Dos sucesos ocurridos este fin de semana ponen a la gigante Monsanto y a su empresa dueña, Bayer, en el centro del debate respecto al uso de plaguicidas.
Este lunes, un jurado de California condenó a Monsanto a pagar una suma de 2 mil millones de dólares a una pareja que padece un cáncer atribuido al herbicida estrella de la multinacional estadounidense: el Roundup, un compuesto usado para la eliminación de plantas silvestres y cuyo componente principal es el glifosato.
Días antes de conocerse este histórico fallo, la empresa alemana Bayer –la misma que el año pasado compró a Monsanto pese las diversas acusaciones que acumulaba a nivel mundial- pidió disculpas a través de una carta, justamente por una lista que revelaba nombres de diversos políticos, periodistas y activistas internacionales investigados por Monsanto para conocer su opinión respecto al glifosato.
Pero, ¿cómo impacta este tema en Chile? Aquí son 36 los pesticidas permitidos por la ley los que contienen este químico que la Organización Mundial de la Salud ha calificado como “posiblemente cancerígeno”.
Esto, según explicó la coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas, María Elena Rozas, sucede porque las pruebas realizadas son en animales y no alcanzan para determinar un daño que, en la mayoría de los casos, es el mismo en los seres humanos.
“Aunque ya hay antecedentes suficientes de que el glifosato causa cáncer en humanos, el Servicio Agrícola y Ganadero, dependiente del Ministerio de Agricultura, lo tiene clasificado con etiqueta verde, es decir, como un producto que no ofrece peligro si es usado bajo los términos en que se vende”, explicó Rozas.
La legislación en Chile en cuanto al uso de plaguicidas señala, además, que existen 102 de ellos extremadamente tóxicos para los seres humanos; sin embargo, algunos de ellos y que contienen glifosato, quedan fuera por una diferenciación que existe entre efectos agudos y crónicos.
Pese a las advertencias, según la vocera de la organización Chile mejor sin TLC, Lucía Sepúlveda, la principal razón para que agricultores sigan usando este producto de alta demanda en Chile es porque les ahorra costos en la mano de obra.
“Si tú esparces glifosato se mueren todas las malezas, pero también queda afectada la salud del que está fumigando y mata toda la vegetación silvestre y todos los insectos benéficos. En Chile se usa tanto en cultivos convencionales como en semilleros transgénicos”, criticó Sepúlveda.
Justamente en los semilleros transgénicos, producto del uso de semillas del mismo nombre y que son fabricadas por Monsanto, las plantas serían resistentes a la múltiples aplicaciones de glifosato, lo que acrecentaría su uso indiscriminado.
Para Sepúlveda, algunos de los semilleros transgénicos más importantes del país se encontrarían en Arica, Buin y Paine.
Camila Navarro, vocera del Comité de Defensa de Paine, también conversó con Diario y Radio Universidad de Chile y valoró el fallo internacional contra Monsanto. Asimismo, explicó lo que se sabe del uso de este herbicida en su comunidad.
“Hemos pedido en reiteradas ocasiones estos documentos al Departamento de Salud, porque hay un registro de las personas que se intoxican con estos químicos, y solo nos aparece registros hasta el 2012 con una comunidad donde se produjo intoxicación. Sin embargo, no hemos podido generar datos concretos del uso del glifosato”.
Como “un negocio entre la vida y la muerte”, es justamente la valoración que Navarro hizo acerca de la compra de Monsanto por la farmacéutica Bayer en el 2018. Un error, según explicó también María Elena Rozas, debido a las casi 11 mil demandas que acumula Monsanto a nivel mundial por intoxicación y otros daños.
La carta publicada por Bayer, según Rozas, es una medida que nace a partir de la preocupación de los accionistas preocupados por la reputación de Monsanto, puesta al descubierto por diversas agrupaciones ambientalistas a nivel mundial.
Con esta, son tres los fallos contra Bayer por este asunto. En agosto del año pasado, un jurado de San Francisco le condenó a pagar 289 millones de dólares (rebajados luego a 89 millones) a un jardinero y en marzo otro jurado hizo lo mismo por 80 millones a un vecino de Sonoma, en California.