Lo primero que sorprende de este libro es la variedad de sus fuentes documentales, la rigurosidad de la investigación, su argumentación y contexto en el que se generaron los golpes de Estado que asolaron nuestro continente. En sus páginas, el sociólogo y académico chileno-español Marcos Roitman, emprende un minucioso recorrido por la historia del horror al que fueran sometidos nuestros pueblos, y cuyas consecuencias padecemos hasta el día de hoy.
En esta contundente investigación, Marcos Roitman nos demuestra que los viejos métodos de intervención militar con el apoyo político, económico y logístico de Estados Unidos (en el tenebroso contexto de la guerra fría), y que generaron el repudio mundial por las atroces violaciones a los derechos humanos perpetradas por las fuerzas militares, las policías secretas de los dictadores y las radicales medidas económicas y sociales, han quedado obsoletos. Por lo que hoy en día Washington recurre al soft power en la implementación de los procesos de subversión del orden constitucional en los países considerados hostiles para los intereses de Estados Unidos. Una renovada metodología que es examinada en detalle en las páginas de Tiempos de oscuridad. Operaciones planificadas y apoyadas por Instituciones fundamentales para este propósito como la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, USAID; el National Endowment for Democracy, NED; el National Democratic Institute, NDI y el International Republican Institute, IRI y por supuesto, todo el andamiaje mediático internacional que en buena parte se controla desde el país del tío Sam.
Prueba de ello es que tiempo atrás, Mark Feierstein, administrador adjunto para América Latina y el Caribe de USAID, confirmó públicamente que su agencia disponía de un multimillonario presupuesto para ayudar a candidatos opositores o a sectores antigubernamentales en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y por supuesto, para propiciar el “cambio de régimen” en Cuba. Otro dato: según la investigadora estadounidense Eva Golinger, a través de la NED y la USAID, “Washington ha canalizado más de 100 millones de dólares a grupos anti-chavistas en Venezuela desde el 2002”. Y agrega otro dato, “en febrero de 2011, el presidente Barack Obama solicitó cinco millones de dólares en el presupuesto nacional de 2012 para financiar grupos anti-chavistas en Venezuela. Fue la primera vez que un presidente estadounidense había solicitado dinero abiertamente para financiar grupos de la oposición venezolana, además de hacerlo en su presupuesto nacional, y en un momento cuando él mismo está recortando fondos para los servicios sociales de los propios estadounidenses”.
Así, la coerción militar tan presente en el pasado cede ahora protagonismo a otras formas de presión, de ahí aquello del soft power: derrocamientos “institucionales” de gobernantes legítimos apelando al protagonismo de los congresos o el poder judicial; los “golpes de mercado” puestos en evidencia por la fuga de capitales, huelga de inversiones, acaparamientos y desaparición de suministros básicos, bloqueos de remesas (para el caso de países con numerosa población emigrada radicada en Estados Unidos o Europa), son algunos de los tantos dispositivos que en el pasado han demostrado tener una extraordinaria eficacia para derrumbar gobiernos o influir en la decisión de los electores.
Tal como lo corrobora Marcos Roitman en este libro, en la actualidad se han ido perfeccionando nuevos dispositivos golpistas como el espurio manejo de la institucionalidad política y el ascendente control de los medios de comunicación de masas, capaces de crear “climas” de opinión de decisiva importancia a la hora de erosionar las bases del poder de un presidente o para preparar operaciones golpistas apelando a los nuevos mecanismos descritos en este valioso y didáctico libro.
De esta forma, Tiempos de oscuridad. Los golpes de Estado en América Latina, demuestra que el imperio no descansa y que las luchas por la democracia y para sostener los avances sociales y políticos que en algunos países de la región se registraron en los últimos años, serán cada vez más encarnizadas, debiendo enfrentar nuevas formas de golpes de Estado e inéditos dispositivos de intervención imperialista diseñados para acomodar las realidades políticas de América Latina y el Caribe a los intereses de la gran potencia. Si en un momento, el objetivo fue acabar con la Revolución Cubana, hoy en día la evidencia muestra que las distintas expresiones del “bolivarismo” como las que hoy se dan en Venezuela, Bolivia y Ecuador (sin olvidar la domesticación de otros proyectos políticos más moderados) resultan incomodas para los halcones de Washington y sus intereses en lo que, en tiempos no muy lejanos, fue su obediente patio trasero.
Tiempos de oscuridad. Los golpes de Estado en América Latina
Marcos Roitman
Ediciones Radio Universidad de Chile
256 páginas.