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Reforma Tributaria se juega en la arena política con miras a las presidenciales 2013

Aunque el Ejecutivo programó la entrega de un proyecto que modifique el régimen de impuestos del país para fines de abril, la discusión podría extenderse más de lo presupuestado, pues desde la oposición, ya están viendo este tema como un eventual estandarte para las próximas elecciones presidenciales. En el oficialismo insisten en la necesidad de materializar las reformas ahora, aunque la UDI no da su brazo a torcer respecto del impuesto específico a los combustibles.

Loreto Soto

  Domingo 15 de abril 2012 8:16 hrs. 
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Este fin de semana, desde la Cumbre de las Américas, el Presidente Sebastián Piñera ratificó que  a fines de abril se enviará el proyecto de reforma tributaria para financiar de forma permanente mayores gastos en educación.

Sin embargo, pese al ímpetu del Gobierno de materializar este cometido, el escenario parlamentario ya se vaticina difícil. Y es que la apuesta por un cambio en el régimen de impuestos ya no sólo tendrá un impacto en la recaudación de las arcas fiscales, sino que también implicará una jugada política, que tanto en la Alianza como en la Concertación analizan con cuidado.

Desde las bancadas opositoras ya han calificado la iniciativa del Ejecutivo como insuficiente para costear mayores beneficios sociales en educación, salud y otros ámbitos y han señalado que, ya que el asunto está sobre la mesa, sería la hora de hacer cambios más profundos en la materia. Pero además han advertido que la reforma tributaria podría convertirse en el estandarte de lucha de las próximas elecciones presidenciales.

Así lo confirmó el diputado DC, Jorge Burgos, durante una actividad realizada en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, instancia en la que indicó que si bien “lo mejor para el país sería un gran acuerdo Oposición  – Gobierno, tal como lo fue el año 91, probablemente no se llegue a un consenso y la reforma tributaria será el gran tema en las elecciones junto con el sistema binominal”.

Un escenario que La Moneda estaría tratando de evitar a toda costa, aunque el camino no se viene fácil. La piedra de tope está puesta por la UDI, que ha manifestado que no aceptará ningún cambio en este sentido si no se considera una rebaja o la eliminación al impuesto específico a los combustibles.

“Lo que nosotros promovemos es que haya una rebaja a las personas. Creemos que las reformas no son sólo alzas de impuestos sino que también se puede disminuirlos. El Gobierno tiene que dar una señal a la clase media descomprimiendo los bolsillos de las personas y generando mayores recursos. La única forma es eliminando ciertos tributos como el impuesto específico a los combustibles. No vamos a dar el brazo a torcer en ese sentido. No estamos dispuestos a aprobar una reforma tributaria que no considere este ámbito”, comentó el diputado Gustavo Hasbún.

Por lo mismo, el lobby del Gobierno para tratar de doblar la mano al gremialismo comenzó hace varias semanas. En un almuerzo donde participaron todos los parlamentarios UDI, el ministro de Economía, Pablo Longueira, hizo un llamado encarecido a alinearse con la iniciativa gubernamental en materia tributaria y pidió “no adoptar posiciones dogmáticas frente al tema”. En el encuentro, el secretario de Estado esbozó la necesidad de que estas modificaciones queden zanjadas durante este periodo para evitar, precisamente, que llegue a la campaña presidencial del próximo año.

Pero la postura del Gobierno es clara: El impuesto específico a los combustibles no se toca, ya que implicaría dejar de percibir cerca de 2 mil millones de dólares. En esa línea, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín afirmó que “los estudios dicen que un 60 por ciento de este impuesto lo paga el 20 por ciento de la población con mayores ingresos, y el 80 por ciento lo pagan los dos quintiles más altos del país, por lo tanto, es un impuesto progresivo. Tomando todo eso en cuenta el impuesto debiera ser aun más alto”.

Si bien, tanto en el oficialismo como en la oposición reconocen que la modificación al régimen tributario nunca estuvo en la agenda, ahora se erige como uno de los principales temas a abordar en medio de la efervescencia de los movimientos sociales y con una elección presidencial a la vuelta de la esquina.

Las propuestas

A pesar que el Ejecutivo aún no ha entregado un documento oficial respecto a la reforma tributaria, ha trascendido que las modificaciones impulsadas por la administración de Piñera busca recaudar un total de 700 millones dólares. ¿La fórmula? Mantener el impuesto a la renta de las empresas – que se había aumentado transitoriamente para la reconstrucción – en un 20 por ciento. Además se sugiere reducir los impuestos de segunda categoría de 8 a 5 los tramos de impuestos con una tasa máxima marginal, la cual podría caer del 40 al 35 por ciento. A esto se suma una rebaja en los impuestos de timbres y estampillas.

En la vereda del frente, la idea de la oposición es recaudar 7 mil millones de dólares a través de una reforma “gradual” que alcance a llegar a cubrir tres o cuatro puntos del Producto Interno Bruto PIB a través de un aumento  a las rentas de capital, la simplificación del sistema y el fomento de los gravámenes “verdes”.

También se plantea tributar las rentas del capital en base devengada para equiparar el tratamiento de las rentas del capital con las rentas del trabajo. El documento de la Concertación también contempla subir la tasa del impuesto de primera categoría a las empresas a un 20 por ciento y eliminar la renta presunta, reduciendo en forma paulatina el máximo de ventas que puede tener una empresa para acogerse a este beneficio.

En la UDI, en tanto, estarían de acuerdo con los planteamientos del Ejecutivo, siempre y cuando, se considere la disminución o eliminación del Impuesto Específico a los Combustibles.

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