual.
Pero otros habitantes de Ecatepec pensaban diametralmente distinto. Como Karla Paola Romero, una estudiante de sociología de 21 años, que decía que el papa decidió visitar Ecatepec para “formar una fe”, pero se equivocó porque “esa fe está perdida” aquí.
En horas de la tarde, Francisco abordó un helicóptero de regreso a la capital para visitar el Hospital Infantil Federico Gómez, donde se acercó a niños con cáncer y en sillas de ruedas, a quienes repartió besos, firmó autógrafos y entregó rosarios y estampas.
Después de criticar a los dirigentes mexicanos y a la clase política, después de regañar a los obispos, este domingo Francisco procedió este domingo a una radiografía de los problemas más graves que padece México.
Por lo tanto, en Ecatepec exhortó a los mexicanos a cambiar este país en una tierra de oportunidad. Debe ser “una tierra donde no haya necesidad de emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar, donde no haya necesidad de hacer desde la desesperación y de la pobreza de muchos, el oportunismo de unos pocos”, sostuvo. “Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños, que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”, agregó.
Pero de manera extraña, durante esta misa multitudinaria, el Papa no hizo mención de la violencia contra la mujer, cuando en Ecatepec se registra la tasa más alta de feminicidios de todo el país. En los tres últimos años, más de 170 mujeres han sido asesinadas en este municipio hundido en la pobreza y la violencia.
Ante esta situación, algunos fieles consideraban que la visita del papa a Ecatepec ayuda a renovar la fe de sus habitantes y debería despertar la conciencia de los criminales.
“Venimos para que se acabe tanta homofobia, los feminicidios y las violaciones de niños, que sabemos que hay gente que son pederastas y que a ellos no los juzgan como a nosotras”, dijo Janis Alexandri Vargas, un travesti de 31 años que acudió a la misa junto a otras dos personas con la bandera de la diversidad sexual.
Pero otros habitantes de Ecatepec pensaban diametralmente distinto. Como Karla Paola Romero, una estudiante de sociología de 21 años, que decía que el papa decidió visitar Ecatepec para “formar una fe”, pero se equivocó porque “esa fe está perdida” aquí.
En horas de la tarde, Francisco abordó un helicóptero de regreso a la capital para visitar el Hospital Infantil Federico Gómez, donde se acercó a niños con cáncer y en sillas de ruedas, a quienes repartió besos, firmó autógrafos y entregó rosarios y estampas.
