Varias explosiones submarinas hicieron añicos grandes trechos de los recién construidos oleoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 que unen Rusia y Alemania a través del Mar Báltico en septiembre de 2022. Las detonaciones ocurrieron en zonas económicas de Suecia y Dinamarca y, aunque ambos gobiernos declararon que ellas fueron deliberadas, ocho meses más tarde aún no han podido determinar quiénes fueron los responsables. A las supuestas investigaciones que habrían llevado adelante ambos países se sumó Alemania, la nación más perjudicada, cuyo gobierno también declaró que estaba investigando… pero hasta ahora todo sigue en una nebulosa.
Según el Washington Post, la información que tenía la CIA en su poder era que un equipo de seis comandos de las fuerzas especiales de Ucrania tenía la misión de sabotear el gasoducto Nord Stream, que va de Rusia a Alemania. cita información de inteligencia estadounidense supuestamente filtrada a principios de este año por un técnico informático de la Guardia Nacional Aérea de Estados Unidos, quien tenía acceso a material altamente secreto.
Según detalló el medio estadounidense, los documentos indicaban que un organismo de inteligencia europeo no identificado se comunicó con la CIA -en junio de 2022- para informarle que buzos militares ucranianos planeaban atacar la red de oleoductos, cuando se cumplían cuatro meses del conflicto en Ucrania. Los oleoductos submarinos Nord Stream 1 y 2 que llevaban gas natural desde Rusia a Alemania, fueron hechos explotar, provocando una situación de emergencia en toda la región, ya que cortó un suministro de energía crucial para Europa justo cuando la guerra había disparado el precio del petróleo, privando a Rusia de potenciales ganancias por miles de millones de dólares.
De acuerdo a la información recopilada, el ejército ucraniano había planificado el ataque encubierto a la red submarina de los rusos utilizando un pequeño equipo de buzos infiltrados que reportaban directamente al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas. Los detalles sobre el plan, que no se han informado previamente, fueron recopilados por un servicio de inteligencia europeo y compartidos con la CIA hace un año y hasta la fecha brindan algunas de las pruebas más específicas que vinculan al gobierno de Ucrania con el ataque en el mar Báltico. Algo que los propios funcionarios estadounidenses y occidentales han calificado como un acto descarado y peligroso de sabotaje que daña no sólo a Rusia, sino a toda la infraestructura energética de Europa.
El informe del diario se basa en información de investigadores alemanes según la cual un equipo de seis personas con pasaportes falsos tomó un velero en el puerto alemán de Rostock en septiembre para realizar la operación. El navío fue alquilado por lo que parece ser una empresa de fachada. Según medios alemanes, los metadatos de los correos electrónicos utilizados para alquilar el navío los vincula con Ucrania y el presidente de la compañía de fachada reside también en Kiev.
Pero este miércoles 7 de junio, Moscú acusó también a saboteadores ucranianos enviados por Kiev de haber hecho explotar un tramo del gaseoducto de amoniaco -el principal de su tipo en el mundo- que une la ciudad rusa de Togliatti con Odesa, en el sur de Ucrania, denunciando un “acto terrorista” que dejó varios civiles heridos. A eso se agrega la destrucción de la presa de Kajovka, que ha anegado miles de hectáreas y ha obligado a evacuar a miles de personas en el sureste de Ucrania, y que se abre como un nuevo frente de conflicto apenas un día después de aquel suceso.
No obstante, casi paradojalmente, el suministro ruso de crudo de los Urales hacia Europa va a aumentar un 16% respecto al mes anterior (mayo), ya que las refinerías de la Unión Europea quieren asegurarse más petróleo ante el temor de interrupciones por los momentos de crisis que se viven debido a la rotura de la presa de Kajovka.