¿Eres Fonasa o Isapre? De acuerdo a la Encuesta Casen del 2017, es mucho más probable que pertenezcas a la primera opción, y es que un 75,2 por ciento de los chilenos se encuentra afiliado al sistema público, mientras que solo un 15,7 se encuentra en el privado.
La reforma a las isapres de Sebastián Piñera aparece en el horizonte de ese 15,7 por ciento. ¿Y qué es lo que propone? Entre otras cosas, eliminar las carencias y preexistencias para que las personas, aun cuando tengan una enfermedad, puedan moverse libremente por las distintas instituciones dentro del sistema. También, la implementación de un plan básico, el cual contaría con un piso inicial de cobertura, pero que permitiría mejoras mediante la compra de beneficios complementarios, es decir, un pago adicional.
Ahora bien, ¿qué hay de la gran mayoría que se encuentra en Fonasa?
Para ellos, el Gobierno ha propuesto una nueva forma de ver al ente público, en la cual, este dejaría de ser un financiador del gasto de los hospitales para convertirse en un comprador de soluciones sanitarias para sus afiliados. En otras palabras, el Fondo Nacional de Salud tendría la potestad de crear planes “plus” que podrían ser adquiridos mediante una cotización adicional voluntaria de los usuarios.
Isapres solidarias
En el año 2010, el Tribunal Constitucional (TC) determinó que la Ley 18.933 de isapres contenía una Tabla de Factores de Riesgo discriminatoria contra los usuarios por edad y sexo. Pero, ¿a qué viene este antecedente tan repentino?
En esa época, el sistema privado tenía la potestad de discriminar a sus usuarios de acuerdo a las variables ya mencionadas. Sin embargo, el TC consideró que esto no iba de acuerdo a la posibilidad que las instituciones tienen de utilizar el siete por ciento obligatorio de las cotizaciones de las personas.
Tomás Lagomarsino, doctor y presidente de Fundación Equidad lo explicó de la siguiente manera.
“El 2010 el Tribunal Constitucional le dijo a las isapres que tenían dos opciones. Una, pueden seguir usando la cotización obligatoria de salud, pero deben incorporar el principio de solidaridad en su funcionamiento. Y dos, pueden ser seguros privados y por tanto discriminar por riesgo, pero no pueden ocupar el siete por ciento obligatorio”.
En la actualidad, la reforma a las isapres de Piñera acogería el principio de solidaridad mediante dos propuestas: la primera, consistiría en un plan básico que permitiría mejoras a través de la compra de beneficios complementarios, es decir, un pago adicional que elevaría la calidad de la red de prestadores y de las coberturas. Y la segunda trata del establecimiento de un fondo compensatorio interisapres, que permitiría redistribuir los recursos dependiendo del riesgo que cuenten los clientes de cada cartera.
Lagomarsino señaló que las instituciones privadas y el actual gobierno optaron por hacer entrega de una solidaridad a medias.
“Nosotros creímos que, lógicamente, eso (el fallo) apuntaba a crear un gran sistema unificado solidario. Pero este gobierno y las isapres decidieron entregar solidaridad solo al sistema privado, excluyendo a la gran mayoría de chilenos que está en Fonasa”.
Las isapres, desde entonces, funcionan como un ente que navega entre lo público y lo privado. Todavía perciben el siete por ciento de cotización obligatoria, pero ya no discriminan. Al menos no como antes.
Mediante un aporte adicional al siete por ciento de cotización, las personas afiliadas al sistema privado de previsión pueden acceder a un plan básico que es igual para todos. No obstante, existen múltiples beneficios complementarios que escapan a él. La reforma de Piñera permitiría ampliar dicho plan con un pago voluntario adicional.
Teniendo en cuenta esto, la discriminación continúa desde aquel fallo del TC. Si bien estamos hablando de un aporte voluntario, la previsión privada seguiría haciendo uso del siete por ciento obligatorio en un modelo que permite que quien pague más pueda acceder a más.
Para el médico cirujano y académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, Óscar Arteaga, esta ambivalencia del sistema privado representa una “anomalía” de nivel mundial.
“Cualquier sistema de seguridad social en salud supone romper el vínculo entre la capacidad económica y su riesgo de salud. Lo que ocurre en nuestro sistema es una anomalía a nivel internacional, porque a usted se le sube la prima en función de su riesgo. No es aceptable que sigan discriminando en base del riesgo individual de las personas. Si lo que ellos quieren es seguir estableciendo en base al riesgo individual, lo que corresponde es que salgan de la captación de la cotización obligatoria”.
La otra propuesta principal que estaría manejando el actual gobierno plantea el establecimiento fondo compensatorio interisapres que garantizaría la movilidad de los afiliados y sustentaría la existencia del ya mencionado plan básico.
“Este fondo es un arreglo entre las isapres. Una isapre, dada la eliminación de las preexistencias, tendría una población con un poco más de riesgo, por lo que el resto de las instituciones le pasan un monto de dinero para ajustar ese riesgo”, afirmó Tomás Lagomarsino, y agregó que “esto uno debe pensarlo críticamente porque obviamente las diferencias de las poblaciones bajo la cobertura privada no son tan altas. Un fondo de compensación de riesgo interisapre, prácticamente, es un saludo a la bandera”.
Fonasa “plus”: ¿La Isapre estatal?
“Homologar a Fonasa con las isapres, en cuanto a que las personas puedan cotizar una imposición superior al siete por ciento, con el objeto de obtener una mejor cobertura”. Esa es una de las premisas concluyentes de la Comisión de Acuerdo Nacional por una Salud Digna y Oportuna, que, desde mayo del 2018, debatió diversas propuestas en torno a la legislación de la salud en nuestro país.
Es decir, esta propuesta transformaría a Fonasa en un seguro real, público, que dejaría de ser un financiador del gasto de los hospitales para convertirse en un comprador de soluciones sanitarias.
Así, el sistema público podría comenzar a generar planes “plus” que otorgarían a sus afiliados la posibilidad de acceder a mejores coberturas ambulatorias y hospitalarias.
Tomás Lagomarsino de Fundación Equidad afirma que, efectivamente, estaríamos frente a una transformación radical del Fondo Nacional de Salud.
“En la práctica es una transformación a una isapre estatal, debido a que actualmente Fonasa tiene dos principios fundamentales. Uno es la solidaridad del sistema, es decir, todos contribuimos y recibimos prestaciones similares de acuerdo a nuestras necesidades. Y el otro, es que es un sistema garantista, porque a diferencia de las isapres, uno no firma un contrato con un plan de por medio en que se determine que prestaciones estarían incluidas o no dentro de su cobertura. En este sentido, lo que hace este ‘plus’ es ponerle fin a estos dos principios”.
Fundación Equidad, a través de redes sociales, ha difundido los potenciales perjuicios de las modificaciones anunciadas por Piñera
De acuerdo a las aspiraciones gubernamentales, el foco detrás de este cambio es dar paso a un Plan de Salud que sería financiado por el Estado, mientras que Fonasa gestionaría las cotizaciones con la potestad de elegir las compras de prestaciones para sus afiliados, por calidad y costo. Finalmente, se espera que dentro de un plazo entre 8 y 10 años, este plan permita a al fondo nacional equipararse a las isapres (luego de la reforma), generándose así un Plan Universal de Salud.
Lagomarsino concluyó que esta perspectiva, a pesar de verse tan lejana, “destruiría” a al sistema público.
“Al establecer un copago y un pago adicional voluntario se destruye el principio de la solidaridad porque ya no habría prestaciones similares para personas que tengan igual debilidad, sino que va a depender nuevamente de la capacidad de pago y de lo abultado del bolsillo de la persona que quiera hacerse de nuevas prestaciones”.
Ambos proyectos –reforma a la salud y Fonasa “plus”- si bien ya se encuentran bastante avanzados en términos de elaboración, finalmente fueron postergados para este 2019. La intención es que tanto su discusión y su implementación puedan ir de la mano para así dar pie al Plan Universal de Salud, el cual buscaría la complementación de los dos sistemas, y de paso, su competencia.