Karol Cariola: "Esto no es una dictadura, señor Piñera"

La diputada comunista repasó lo que se está haciendo en materia legislativa y la política de alianzas del PC de cara a las próximas elecciones. Además, hizo un llamado al Presidente Piñera a que escuche a sus ministros y deje de faltarle el respeto al Congreso, puesto que son, precisamente, los diputados oficialistas los que, a su juicio, se han preocupado de obstaculizar el ingreso de los proyectos de ley a la sala.

La diputada comunista repasó lo que se está haciendo en materia legislativa y la política de alianzas del PC de cara a las próximas elecciones. Además, hizo un llamado al Presidente Piñera a que escuche a sus ministros y deje de faltarle el respeto al Congreso, puesto que son, precisamente, los diputados oficialistas los que, a su juicio, se han preocupado de obstaculizar el ingreso de los proyectos de ley a la sala.

En un contexto en que se acusa al Congreso de sequía legislativa y, que en paralelo, se vive un nuevo mes de contingencia feminista a raíz de femicidios no reconocidos, la diputada Karol Cariola responde fuerte y claro a quienes demandan al parlamento mayor trabajo. Sobre el caso de Gabriela y Carolina, el doble femicidio de Maipú no reconocido por la justicia como tal, la parlamentaria entrega un análisis de las carencias legislativas en torno a este tipo de situaciones y da cuenta de las iniciativas que pretenden modificar a la justicia.

Nuestro departamento de prensa ha estado investigando el caso del doble homicidio en Maipú. Hemos planteado que lo que tenemos es un doble femicidio, pero que no ha sido considerado como tal por el Estado. ¿Han tomado cartas en el asunto?

Precisamente en un rato más iré al ex Congreso, donde nos reuniremos con la familia de Gabriela y Carolina. Son víctimas de un femicidio a todas luces. Incluso los medios de prensa, inmediatamente, hicieron la lectura natural de que se produce un femicidio cuando se genera una situación de abuso de fuerza con características de género, de abuso de poder en un ámbito tremendamente complejo. El femicidio es la expresión de violencia más cruda y más brutal que se provoca hacia las mujeres por el hecho de ser mujeres. Hay un hombre que se considera dueño de la vida o cuerpo de la otra persona y, que ante eso, está dispuesto a romper cualquier parámetro para ejercer su poder. Eso es lo que ocurre con Gabriela y Carolina. Esto evidencia varios vacíos que tiene nuestra legislación, no solo en el ámbito del pololeo, pero lo más relevante tiene que ver con qué consideramos femicidio. La consideración de femicidio acotada al desarrollo de una relación emocional entre dos personas es absolutamente acotada. En un rato anunciaremos el proyecto que trabajamos con la familia de Gabriela y Carolina. Que el femicidio haya sido condenado por homicidio y violación significa que nuestra legislación no se hace cargo de la situación de violencia.

El padre de Gabriela decía que, a pesar de lo terrible, gracias a la violación va a ser posible aumentar las penas… 

Es uno de los problemas que tiene la ley, y queremos subsanarlo. La violencia no discrimina. Todas las mujeres estamos expuestas a una situación como esta y, evidentemente, tenemos que evitarlo. Eso no puede seguir esperando. La ley de violencia en el pololeo no es suficiente. Se equivoca el gobierno cuando piensa eso.

La Ley Gabriela tiene muchos méritos, pero usted planteaba que hay que avanzar hacia una legislación integral respecto a la violencia contra las mujeres. ¿Cómo se navega entre una cosa y la otra?

Yo creo que ha pasado mucho tiempo y, afortunadamente, hoy hay un poco más de consciencia. Creo que en el sentido común de la gente cuesta culturalmente entender lo que estamos discutiendo. Hay un debate que es complejo. Cuando te enfrentas a un femicidio es mucho más fácil de entender porque estás hablando de la vida de una persona, pero cuando te enfrentas al debate más estructural, de cómo la sociedad nos ha determinado, incluso a las mujeres, porque el patriarcado se expresa en las mujeres también. Ante esta situación hay una determinación que pasa por voluntades políticas. El gobierno hizo muchos anuncios -grandes anuncios, titulares, bonitas intenciones-, pero hasta ahora lo que vemos es que se queda en eso, y eso es lo preocupante. La respuesta de la ministra cuando se le pregunta por el tema de los femicidios es que le pusieron urgencia a la ley de violencia en el pololeo. Está súper bien eso, pero hace un año y medio que tenemos, en la comisión de Familia de la Cámara, la discusión de la ley integral para el derecho a las mujeres a una vida libre de violencia. Hay una urgencia simple, pero el otro día el ministro de Justicia, Hernán Larraín, llegó a la comisión de Familia a pedirnos que por favor no legisláramos esto, para darle prioridad al tema de adopción. Entiendo lo importante que es adopción, pero la decisión que tomó la comisión fue tramitar paralelamente.

¿Entonces, es falta de voluntad política de parte del gobierno?

Lo que llama la atención es que el gobierno, lejos de ayudarnos en ese proceso, lo que hace es obstruir. Después de que se demoró tres meses en presentar indicación sustitutiva para la ley de adopción y evitar y postergar el trámite, partimos la discusión, empezamos la tramitación y los parlamentarios de gobierno tratan de decir que esto se postergue. Por otro lado, Sebastián Piñera manda a la Contraloría un documento estableciendo rebajas presupuestarias donde llama la atención respecto de qué es lo que ocurrió en la baja del presupuesto del programa de prevención de violencia hacia la mujer. Por un lado, están matando mujeres y, por otro, el gobierno rebaja recursos para el tratamiento.

Así como usted lo cuenta, lo único que se puede concluir es que es un problema de incomprensión de la profundidad del problema…

Yo creo que el nivel de descoordinación de este gobierno, porque yo no tengo dudas que para la ministra de la Mujer esto es una preocupación, pero el ministro de Hacienda parece ser que no le hace sentido que haya cinco mujeres asesinadas en una semana. Aun así, baja el presupuesto del programa de violencia hacia la mujer. Ahí es donde uno dice que hay contradicciones, falta de voluntad, de claridad. Yo tengo la impresión de que este gobierno ha puesto mucho énfasis en la puesta en escena, en la pirotecnia mediática, pero no en contenidos. Ahí tenemos la preocupación de por qué no logramos avanzar más rápido. Tenemos el plan, con la familia de Gabriela y Carolina, de generar acciones, y le vamos a pedir al presidente que patrocine este proyecto de ley porque es mucho más integral en el ámbito del femicidio que el de la violencia en el pololeo. Se hace cargo de un problema real y que no podemos seguir lamentando. No podemos permitir que los homicidas, que los asesinos que se creen dueños de la vida de las mujeres, finalmente sean condenados por menor cantidad de años de lo que deberían ser en crímenes tan brutales, tan terribles.

En el plano de la política formal tenemos un parlamento que es la expresión de un nuevo sistema electoral. Tenemos por primera vez en 28 años una oposición que es más diversa, más dispersa. ¿Cuál es el rol que tiene que jugar el Partido Comunista en ese contexto?

Es muy interesante el contexto. No creo que podamos hablar de una oposición, hay varias, con distintas perspectivas y miradas. Con puntos en común también. Yo creo que hay muchos que siguen leyendo la política en blanco y negro, en la lógica binominal. Esa lógica se rompió, no solo en el plano electoral, sino también en el político, y eso es bueno. La lectura sesgada de pensar la oposición es un error. Yo no lo dramatizo porque creo que posterior a una elección presidencial las fuerzas políticas tienen que reordenarse, discutir, encontrar puntos de encuentro, como también fortalecer sus puntos de diferencia. En eso el PC se ha propuesto jugar un rol aglutinador. Tenemos que ser una suerte de puente con actores de izquierda, que podría ser el Frente Amplio -o algunos sectores de él-. Hoy, los partidos que fuimos de la Nueva Mayoría permanecemos en la línea de construir conjuntamente. Yo me refiero principalmente al Partido Socialista, al Partido por la Democracia, que en conjunto con el PC hemos configurado en el parlamento un bloque de trabajo. Nosotros hemos demostrado querer generar acuerdos, espacios de vínculo. Hoy el Frente Amplio, cualquier decisión que pueda tomar respecto a una votación determinante en lo que venga de aquí a adelante, va a ser definitoria. Eso trae mayor responsabilidad.

El diputado Teillier hablaba de un acuerdo hasta la Democracia Cristiana. Se vio durante el gobierno de Michelle Bachelet que a veces la amplitud del conglomerado entorpeció algunas iniciativas ¿Hasta dónde la amplitud? 

Al gobierno anterior le costó mucho avanzar porque hubo diferencias que siempre estuvieron claras desde el principio. Creo que sería injusto decir que esas diferencias inmovilizaron al gobierno respecto de su acción. El gobierno de la Presidenta Bachelet ha sido uno de los gobiernos que más transformaciones le ha traído a este país y que más huevos ha quebrado. Si uno analiza todos los gobiernos, todos los otros de las Concertación fueron de administración y continuidad. El gobierno de Bachelet instaló debates más profundos que se recogieron del movimiento social. Un proceso constituyente inédito, la gratuidad en la educación, la reforma tributaria, ministerio de la Mujer, interrupción voluntaria del embarazo. Cuando a mí me dicen que producto de la amplitud no avanzamos, yo digo no. Hay dos dimensiones. Una cosa es la política cotidiana, con confrontaciones, los dimes y diretes, que son odiosas pero que también son sobredimensionadas para tratar de tapar lo sustancial.

¿Es trascendental entonces un pacto desde la DC hasta la izquierda?

Nosotros logramos avanzar en muchos aspectos en los que, si no hubiese sido por la amplitud, no lo hubiésemos logrado. Sin los votos de la DC y del PC no tendríamos muchas de las reformas que logramos llevar. Ahora, respecto de las diferencias políticas y lo que se generó después, cuando nosotros nos disponemos a hacer una alianza, es evidente que se construye en base a acuerdo y no diferencias. Las diferencias se subsanarán después. Ahora, cuando tu intención en realidad es no construir una alianza y te esfuerzas por poner las diferencias antes que las coincidencias, ahí lo que hay que explicitar es que tu interés está en mirar para otro lado, o que tu proyecto político es otro. Eso es súper legítimo, pero que se explicite. Ante eso, nosotros como PC tenemos mucho interés de afirmar que todas estas voces anticomunistas que intentan aislar al partido, y que nos ponen a nosotros como condición para determinar políticas de alianza en relación a otros actores, se equivocan. Y se equivocan porque el PC no es un partido que esté disponible para aislarse políticamente. Estamos para construir en función de los intereses del pueblo de Chile y, quienes quieran utilizarnos como argumento para justificar sus propios problemas internos o errores, también se equivocan, porque finalmente cada partido tiene sus propios problemas.

¿Te refieres a la Democracia Cristiana?

Nadie ha estado ajeno a la crisis de la DC o del PPD. Lo digo a raíz de las nuevas presidencias de Heraldo Muñoz en el PPD y de Fuad Chaín en la DC, que dijo más o menos que el PC es el problema de cualquier tipo de relación política con el resto de las fuerzas de centroizquierda. Nosotros seguimos diciendo que estamos llanos a la discusión política. Creemos que lo único que subsana las diferencias es el diálogo. Siempre hemos tenido disposición a tenerlo, a confrontar ideas, a no caricaturizar. Respetamos al PPD y a la DC, al PS, y los consideramos aliados naturales en el proceso de transformación que Chile ha venido llevando, esperamos el mismo respeto de vuelta. Lo que está claro es que nos necesitamos y lo que ocurra en la próxima elección municipal va a ser determinante. Entregarle el gobierno a la derecha para que sigan gobernando y con mayoría en los municipios es el camino de la división y el de acentuar las diferencias y no encontrar los puntos de confluencia

Para cerrar, quisiera responderle al Presidente de la República, ya que él nos ha mandado a trabajar. Yo le quiero decir que no solo estamos trabajando mucho, precisamente porque su gobierno demuestra descoordinación, sino que además quiero decirle que le ponga mayor atención a lo que le están transmitiendo sus ministros, porque cuando el ministro Blumel pareciera que mal le informa al decirle que los proyectos de ley no logran llegar a la sala o son obstruidos en el parlamento para su tramitación, yo le quiero decir al Presidente que lo que ha ocurrido en el Parlamento es todo lo contrario. Los diputados de gobierno se han opuesto a avanzar en algunos proyectos y han sido sus propios ministros quienes han retrasado la presentación de indicaciones sustitutivas y nosotros hemos sido extremadamente benevolentes para esperar los plazos que el propio gobierno se ha puesto, ya que hizo toda esta gran parafernalia con las grandes comisiones que hasta ahora no han dado resultados concretos. Así que al Presidente le quiero decir que deje de faltar el respeto a uno de los poderes del Estado que tiene no solo el deber de fiscalizarlo, sino que también con el que va a tener que dialogar, porque los proyectos de ley no salen solo con la voluntad del Presidente. Esto no es una dictadura, señor Piñera.





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