Una oportunidad para consolidar el INDH

  • 13-07-2022

Aunque siempre es justa y necesaria la evaluación del desempeño de los individuos en cargos públicos, la renuncia de Sergio Micco al Instituto Nacional de Derechos Humanos debería ser también una oportunidad para discernir cuáles de los problemas de la institución son atribuibles a esta gestión, y cuáles a asuntos más estructurales. En esta hora, tanto detractores como partidarios del director saliente coincidían en que el organismo estaba en crisis, por lo que este nuevo escenario debe ser también visto y aprovechado como una oportunidad.

Como se sabe, durante su gestión Micco fue perdiendo el apoyo de la mayoría de los organismos que son referencia en la materia en Chile. Las violaciones a los derechos humanos ocurridas después del estallido social supusieron la ruptura definitiva: en general desde ese mundo se estimó que el INDH era condescendiente con el gobierno de Sebastián Piñera y débil en la defensa de las víctimas. Esto además agudizó las tensiones internas, puesto que a problemas de arrastre se agregó que la pulsión de los equipos no coincidía con la mirada del director. Pudo seguir a cargo de la institución, pero sin el piso de legitimidad requerido.

Y como a veces las carambolas de la política son muy contradictorias, fue la candidatura de José Antonio Kast la que aprovechó las circunstancias para prometer el cierre del organismo si llegaba a La Moneda. Aunque luego se retractó, este hecho y los ocurridos en el país desde octubre de 2019 nos recuerdan que la defensa de los derechos humanos es una tarea permanente, que no hay que dar por definitivamente ganada ninguna conquista y que aún, en el siglo XXI, hay quienes desdeñan este tema o lo asocian a un cierto sector político.

En ese contexto, un INDH fortalecido se hace más necesario que nunca. Especialmente porque, aunque es un organismo público, su tarea es enfrentar faltas que necesariamente han de ser cometidas por agentes del Estado, por lo que su existencia debe dar reales garantías a la población. Así como a la dirección de Micco se le criticó por condescendiente con el gobierno anterior, independientemente de si se esté de acuerdo con esa crítica o no, a la que sea elegida ahora se le deberá redoblar la exigencia en relación a las actuales autoridades. Solo de ese modo el Instituto podrá despegar y ser un frontón sólido frente a las vulneraciones de distinto tipo que se cometen recurrentemente en nuestro país, como lo avalan los informes anuales de distintos y prestigiosos organismos.

Todo esto porque junto a la defensa de las víctimas, es tarea pendiente aún el cambio cultural y educacional. Y entre las funciones del INDH está también “difundir el conocimiento de los derechos humanos, favorecer su enseñanza en todos los niveles educacionales incluida la formación impartida en las Fuerzas Armadas, realizar investigaciones, hacer publicaciones, otorgar premios y propender a fomentar una cultura de respeto de los derechos humanos en el país”.

La consolidación del INDH está vinculado, en buena medida, con la de un consenso en torno a los derechos humanos en el país. La institución habrá ocupado su lugar definitivamente más estable el día en que los vaivenes de la coyuntura y de las correlaciones de poder de turno no pongan en cuestión su rol y su importancia.

Foto: Agencia Aton.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Presione Escape para Salir o haga clic en la X