Ad portas de la primera vuelta presidencial y los múltiples desafíos que tendrá que abordar la próxima administración, el economista y ex director de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, Osvaldo Rosales, analizó en conversación con el programa Política en Vivo las proyecciones para el país en materia económica y el panorama político que, de cara a la primera vuelta, ha generado fisuras en el oficialismo.
Esto, luego que el presidenciable de Chile Podemos Más, Sebastián Sichel, le pidiera libertad de acción a los partidos para apoyar al candidato que estimen conveniente, tras desmarques de parlamentarios de la UDI en favor de la carta del Partido Republicano, José Antonio Kast.
Rosales dijo que “cuando él (Sichel) comenzó a hablar me acordé de Longueira cuando se bajó, me acordé de Golborne cuando lo bajaron y aquí la duda es si se bajó o lo bajaron. No quisiera ser mal pensado, pero en una de esas la caja durante octubre le empezó mostrar que no estaba sonando mucho el ‘tilín tilín’ de las monedas y a lo mejor se dio cuenta de que los grandes de este fundo están colocando sus fichas en otra candidatura” y agregó que “él tiene grandes empresarios que lo apoyan y, por supuesto, ellos están enterados de estos vaivenes”.
Además, expresó que “hay que ver lo que está pasando con la distribución de dividendos en las grandes empresas, que es bastante atípica y que es uno de los elementos que, de paso, está presionando al alza el tipo de cambio porque obviamente esos dividendos conducen a que la gente se guarezca en el dólar o lisa y llanamente se vaya a las Islas Vírgenes Británicas”.
En ese sentido, consultado sobre si esta distribución de dividendos tiene un impacto sobre la inflación, el economista señaló que “efectivamente hay un tema inflacionario ad portas que si uno lo mira en el cortísimo plazo no es tan relevante. La inflación acumulada en 12 meses en el caso chileno está en torno a 5%, 5,5% que es casi la que tiene Estados Unidos, un poco más que lo que tiene el Reino Unido, Canadá, en fin. Hay un fenómeno inflacionario global que tiene que ver con las políticas monetarias y fiscales expansivas en todo el mundo que tenía la capacidad de utilizar ese espacio fiscal”.
“En segundo lugar- que lo señaló incluso José de Gregorio- el componente externo de la inflación es más importante que el interno y eso tiene que ver con las secuelas de la pandemia. Pensemos que en el año anterior los servicios en general se vieron fuertemente bloqueados por el confinamiento, el distanciamiento y, por lo tanto, lo que fue aerolíneas, turismo, hotel, restaurantes, cafés, peluquerías, dejó de funcionar y, en esos momentos, los gobiernos de EE.UU, Europa y de países en desarrollo que tenían ese espacio fiscal utilizaron recursos para apoyar a las familias con sumas millonarias y por su puesto la demanda no tenía espacio para irse a servicios, sino que se fue a bienes industriales. Por lo tanto, hemos tenido un boom de demanda mundial en electrodomésticos y vehículos”, afirmó.
Asimismo, el académico apuntó a otros factores externos que inciden directamente en la inflación, tales como la paralización de los puertos por brotes de Covid, la escasez de chips para la producción de automóviles, el alza en el precio del petróleo y el aumento en la demanda del carbón en China, por lo que destacó la importancia de “poner más énfasis en controlar los aspectos domésticos”.
En ese sentido, sostuvo que “los retiros más el IFE han generado un colapso de demanda que es bastante histórico y que vale la pena tener en consideración para entender de qué estamos hablando”.
Rosales señaló que “el consumo privado, que en 2020 cayó 7,5%, este año está creciendo 20%. Ese crecimiento es gigantesco, con suerte el consumo crece un par de puntos por encima del PIB, pero que lo duplique es excepcional y en el caso del consumo de bienes durables está creciendo este año en un 55%. Entonces, eso evidentemente genera una presión inflacionaria. Hoy no es un tema tan delicado, pero hay que frenarlo”.
El profesional enfatizó en que “es urgentísimo la unidad de la centroizquierda para asegurar una mayoría social, política y parlamentaria que permita abordar un escenario particularmente complejo en lo económico”.
Por otra parte, Rosales abordó los resultados de la última encuesta del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, que registró una caída en la tasa de desempleo al 7,8%, lo que si bien muestra un repunte del mercado laboral, aún se observa una gran cantidad de inactivos, que pese a la disminución de las restricciones en movilidad sigue sin buscar empleo. De hecho, hay un 12,6% de inactivos sin deseos de trabajar que declara que habría buscado empleo si no recibiera el IFE.
Para explicar este fenómeno el economista comentó que “el desempleo y la actividad forzosa está aumentando no por una razón económica, sino por la razón sanitaria, que inducía el shock económico posterior y, por lo tanto, en la medida que se reduzca el confinamiento y avance el proceso de vacunación era natural que se recuperase la actividad económica y, por ende, se recuperase el empleo”.
Sin embargo, expresó que “esa recuperación aún es parcial” y que los puntos de preocupación se concentran en gran parte de esos puestos de trabajo recuperados no son de buena calidad, conduciendo a la informalidad y precarización laboral, y la inactividad de aquellos que perciben ayudas sociales por razón de los bajos salarios.
También advirtió sobre los peligros de caer en una estanflación mediante la combinación de políticas públicas que reduzcan drásticamente el gasto fiscal considerado en la actual ley de Presupuestos, el aumento de la tasa de interés e inflación externa.
Rosales apuntó que la tarea del próximo gobierno es “tratar de concordar con el Banco Central un trato menos traumático de esta inflación que nos va a acompañar un par de años y reducir el gasto fiscal, reducir el IFE, pero generando el espacio para atender a las personas más vulnerables, programas de empleo y capacitación para jóvenes y mujeres de manera que ese segmento laboral que aún está rezagado pueda mejorar su situación”.
Además, planteó en la necesidad de, en el intertanto, jugársela por una reforma tributaria progresiva que eleve la carga tributaria en 5 a 7 puntos del producto y que, al mismo tiempo, haya un conjunto de medidas anti evasión y elusión, desestimando que estas iniciativas puedan afectar la capacidad de inversión debido a la baja deuda pública que posee el país.
De modo que entre los desafíos que deberá asumir el próximo gobierno está la capacidad de establecer un plan fiscal que sea creíble a nivel internacional, reformular el presupuesto, aumentar la inversión pública y diseñar nuevos proyectos en términos de exportación e infraestructura.