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Luis Alberto Latorre: “Si hay un referente universal de las sonatas de Beethoven, es Claudio Arrau”

Esta semana se reanuda el Ciclo de Pianistas del Teatro Universidad de Chile, que durante todo el año ha tributado al intérprete chillanejo a través de las 32 piezas del compositor nacido en Bonn. En esta entrevista, el gestor de la temporada adelanta detalles de los próximos conciertos y proyecta lo que ocurrirá en 2019.

Rodrigo Alarcón L.

  Domingo 23 de septiembre 2018 20:03 hrs. 
latorre

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Será como si los últimos cuatro meses no hubieran ocurrido. En una noche de miércoles, en mayo pasado, el pianista Felipe Browne tocó hasta la última nota de la Sonata para piano N° 11 de Beethoven. El próximo miércoles 26, su colega Alexandros Jusakos retomará el recorrido, desde el comienzo de la Sonata N° 12.

El Teatro Universidad de Chile por segundo año consecutivo acoge un Ciclo de Pianistas que se ha sumado a las tradicionales temporadas de la Orquesta Sinfónica Nacional y el Ballet Nacional Chileno (Banch). “Definitivamente, es un instrumento muy querido por la gente y el repertorio es enorme. La gente ha estado viniendo y el año pasado incluso ya había bastante público”, analiza Luis Alberto Latorre, respetado pianista de la Sinfónica, profesor de la Universidad Católica y principal gestor de la temporada que se reanuda esta semana.

El ciclo tuvo sus tres primeros conciertos en mayo, con Paulina Zamora, Svetlana Kotova y el mencionado Felipe Browne, y ahora se desarrollará su segunda parte, con seis presentaciones a cargo de Mario Alarcón, Danor Quinteros, Edith Fischer y Liza Chung, junto a los citados Jusakos y Latorre.

Cada uno de ellos se ha sumado a una temporada que este año recorre el ciclo de 32 sonatas de Beethoven, pero que ya se proyecta para 2019: “Ya estamos pensando en eso”, adelanta Latorre. “Está confirmado que habrá un tercer ciclo y estamos definiendo las fechas y los pianistas, pero de todas maneras lo vamos a hacer”.

La idea, dice, es que el Teatro Universidad de Chile cuente de manera estable con una temporada dedicada al instrumento: “La idea siempre es ir tratando de buscar una unidad, como lo hicimos este año con las sonatas de Beethoven, y darle la posibilidad a los intérpretes chilenos. Creo que en todo teatro importante tiene que haber un ciclo de piano”.

Latorre justifica el énfasis en los solistas nacidos o establecidos en el país: “Quizás nos abramos un poco a Latinoamérica, pero la idea es incluir a los chilenos, incluso alguno emergente que no sea tan conocido. Creo que es una idea atractiva para el público. Es cierto que de repente viene una figura internacional y todo el mundo va a verla, pero a la gente también le interesa saber qué pasa con los pianistas chilenos, es algo que he visto”.

Claudio Arrau

Claudio Arrau

El ciclo fue presentado con las 32 sonatas de Beethoven y como un homenaje a Claudio Arrau. ¿Cuál fue la primera idea?

Las sonatas, que muestran prácticamente la vida entera de Beethoven. Creo que fue (el musicólogo) Luis Merino quien dijo que era inevitable no relacionarlo con Claudio Arrau y, en realidad, es imposible. No hay pianista, no hay músico o melómano en Chile que no tenga una visión de Arrau, alguna relación con sus versiones o las cosas que él decía de las sonatas. Si hay un referente universal de las sonatas de Beethoven, con sus grabaciones y distintas versiones, es Claudio Arrau.

Te voy a contar algo. Una vez fui a una de las casas de Beethoven, convertida en museo, y había un pasillo con un montón de retratos de pianistas que había abordado la obra de Beethoven, pero no estaba Arrau. Me llamó la atención, ¿cómo no iba a estar? Seguí caminando y este pasillo terminaba en una sala donde la foto de Claudio Arrau estaba al centro. ¡Era una sala solo para él! Decía algo como que Alemania agradece todo lo que Arrau hizo por Beethoven. Es otra categoría.

Entonces, cuando pensamos este ciclo, aprovechamos inmediatamente de hacer un homenaje. ¿Cómo no hacerlo?

¿Por qué volver sobre estas sonatas y tocarlas en orden cronológico?

Porque hace tiempo no se hacían y es un ciclo fundamental en la historia de la música universal, tanto para los pianistas como para el público. Es un legado indiscutible, es como una biblia del mundo pianístico.

A muchos no les pareció muy bien, pero a mí se me ocurrió hacerlo absolutamente cronológico, porque normalmente se ordenan para que cada recital termine con una sonata importante. Encontré importante el orden cronológico, para que quien escuche se pueda dar cuenta de la transformación en el lenguaje de Beethoven, que es increíble y, en el fondo, es una transformación de su vida, su música, su poesía. La primera sonata es muy clásica, muy Haydn, y la última ya es una cosa… no parece sonata, es como un poema sinfónico. Eso se puede constatar cuando vas a escuchar.

La cuestión no es evaluar el lucimiento de la sonata, son todas valiosas en ese sentido. Lo importante es ver la transformación del lenguaje y si hay algo que Beethoven nos enseña, es eso.

Personalmente, ¿qué relación tienes con la figura de Arrau?

Soy de la época de los cassettes y me acuerdo de haberlo escuchado de siempre, de niño. Era como escuchar la partitura, no está el divismo del pianista al que se le ocurre hacer cosas raras. No hay nada afectado, es muy serio y concentrado en el compositor. Esa fue una influencia muy importante, porque aprendía de música, no de Arrau. Fue una relación fuerte de enseñanza, casi como si hubiera estado haciendo clases.

Cuando vino a Chile, en 1984, hizo una clase con tres pianistas jóvenes y fui seleccionado por la Universidad de Chile. Fue en lo que en esa época se llamaba Salón Filarmónico del Municipal, la actual Sala Arrau. Estaba lleno de gente, era un poco incómodo porque había hasta periodistas, pero ahí se reunió con nosotros: Felipe Browne, Luz Manríquez y yo. Ese día se establecieron cosas importantes para mí, que tenía unos 23 años. Habló de tocar desde la relajación y la tranquilidad, de eliminar la vanidad. Que el miedo que a veces tenemos los pianistas es pura vanidad, es miedo a que digan que tocas mal, que te dejen de querer, y que eliminar esa vanidad te deja libre para concentrarte. Nos habló de cómo cambia el sonido del piano si lo atacas con el brazo relajado o si estás apretado. Eran cosas que uno más o menos ya sabía, pero eran muy evidentes en él. Estuvimos un buen rato, dio varios consejos y después tocó en el teatro. Yo me acuerdo que lo único que quería era escucharlo alguna vez, pero él había dicho que no venía por ningún motivo mientras estuviera la dictadura. Vi todos sus conciertos, todo. Fue notable, notable.

Con el “Claro de luna”

Alexandros Jusakos será el encargado de retomar el Ciclo de Pianistas con cuatro sonatas de Beethoven, entre los opus 26 y 28, incluyendo la famosa “Claro de luna”. “Las cuatro que tocaré cierran el periodo temprano de Beethoven. La belleza y profundidad de la ‘Claro de luna’ la ha transformado en una de las más populares y será, por cierto, un desafío tocarla”, dijo Jusakos.

El concierto se realizará a las 19:40 horas del miércoles 26 en el Teatro U. de Chile (Providencia 043, Plaza Baquedano) y las entradas tienen un valor de $8.000, con descuentos para estudiantes, adultos mayores, funcionarios de la U. de Chile y otros.

Más información en CEAC.

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