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Historiadores llaman a rescatar la vida de los sectores postergados en el Bicentenario

Francisco Mardones

  Lunes 13 de septiembre 2010 10:30 hrs. 
Radio-Uchile

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Esta semana se conmemorarán los 200 años de vida republicana de nuestro país con la gran fiesta del Bicentenario, que para muchos es una muestra de la gloriosa historia de Chile, mientras que para algunos no es más que un reflejo de una interminable represión y discriminación para los sectores populares.

El historiador de la Universidad Católica, Rafael Sagredo, con una mirada más rebelde de la historia oficial de Chile, explica que el acta del Cabildo Abierto del 18 de septiembre de 1810 se realizó a petición de la élite a raíz de la inquietud social que amenazaba el orden, la paz y la tranquilidad que reinaba para ellos como clase acomodada.

Según Sagredo, mientras la élite disfrutaba de su próspero desarrollo a comienzos de la República, algunos pensadores como Alberto Blest Gana y José Victorino Lastarria ya advertían acerca de la violencia social hacia los sectores más populares.

“El 18 de septiembre en mi concepto desconoce la evolución de Chile. Crea modelos, héroes, valores que están anclados 200 años atrás, reniega de la historia chilena del siglo XX. Dónde están los luchadores sociales, dónde están los luchadores por los DD.HH., donde están los trabajadores, etc. Eso no existe. Y si hay algo que marca la sociedad chilena al interior de la familia y la intimidad es la violencia, intrafamiliar, la violencia de la jerarquía, la desigualdad, el racismo”, acusa.

El historiador de la Universidad de Chile, Sergio Grez, comenta que ese mismo espíritu es el que predomina hoy, con el silenciamiento a las reivindicaciones de los pueblos originarios que prácticamente son ignorados por la historia estatal.

“Tiene que ver con la construcción oficial de una historia de Chile, edificante, positiva, que oculta los aspectos ariscos, ingratos o que la elite dirigente ha deseado ocultar a lo largo de la historia de Chile. Eso ha ocurrido con la historia de los pueblos originarios, pero también de los sectores populares y con la propia historia de la elite, sobre todo en aquellos momentos en que dejan mucho que desear respecto al discurso oficial de la democracia ejemplar”, afirma.

Silenciamiento que, según los expertos, hoy sigue en manos de los propietarios de los grandes medios de comunicación del país, que siguen un patrón determinado desde el siglo XIX, en el que ofrecen una versión oficial muy positiva de las cosas y un bombardeo de entretenimiento que el pueblo ha aceptado desde sus inicios, como hoy se ve en televisión.

Así lo indicó el historiador Leonardo León de la Universidad de Chile: “Es otra plebe que se la llevaba en casas de putas, en chinganas, que remolía, que andaban los lachos, que el amancebamiento, se arrancaban al monte, es una plebe alegre, la plebe del divertimento. Obviamente es la suma de todo lo que hace la historia y es lo que pretendemos hacer hoy, que se sumen todas las historias para hacer una Historia”, dijo.

Situaciones que, según los académicos, se acallaron y que en 1847, con el himno nacional, se escondieron bajo los versos que apuntan a Chile como la “copia feliz del Edén”, un paraíso, tanto paisajístico como social y económico, para atraer a los extranjeros en una realidad similar a la que existe hoy.

Los historiadores concuerdan en que en nuestro país se ha avanzado mucho en la elaboración de historia social, pero falta llevarla a un lenguaje cercano a todos y a los liceos, las calles, las organizaciones, según indicó el Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar: “Esta ciencia crítica, si es ciencia crítica, tiene que estar presente en la universidad, en la Enseñanza Media no solo a nivel de profesor sino en los mismos alumnos, la revolución pingüina necesita apoyo científico teórico y que ellos mismos lo hagan. Y al mismo tiempo en la calle, en las poblaciones, en los centros culturales. Tienen que estar trianguladas la calle, la universidad, la escuela”, a

La idea de los académicos es esa: rescatar la historia de obreros, estudiantes, campesinos, comunidades indígenas. Mujeres, hombres, chilenos que forman parte de la historia, pero hasta ahora, de manera invisible.

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