Al comparar el promedio de hielo marítimo entre 1981 y 2010 con el que había el mes pasado, los científicos comprobaron que la Antártica perdió 2,6 millones de kilómetros cuadrados. Es decir, este julio una masa helada en el mar del tamaño de toda Argentina dejó de existir.
Los especialistas estiman que el cambio climático -con el mes de julio más caluroso jamás registrado- está detrás de este nuevo récord, advirtió Greenpeace Chile.
Desde hace 45 años, los científicos monitorean el ciclo natural del hielo en este continente que ocupa el extremo más austral de nuestro planeta. Así determinaron que el comportamiento esperable es que el hielo marino se retraiga durante el verano (hacia fines de febrero) y vuelva a acumularse durante el invierno.
Pero este año el invierno llegó y eso no ocurrió. El hielo marino no ha regresado a ningún lugar cercano a los niveles esperados. De hecho, se encuentra en los niveles más bajos para esta época del año desde que comenzaron los registros.
Respecto del año pasado -que ya había sido bajo por demás-, no se recompusieron 1,6 millones de kilómetros cuadrados de hielo, según datos del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC, por sus siglas en inglés).
Como explica el ambientólogo Diego Werner desde su cuenta en Twitter, si bien “se espera que el hielo disminuya con los años a un ritmo gradual (como viene haciendo), pero este año ese ritmo se aceleró muchísimo”.
El climatólogo Leandro Díaz reflexiona también desde su cuenta de Twitter: “¿Es todo por culpa del cambio climático? El calentamiento global y en las regiones polares del Hemisferio Sur contribuyen a menos hielo. Sin embargo, otra parte asociada a la variabilidad de la circulación atmosférica contribuye a este año particularmente muy anómalo”.
Y añade: “Tenemos el gran desafío de comprender mejor qué es lo que está pasando en una región clave para saber lo que pueda suceder con el clima global y del Hemisferio Sur en las próximas décadas”.
Lo que es innegable es que esta baja en el hielo marino antártico muestra a las claras que “el juego ha cambiado”, como dijo Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado Boulder, al ser consultado por CNN. “Algo importante en una gran parte del planeta de repente se está comportando de manera diferente a lo que vimos en los últimos 45 años”.
La situación de la Antártida es delicada. Además de lo que ocurre con los hielos marinos, lo cierto es que algunas de las partes del continente se estaban calentando más rápido que en cualquier otro lugar del planeta. Así lo comprobó el equipo de Greenpeace en el viaje que realizó a bordo del Arctic Sunrise a principios de 2022.
Asimismo, la expedición fue un llamado de advertencia para resguardar el casquete polar de la Antártida, que está perdiendo masa tres veces más rápido ahora que en la década de 1990 y que contribuye al aumento global del nivel del mar.
Los hielos marinos en la Antártida no se han visto tan afectados por el calentamiento global como los del Ártico, que sí tienen una trayectoria descendente constante a medida que se acelera la crisis climática.
Sin embargo, desde 2016, los científicos han comenzado a observar una fuerte tendencia a la baja en los hielos marinos antárticos. “Algo radical ha cambiado en los últimos dos años”, resalta Scambos. Como él, muchos especialistas ya no descartan que el cambio climático sea un factor importante para la desaparición del hielo.
Otros de los factores que inciden en la pérdida de hielo marino son la fuerza de los vientos del oeste alrededor de la Antártida y las temperaturas oceánicas más cálidas al norte del límite del océano Antártico que se mezclan con el agua que normalmente está algo aislada del resto de los océanos del mundo.
Por todo esto, señala Scambos, “Es más probable que no veamos que el sistema antártico se recupere como lo hizo, digamos, hace 15 años, durante un período muy largo en el futuro, y posiblemente nunca”.