Los distintos movimientos y el resultado de la votación en el Congreso del proyecto de despenalización del aborto afectó profundamente a la Nueva Mayoría, y no tan sólo porque uno de los proyectos más importantes para el gobierno de Michelle Bachelet corre el riesgo de caer.
El escenario más difícil hoy lo tiene la Democracia Cristiana, quienes realizarán su Junta Nacional el próximo 29 de julio, instancia en que tomarán definiciones respecto de pactos y acuerdos. Hoy el resto de los partidos oficialistas mira con rencor a los falangistas, algo que complica el avance de las tratativas por la tensión instalada.
Varias barreras al proyecto de aborto fueron protagonizadas por la Democracia Cristiana. A nivel parlamentario, el senador Andrés Zaldívar presentó una indicación que ponía en riesgo las tres causales del proyecto, la que no prosperó. Pese a esta caída, el congresista igual consiguió complicar la iniciativa del Ejecutivo, ya que restituyó la indicación relativa a la violación, cuyo rechazo motivó que el proyecto pasara a comisión mixta.
Pero en la Cámara también hubo problemas. La acción que más molestó de parte de la DC en la Cámara, fue que Marcelo Chávez se abstuvo cuando sólo faltaba un voto para completar los 67 necesarios para salvar la iniciativa.
Sumado a esto, según fuentes del Ejecutivo que participaron en la negociación, el ministro del Interior, Mario Fernández, militante DC y supernumerario del Opus Dei, se habría negado a firmar el “no veto” en su calidad de vicepresidente (Bachelet se encontraba de gira por Argentina durante la tramitación). Con el no veto se habría permitido que la indicación relativa a la violación fuera aprobada directamente, aprobando el proyecto de manera más ágil.
Las consecuencias de esto para la DC podrían ser graves. Según las fuentes que participaron en la negociación, el sentir del Ejecutivo es de cansancio hacia dicho partido.
En Palacio esperaban más de la Democracia Cristiana. Durante la votación del informe Sename II el Gobierno dispuso de su maquinaria para evitar que este se aprobara, salvando a Javiera Blanco, fuertemente vinculada con la falange, de que quedara como la responsable de la muerte de más de 1.300 menores de edad. A cambio de esto, La Moneda esperaba el respaldo DC en el proyecto de aborto.
La molestia del Ejecutivo llegaría a tal punto de cerrar las puertas a la opción de una lista única parlamentaria con la falange, no respaldando a la colectividad ante las negociaciones.
Pero no sólo en el Gobierno hay molestia. Fuentes cercanas al candidato Alejandro Guillier, manifestaron que el sentir en el sector del abanderado es el mismo, incluyendo al senador. Sin embargo, el congresista habría optado por ser más cauto en las reacciones por el momento, principalmente porque el Partido Radical, que evalúa la posibilidad de conformar una lista con la DC, ve que aislar a la falange sería facilitar el escenario electoral a Chile Vamos.
Los distintos movimientos y el resultado de la votación en el Congreso del proyecto de despenalización del aborto afectó profundamente a la Nueva Mayoría, y no tan sólo porque uno de los proyectos más importantes para el gobierno de Michelle Bachelet corre el riesgo de caer.
El escenario más difícil hoy lo tiene la Democracia Cristiana, quienes realizarán su Junta Nacional el próximo 29 de julio, instancia en que tomarán definiciones respecto de pactos y acuerdos. Hoy el resto de los partidos oficialistas mira con rencor a los falangistas, algo que complica el avance de las tratativas por la tensión instalada.
Varias barreras al proyecto de aborto fueron protagonizadas por la Democracia Cristiana. A nivel parlamentario, el senador Andrés Zaldívar presentó una indicación que ponía en riesgo las tres causales del proyecto, la que no prosperó. Pese a esta caída, el congresista igual consiguió complicar la iniciativa del Ejecutivo, ya que restituyó la indicación relativa a la violación, cuyo rechazo motivó que el proyecto pasara a comisión mixta.
Pero en la Cámara también hubo problemas. La acción que más molestó de parte de la DC en la Cámara, fue que Marcelo Chávez se abstuvo cuando sólo faltaba un voto para completar los 67 necesarios para salvar la iniciativa.
Sumado a esto, según fuentes del Ejecutivo que participaron en la negociación, el ministro del Interior, Mario Fernández, militante DC y supernumerario del Opus Dei, se habría negado a firmar el “no veto” en su calidad de vicepresidente (Bachelet se encontraba de gira por Argentina durante la tramitación). Con el no veto se habría permitido que la indicación relativa a la violación fuera aprobada directamente, aprobando el proyecto de manera más ágil.
Las consecuencias de esto para la DC podrían ser graves. Según las fuentes que participaron en la negociación, el sentir del Ejecutivo es de cansancio hacia dicho partido.
En Palacio esperaban más de la Democracia Cristiana. Durante la votación del informe Sename II el Gobierno dispuso de su maquinaria para evitar que este se aprobara, salvando a Javiera Blanco, fuertemente vinculada con la falange, de que quedara como la responsable de la muerte de más de 1.300 menores de edad. A cambio de esto, La Moneda esperaba el respaldo DC en el proyecto de aborto.
La molestia del Ejecutivo llegaría a tal punto de cerrar las puertas a la opción de una lista única parlamentaria con la falange, no respaldando a la colectividad ante las negociaciones.
Pero no sólo en el Gobierno hay molestia. Fuentes cercanas al candidato Alejandro Guillier, manifestaron que el sentir en el sector del abanderado es el mismo, incluyendo al senador. Sin embargo, el congresista habría optado por ser más cauto en las reacciones por el momento, principalmente porque el Partido Radical, que evalúa la posibilidad de conformar una lista con la DC, ve que aislar a la falange sería facilitar el escenario electoral a Chile Vamos.
Los distintos movimientos y el resultado de la votación en el Congreso del proyecto de despenalización del aborto afectó profundamente a la Nueva Mayoría, y no tan sólo porque uno de los proyectos más importantes para el gobierno de Michelle Bachelet corre el riesgo de caer.
El escenario más difícil hoy lo tiene la Democracia Cristiana, quienes realizarán su Junta Nacional el próximo 29 de julio, instancia en que tomarán definiciones respecto de pactos y acuerdos. Hoy el resto de los partidos oficialistas mira con rencor a los falangistas, algo que complica el avance de las tratativas por la tensión instalada.
Varias barreras al proyecto de aborto fueron protagonizadas por la Democracia Cristiana. A nivel parlamentario, el senador Andrés Zaldívar presentó una indicación que ponía en riesgo las tres causales del proyecto, la que no prosperó. Pese a esta caída, el congresista igual consiguió complicar la iniciativa del Ejecutivo, ya que restituyó la indicación relativa a la violación, cuyo rechazo motivó que el proyecto pasara a comisión mixta.
Pero en la Cámara también hubo problemas. La acción que más molestó de parte de la DC en la Cámara, fue que Marcelo Chávez se abstuvo cuando sólo faltaba un voto para completar los 67 necesarios para salvar la iniciativa.
Sumado a esto, según fuentes del Ejecutivo que participaron en la negociación, el ministro del Interior, Mario Fernández, militante DC y supernumerario del Opus Dei, se habría negado a firmar el “no veto” en su calidad de vicepresidente (Bachelet se encontraba de gira por Argentina durante la tramitación). Con el no veto se habría permitido que la indicación relativa a la violación fuera aprobada directamente, aprobando el proyecto de manera más ágil.
Las consecuencias de esto para la DC podrían ser graves. Según las fuentes que participaron en la negociación, el sentir del Ejecutivo es de cansancio hacia dicho partido.
En Palacio esperaban más de la Democracia Cristiana. Durante la votación del informe Sename II el Gobierno dispuso de su maquinaria para evitar que este se aprobara, salvando a Javiera Blanco, fuertemente vinculada con la falange, de que quedara como la responsable de la muerte de más de 1.300 menores de edad. A cambio de esto, La Moneda esperaba el respaldo DC en el proyecto de aborto.
La molestia del Ejecutivo llegaría a tal punto de cerrar las puertas a la opción de una lista única parlamentaria con la falange, no respaldando a la colectividad ante las negociaciones.
Pero no sólo en el Gobierno hay molestia. Fuentes cercanas al candidato Alejandro Guillier, manifestaron que el sentir en el sector del abanderado es el mismo, incluyendo al senador. Sin embargo, el congresista habría optado por ser más cauto en las reacciones por el momento, principalmente porque el Partido Radical, que evalúa la posibilidad de conformar una lista con la DC, ve que aislar a la falange sería facilitar el escenario electoral a Chile Vamos.
