De un tiempo a esta parte, nos hemos acostumbrado a ver la presencia de científicos en la discusión pública. Ya antes de la pandemia se podía constatar su creciente participación en medios de comunicación.
Sin temor a equivocarnos, es probable que la doctora en Química y descubridora de la estructura de doble hélice del ADN, Rosalind Frankin, estuviera satisfecha por ello. Sobreponiéndose a la negativa inicial de su padre a que fuera científica, le respondió con una frase que refleja la necesidad de salir de la “torre de marfil” en la que se acostumbraba colocar a quienes participan de ese mundo en el que ella anhelaba ser parte: “La ciencia y la vida ni pueden ni deben estar separadas. Para mí la ciencia da una explicación parcial de la vida”.
De alguna forma, la irrupción del Covid19 ha venido a acelerar esta tendencia y, aunque las mujeres son todavía minoría tanto en producción como en divulgación, no han estado exentas del desafío de transmitir conocimientos y hallazgos científicos accesibles al ciudadano de a pie.
En el caso de Chile, la constatación se expresa también en los debates que lleva adelante el órgano constituyente. De esta forma, en días recientes, la Dra. Maisa Rojas, Directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 de la Universidad de Chile y experta Hay Mujeres, presentó ante el pleno el Informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Lo interesante de notar es que la misma persona que solicitó su presentación, la constituyente Cristina Dorador, es ella misma científica y ya había promovido previamente otro oficio, respaldado por más de 60 organizaciones y más de 1.300 personas vinculadas a la investigación científica, la conservación del medio ambiente, el desarrollo de las artes, las humanidades y otras área del saber, para impulsar la creación de una instancia al interior de la Convención Constituyente. Se trata de la comisión de “Conocimiento, ciencia y tecnología”. La solicitud se fundamentó en el deber del Estado de reconocer, garantizar y promover el ejercicio del derecho a conocer, a la creación y las ciencias, así como también la relación entre la producción de conocimiento y el desarrollo integral.
Casi en forma paralela, el pasado 27 de agosto, el Ministerio de Educación anunció que la Dra. Mónica Rubio es la nueva Premio Nacional de Ciencias Exactas 2021, destacando su importante aporte y descubrimientos en la formación de estrellas y el estudio de regiones moleculares. La Dra Rubio es astrónoma, doctora en astrofísica y técnicas espaciales en la Universidad de París VII, Francia, y preside la división H sobre “Medio Interestelar y Universo Local” de la Unión Astronómica Internacional (UAI). Al ser entrevistada, destaca la brecha de género que existe en distintas disciplinas: “Las mujeres somos pocas en ciencias. Afortunadamente, cada vez más las niñas y las jóvenes se están interesando en seguir carreras científicas”, afirmó en un capítulo del programa de radio “Tu Nuevo ADN”. La galardonada menciona también que el balance entre hombres y mujeres en el Premio Nacional de Ciencias Exactas debe equipararse.
En la semana siguiente, la Dra. Cecilia Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias Naturales 2006 y Presidenta de la Academia Chilena de Ciencias señala en el diario La Tercera que “el apoyo del Estado a la ciencia ha sido vergonzoso para un país que aspira al desarrollo”. Añade que “la gente se ha dado cuenta de lo importante que es tener científicos en el país que entiendan qué es un virus, cómo se transmite, cómo se secuencia su material, cómo ver si hay mutaciones”.
Se invierte solo 0,2 % del PIB en ciencia, tecnología e innovación, cifra recientemente entregada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, mientras el promedio de los miembros de la OCDE es 0,56%.
En los próximos días, la bioquímica espera reunirse con la presidenta de la Convención Constituyente, Elisa Loncón, para entregar una propuesta acerca del carácter de derecho universal que debiera tener la ciencia en la Carta Magna en proceso de elaboración.
Si partimos del supuesto de que el debate público causa un efecto positivo (y hasta pedagógico) en la ciudadanía, el hecho de que las mujeres se encuentren liderando en las últimas semanas aspectos relativos al papel de la ciencia en los destinos del país no es solo un avance. Es un indicador de las transformaciones profundas que estamos viviendo.
Rocío Mayol Troncoso
Psicóloga
Doctora en Ciencias Biomédicas
Fundadora de @Cientificamente_Mujeres