La escritora Diamela Eltit analiza con lucidez las elecciones presidenciales de este domingo. Dice que aún existe mucha indeterminación y que es difícil adelantar cualquier resultado. No obstante, la autora, Premio Nacional de Literatura 2018 y Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2021, se manifiesta esperanzada respecto de la postulación de Gabriel Boric.
Según comenta, el candidato de Apruebo Dignidad pasará a segunda vuelta y deberá enfrentar al líder de Republicanos, José Antonio Kast. Pero la autora no se intimida con ese escenario. Afirma que los jóvenes terminarán dando el ejemplo y que es imposible pensar en el discurso distópico de la extrema derecha.
“Si Boric y Kast pasan a segunda vuelta, va a ganar Boric. Los jóvenes se van a poner las pilas. No pueden permanecer indiferentes a una situación que los afecta gravemente”, comenta la escritora.
¿Cómo observa el desarrollo de estas elecciones presidenciales?
A tan pocos días de la elección, creo que es muy poco frecuente esta indeterminación en el sentido de que siempre ha sido bastante claro quienes pasarían a segunda vuelta y, hasta un punto muy alto, Boric es una de las opciones. Sin embargo, la segunda opción es más difícil de presagiar, más allá de que pensemos en un nombre u otro, pero me arriesgo pensando que pasará Kast a segunda vuelta. Es un riesgo que tomo, porque comparto zonas de incertidumbre y, en ese sentido, sería insólito. Kast tiene posiciones tan adversas, cuestiones relacionadas con el reconocimiento de las identidades, de la familia o ciertas libertades especialmente en términos de decisiones de vida, su posición extrema en términos de controles. Lo que se llama el autoritarismo. Ese control es de tipo militaroide. Es un neoliberal extremo y con ese deseo utópico muy singular de retroceder enteramente el mundo, prácticamente a finales del siglo XIX y establecer como lo único legítimo el matrimonio, la heterosexualidad, la maternidad. Es decir, la mujer como reproductora y afectar la diversidad sexual como un sentido de desprecio y menosprecio. Él plantea una reversión utópica, porque es hacia atrás.
Esta indeterminación, ¿tiene que ver con la falta de épica existente en los discursos?
Efectivamente, en la primera candidatura estaba la emergencia por salir de la dictadura. Lo que movilizó ese voto no sólo era el candidato, sino que era terminar con un estado de cosas. Esa fue la épica. De ahí en adelante empezó un lento retroceso que se fue profundizando hasta tener una participación electoral insuficiente. Esa pregunta hay que hacérsela, en primer término, al espectro político. También hay que hacerla a la dominación tradicional de la derecha que, en cierto modo cultural, intervino, de manera muy fuerte, en términos educativos, dejando de lado cuestiones formativas de la conformación de ciudadanos y promoviendo lo que se puede llamar la despolitización o no participación. Ese es un proceso largo que se viene inoculando y su raíz está en la cuestión educacional.
Ahora, venimos de un estallido social que duró meses, ¿por qué cree que el discurso de la extrema derecha, en este contexto de presidenciales, tiene posibilidades de pasar a una segunda vuelta?
De nuevo: hay una dominación de larga data, de 200 años con estrategias muy definidas frente a cambios sociales. La posición emancipadora de Allende provocó un Golpe de Estado y tenemos que pensar que todo lo demás está bajo vigilancia. El gobierno de Allende se desmarcó y, por lo tanto, provocó un no de las fuerzas tradicionales aliadas a otras fuerzas de la misma perspectiva de otros países. Pero siempre ha habido un control. ¿Qué es lo que pasa ahora? Efectivamente, hubo un estallido. La palabra es correcta. Ese estallido múltiple, donde convergieron distintos espacios, distintos sitios, sujetos, el sujeto politizado, el sujeto que va al saqueo (…). El estallido, que fue tremendo, importante e ineludible, hoy es visto como delincuencia. Esa fue la operación. Hacer un viaje desde un estallido que conmocionó, que hizo repensar discursos y que, prácticamente en un año o dos años, se transformó sólo en delincuencia. Entonces, la épica de ese tiempo de las mujeres, de los sectores organizados, de NO+AFP, todo eso se sintetizó en saqueos y destrucción. Eso es lo que la derecha inoculó en la población mediante discursos efectistas, pidiendo un orden maníaco que no existe en ninguna parte. Ese orden maníaco y jerárquico sólo existe en las estructuras militares. Eso explica esta situación.
Pero este fenómeno no sólo se está dando en Chile…
Brasil estaba con problemas, especialmente, ligados a una corrupción que había impedido la promoción social. La corrupción era muy alta y no sólo en Brasil, sino a través de Petrobras en toda Latinoamérica. Entonces, puedes ver que había un hastío en esa población. Pero aquí la corrupción, de manera más clara, la porta el Presidente de la República. ¿Dónde está la corrupción en Chile? En la Presidencia de la República. Eso sí que es curioso y, que estando allí, su centro periferia obvie eso y lo digo por Sichel y Kast. Sichel como promotor de una desigualdad escondida y Kast en donde prima el miedo. Hace dos años que estamos en una situación de miedo a la muerte por la gripe. Estamos sometidos al miedo. Nuestros ánimos están alterados. La comunidad ha sido separada. Entonces, él se sube a esa situación psíquica y emocional para incentivar a través del miedo en donde lo que tienes no es sólo la muerte, sino la muerte de tus objetos. Eso ha sido muy favorable para esa situación de miedo, contagio y muerte.
Frente a ello, ¿cuál es el desafío que se instala para la izquierda en general?
No lo sé, pero tenemos preguntas pendientes. Ya sabemos con claridad meridiana lo que pasa en Venezuela, lo que ha motivado la fuga de más o menos 5 millones de personas del país. Por lo tanto, la migración en general ha ocupado un lugar de asombro y ha generado un nuevo paisaje humano. Eso también ha sido muy manejado por la derecha y está pasando en todo el mundo. No es una situación que nos afecte en particular a los chilenos. Pero, la pregunta es por qué Honduras. ¿Por qué salen? ¿Quién sabe exactamente lo que pasa en Honduras o en El Salvador? Entonces, en la medida que no esté clarificado por qué regímenes que no son tachados de dictaduras también tienen una salida masiva de sus habitantes, tendremos una visión medio sesgada de las migraciones y también un poco manipulada. Por supuesto Venezuela es un caso insólito que tiene, hace varios años, dos presidentes: Guaidó, que cumple funciones en el exterior, que lo reciben en Francia y Estados Unidos con honores de Jefe de Estado; y después vuelve donde hay otro presidente. Esta es una cosa paródica, donde la democracia queda caricaturizada y, por otro lado, están las represiones, las prisiones. Entonces, también tenemos que resignificar la palabra dictadura o ampliarla. Quizás hay que resignificarla, entendiendo que son un deterioro democrático considerable, pero también paródico.
Eso bien podría explicarse por la precariedad de la vida en general y la profunda crisis del capitalismo…
Desde luego. Es indudable. El neoliberalismo considera la desigualdad como una parte del proyecto. Ahora, hay desigualdades y desigualdades. La chilena es una de las más grandes por la intensidad del proyecto. Una cosa es la pobreza y otra cosa es la desigualdad. En el pasado, la clase obrera fue determinante en sus estéticas, en su creatividad, en sus espacios, generando comunidades y una manera de habitar el mundo. Hoy el referente es la burguesía, porque hay que pensar que el neoliberalismo objetualiza la vida. Objeto y sujeto valen lo mismo. Y, mientras más objeto, más vale el sujeto. Eso va a generar, automáticamente, desigualdades. Por otro lado, ¿en qué se sustenta el neoliberalismo? Se sostiene en los intereses. Como dijo Moulian, genera sujetos “Credicard” y ese es el sujeto que circula. Y no es que compres un objeto: compras una deuda y esa deuda se verifica en intereses. Eso sostiene el sistema y, por lo tanto, tienes una condición de esclavismo, porque es el cuerpo el que queda totalmente capturado por las instituciones en el sentido de que si no pagas la deuda, no puedes circular. Todo eso va a confluir en situaciones de angustia y agobio. Creo que eso está en todos los países, pero no todos los países tienen los niveles de desigualdad que tiene Chile.
Hasta ahora, ¿cómo ve el trabajo que ha desarrollado la Convención Constitucional?
La Convención es muy interesante. La gente que está ahí está muy habilitada, sacando a Rojas Vade, un impostor asombroso y muy negativo. Pero todas las fuerzas están en contra y no pueden hacer mucho, porque no tienen la mayoría. Entonces, los constituyentes tienen que mantenerse cuidadosamente en sus lugares, porque están en la mira con el fin de generar un desprestigio de una magnitud enorme.
Y, para cerrar, ¿cuáles son sus expectativas para este domingo?
Si Boric y Kast pasan a segunda vuelta, va a ganar Boric. Los jóvenes se van a poner las pilas. No pueden permanecer indiferentes a una situación que los afecta gravemente. Ahora, otro punto es cómo Boric lleva adelante su proyecto en el sentido de que hay muchos elementos complicados: un estallido que no ha terminado de encausarse, fuerzas políticas diversas y la derecha intransigente. Es difícil, pero apostemos a que tenga una línea bien clara y las enfrente de manera interesante con una gran política social que es lo que hace falta.