La fotografía de ambos años no refleja diferencias significativas, es decir, es prácticamente se mantiene el mismo escenario. En cifras, ¿qué significa esto? Que un 44 por ciento de la población chilena es analfabeta funcional de textos, es decir, no entiende lo que lee, un 42 por ciento no comprende los documentos que revisa y un 51 por cierto no es capaz de realizar operaciones matemáticas básicas.
Esto no sólo incluye a quienes tienen enseñanza básica o básica y media, también contempla a profesionales universitarios. El director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, David Bravo, comparó nuestros resultados con los de otros países evaluados anteriormente y la situación en altamente preocupante.
En este sentido, el académico de nuestra casa de estudios explicó que “las personas que están en el 5% superior en Chile, en el nivel de competencia, que generalmente son personas que tienen la mejor educación, que han estudiado más, con educación superior, no es sino una persona promedio si es que esta persona estuviera en Suecia. Eso es lo que nos mostró el estudio del año 98. Nosotros miramos ahora qué había ocurrido el 2013 y tenemos exactamente el mismo cuadro, es muy preocupante. Aquí, claro, en el país de los ciegos, se nota menos, pero las diferencias son generalizadas”, advierte.
El director del Centro indicó que hay que revisar cuáles son los fallos que hemos tenido en política pública para evitar cometer los mismos errores y llegar, con las mismas cifras, a 15 años más, ya que, la falta de comprensión afecta directamente la productividad del empleo y, por ende, es un real “cuello de botella para alcanzar el desarrollo”.
El ministro del Trabajo y Previsión Social, Juan Carlos Jobet, se refirió a estas cifras, y reconoció que, pese a los avances que ha tenido Chile en diversos aspectos, esto es un tema pendiente.
Por esto, el secretario de estado detalló que “los resultados de este estudio son algo que requiere atención, desde el año 98 hasta esta fecha lo que vemos es que no hemos avanzado mucho en términos de las competencias básicas de nuestra fuerza laboral. Tenemos conciencia de que hay un área en el cual trabajar, estamos haciendo los esfuerzos como gobierno, es un tema de larga data y que tenemos que abordar de manera responsable y por eso la propuesta que vamos a hacer al país en términos del sistema de capacitación. En la medida en que vayamos teniendo trabajadores más capacitados, con más habilidades, obviamente las condiciones de la economía van a ser más positivas”.
Sin embargo, el impacto de estas cifras no se centran sólo en el desarrollo económico y productivo, sino que abarcan muchas otras áreas del diario vivir de los chilenos e incluso impactan directamente el desarrollo de la vida pública. Así lo indicó el Director de la escuela de Economía y Negocios (FEN) de nuestra casa de estudios, Oscar Landerretche.
En esa línea, el académico de Escuela de Negocios de nuestra universidad precisó que “si es complicado que tengamos que más de un 50% de la población no entiende lo que lee, ¿cómo será para efectos del desarrollo productivo, para efectos de avanzar hacia sectores productivos que saquen a nuestro país de la periferia tecnológica, para desarrollar nuestra democracia, nuestra política, nuestra cultura, nuestra sociedad, el hecho de que la mitad de las personas no entiendan lo que leen? Eso significa que nos estamos hablando y no nos estamos entendiendo, eso es lo que significa, eso es lo que está diciendo esto, no es un problema para una empresa, también es un problema para un sistema político”.
El economista indicó que entre los factores que podrían haber generado estas negras cifras está el que se entienda el desarrollo de los trabajadores adultos como capacitación simplemente y se desligue del concepto de Educación, separándolo incluso de ministerios, a diferencia de cómo operan los países desarrollados.
Además indicó que hay un problema sobre cómo enganchar la enseñanza formal, la educación técnica y técnica superior, con el aprendizaje permanente de los trabajadores, creando un “sistema de educación politécnico integrado”. También apuntó a la inexistencia de medios públicos enfocados a educar a la población. Finalmente, afirmó que se requiere crear una política de alfabetización funcional adulta, es decir, dejar de entender que con aprobar los cursos es suficiente, invirtiendo de forma activa en mejorar este déficit.