“El sexismo en la educación es un mecanismo súper efectivo para mantener las cosas tal como están”, afirmó la directora de Igualdad de Género de la Universidad de Chile y exministra, Carmen Andrade, a propósito del fallo del Tribunal Constitucional que rechazó el requerimiento de 54 diputados de derecha en oposición a la Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres.
En entrevista con Radio y Diario Universidad de Chile, la autoridad de la Casa de Bello, afirmó que la acción contra el art. 12 de esta normativa, que consagra la educación no sexista, responde a que en nuestra sociedad hay grupos de personas que “en el fondo de sus convicciones no les molesta este sistema” y “están de acuerdo con mantener el statu quo en materia de relaciones de género“.
“Yo creo que es una visión súper conservadora, que no quiere transformar las relaciones de desigualdad de género y que, por lo tanto, ve en la actual manera que se educa un mecanismo que es efectivo porque reproduce las relaciones de desigualdad”, añadió.
En ese sentido Andrade, explicó que el sexismo en el sistema educativo consiste en una forma de discriminación en contra de las mujeres y de las diversidades sexo genéricas sobrevalorando las figuras masculinas.
“Lo más peligroso que tiene el sexismo es que esto está presente en las prácticas educativas, en el lenguaje, en los textos escolares, en lo que ocurre al interior del aula y se hace de manera acrítica”, agregó.
Y entregó ejemplos. “Los profesores y las profesoras estimulan más la participación de los niños que de las niñas y les dan más la palabra. Cuando se está hablando de historia y de personajes históricos se destacan mucho más las masculinas que las figuras femeninas, también para hacer ejercicios siempre ponen a las mujeres en roles asociados con el cuidado y a los hombres en roles políticos”.
Por tanto, según la experta en género “las mujeres y los hombres nos formamos desde el jardín infantil hasta la universidad en un sistema donde finalmente se normaliza y se legitima las desigualdades de género (…) y esto se complementa con lo que las personas viven en la familia y con lo que transmiten los medios de comunicación”.
Sin embargo, la aprobación de la Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres en el Congreso el pasado 06 de marzo y el triunfo de la educación no sexista en el Tribunal Constitucional para la socióloga significan grandes avances, especialmente, porque es una normativa que llevaba siete años de discusión, desde el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
“Quiero valorar esta normativa porque es una ley integral que aborda los distintos tipos de violencia, que era algo que esperábamos, sí que primero creo que el instrumento general de la ley va a significar un avance en la erradicación de la violencia y en particular en materia de educación”, aseguró.
Y agregó que esto significa que comienza un largo camino por recorrer. “Primero, hay que revisar los currículos de formación de los y las profesoras, o sea, hay que mirar la formación docente y transformarla de manera que estén preparados para desarrollar e impulsar, la educación no sexista. En la misma línea, hay que modificar los textos escolares, los currículums, es decir, los contenidos de la educación. Hay que también hacer mucho esfuerzo en los colegios y sensibilizar, formar, capacitar a las comunidades educativas, a los estudiantes, a los profesores, a los propios apoderados y apoderadas”.
¿Cuál es el derecho preferente de los padres y madres de educar a sus hijos?
Uno de los principales argumentos de organizaciones y de parlamentarios de oposición para apoyar el requerimiento ante el Tribunal Constitucional era que las disposiciones contenidas en la normativa atentaban contra el derecho preferente de los padres a elegir la educación de sus hijos e hijas, así lo presentaron en la audiencia pública que se llevo a cabo el pasado el 26 de marzo.
No obstante, la también ex directora del Servicio Nacional de la Mujer de Chile, señaló sobre estos planteamientos que “los niños tienen también derecho a educarse en ambientes libres de discriminación y de violencia, tanto para que no las ejerzan en contra de ellos, como para que ellos no lo hace ejerzan en contra de otras personas. Entonces, está bien, se respeta el derecho de los padres siempre y cuando a su vez se cumplan valores y normas que son acuerdos generales de la sociedad”.
Y recalcó que “así como la educación ha sido un mecanismo de reproducción de las desigualdades también, puede ser un mecanismo para exactamente lo contrario, para construir sociedades más democráticas y más justas, dice una académica mexicana”.