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Análisis internacional:

Cuba-Estados Unidos: Una decisión histórica

Más allá de consideraciones económicas o políticas, que suelen imponerse en la visión de los analistas, el restablecimiento de lazos entre ambos países tiene una connotación humana, que puede favorecer, sobre todo, el desarrollo de la sociedad cubana, que ha vivido enormes restricciones producto de un bloqueo calificado como ilegal criminal por gran parte de las organizaciones internacionales y los gobiernos, que en forma gráfica y contundente en número de 188 de un total de 193, que conforman la Asamblea General de las Naciones Unidas han exigido el fin de esa política de presión.

Pablo Jofré

  Viernes 19 de diciembre 2014 16:49 hrs. 
cuba-usa

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Estados Unidos y Cuba, en una histórica, valiente y sorpresiva determinación,  declararon su decisión de restablecer relaciones diplomáticas tras 53 años sin vínculos efectivos, en lo que se considera uno de los resabios paradigmáticos de la Guerra Fría.

Esta resolución fue dada a conocer simultáneamente por el presidente cubano Raúl Castro Ruz y el mandatario estadounidense, Barack Hussein Obama, tras la excarcelación, por parte de Cuba, del subcontratista estadounidense Alan Gross, detenido en diciembre del año 2009 en La Habana, bajo la acusación de espionaje. La libertad de Gross se concretó, simultáneamente, con la liberación de tres prisioneros políticos antiterroristas cubanos, detenidos hace 16 años en cárceles estadounidenses, cuya libertad fue exigida por gran parte de los gobiernos del mundo y organizaciones regionales latinoamericanas.

En palabras del mandatario estadounidense, Barack Obama, el restablecer relaciones diplomáticas con Cuba significa terminar con “un enfoque obsoleto, que ha fracasado en el avance de nuestros intereses… a través de esta decisión pretendemos crear una serie de cambios en beneficio de nuestros pueblos”. Obama, a la par de esta constatación, se comprometió a estudiar con el Congreso estadounidense el levantamiento del embargo, proyecto que requiere un duro trabajo político pues, a partir del mes de enero del 2015, el Partido Republicano tendrá la mayoría en ambas cámaras y seguramente dará a conocer sus condiciones para apoyar la decisión del presidente Obama o simplemente le negará la sal y el agua.

El presidente cubano, Raúl Castro Ruz, por su parte, dio a conocer en la capital de la isla, que en conversación telefónica con Obama se había acordado retomar las cortadas relaciones entre ambos países y que este era el primer paso para normalizar un contencioso que se arrastra por medio siglo, durante el cual Cuba y su proceso revolucionario ha sufrido uno de los bloqueos en el campo político, cultural, deportivo tecnológico, financiero y económico; considerado el más severo que recuerde la historia post segunda guerra mundial. Para Castro, cualquier restablecimiento de relaciones diplomáticas requiere, necesariamente, el fin del bloqueo y otras aplicaciones restrictivas en los vínculos entre ambos países. De otro modo, abrir una embajada en ambas capitales y sonreír diplomáticamente constituye un lujo, frente a las necesidades de integración y reparación frente a cinco décadas de un bloqueo injusto y claramente violatorio de las leyes internacionales.

Pasó medio siglo, diez presidentes estadounidenses, una Guerra Fría, la instalación del Nuevo Orden Mundial para que Washington se diera cuenta que el contencioso que lo enfrentó a Cuba estaba dotado de un enfoque obsoleto y fracasado. Los dos países rompieron relaciones diplomáticas formales el año 1961, en plena Guerra Fría, ampliado por un férreo bloqueo a Cuba que ha significado, según datos entregados por el Gobierno de La Habana, pérdidas por 116.800 millones de dólares en diversos ámbitos de la vida de esa sociedad. Como también un aislamiento regional, impulsada por las presiones de Washington a los gobiernos latinoamericanos, que sólo comienza a revertirse a partir de la década de los noventa del siglo XX. Desde el año 1977 ambos países sólo habían mantenido “Oficinas de Intereses” tanto en La Habana como en Washington bajo protección de la embajada de Suiza, que a partir de hoy parece serán ampliadas a nivel de sedes diplomáticas formales.

Los entretelones finales de este histórica decisión han sacado a la luz un nombre destacable y que sirvió de puente entre Washington y La Habana: el del presidente uruguayo José Mujica, quien en mayo del año 2013 recibió la solicitud por parte de Obama de usar sus buenos oficios para solicitar al Gobierno cubano que diera pasos en materia política y económica, que permitiera avanzar en la normalización de relaciones entre ambos países. Mujica, en una labor anónima y que sólo ha trascendido estos días, se reunió en junio del 2013 con el presidente cubano, para dar a conocer el mensaje conciliatorio del mandatario estadounidense. Unido a ese trabajo de Mujica se sumó el del Papa Francisco, como también el reforzamiento de la idea de terminar este contencioso por parte de organizaciones como Mercosur, CELAC, Caricom, el Alba, la OEA e incluso las Naciones Unidas que en su gran mayoría han exigido dar pasos de normalización en las relaciones entre ambos países pero, sobre todo, el poner fin al bloqueo estadounidense contra la isla.

Más allá de consideraciones económicas o políticas, que suelen imponerse en la visión de los analistas, el restablecimiento de lazos entre ambos países tiene una connotación humana, que puede favorecer, sobre todo, el desarrollo de la sociedad cubana, que ha vivido enormes restricciones producto de un bloqueo calificado como ilegal criminal por gran parte de las organizaciones internacionales y los gobiernos, que en forma gráfica y contundente en número de 188 de un total de 193,  que conforman la Asamblea General de las Naciones Unidas han exigido el fin de esa política de presión.

En una alocución televisada, el presidente cubano, Raúl Castro Ruz consignó que en su conversación con Obama “Hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto: el bloqueo económico” poniendo el énfasis en un tema aún no resuelto y que puede ser un duro campo de batalla político entre republicanos y demócratas a partir de enero del 2015. La decisión de levantar el cerco a Cuba permitirá, no sólo acceder al enorme mercado norteamericano, sino también concretar la venta de servicios turísticos, acceder a tecnología de punta, lograr un mayor nivel de inversión extranjera sin que implique multas a aquellas empresas que quieran comerciar con Cuba y constatar un significativo descenso en precios de seguros y fletes derivados del bloqueo.

Algo de pragmatismo les debe quedar al mundo republicano,  para entender, a pesar del sector ultraconservador y anticubano que milita en su seno,  que tras 50 años de presión y asedio a la mayor de la mayor de las Antillas se deben dar pasos para acabar con esa política fracasada y obsoleta, que ha significado no sólo un daño enorme a la sociedad cubana, sino también una pérdida de oportunidades para  los “pragmáticos” inversionistas y empresarios estadounidenses y un proceso de aislamiento político en el ámbito latinoamericano con duras críticas a esa política imperial.

Desde el punto de vista del interés político, sin duda que la decisión de Obama tiene consideraciones de política interna: una, el atraer el voto latino, sobre todo de la influyente comunidad cubana en Florida, visualizando que posiblemente uno de los candidatos para las Primarias republicanas será Jeff Bush, casado con una mexicana y parte de una familia que ya ha dado dos presidentes y al mismo tiempo dar impulso a la candidatura demócrata de Hillary Clinton. A lo que se une la decisión de un Obama que entra en sus dos últimos años de mandato, de dar pasos diferenciadores respecto a los republicanos en materias de fuerte impacto político y comunicacional. Primero la Orden Ejecutiva en materia migratoria y ahora la decisión de impulsar una directiva al Congreso para terminar con el Bloqueo a la isla a lo que se une la decisión de revisar, según lo señaló el Secretario de Estado John Kerry, la designación de la isla como “Estado patrocinador del terrorismo”. Kerry también anunció que en enero, como parte de las directivas del presidente Obama para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la isla, viajará a Cuba la Secretaria Adjunta de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, con el objeto de iniciar una ronda formal de conversaciones. Kerry agregó que esperaba el “momento correcto para ser el primer secretario de Estado en visitar Cuba en 60 años”.

Los dados están echados en esta decisión de cruzar las 90 millas que separan a Cuba de Estados unidos pero ahora no en balsas sino que a bordo de una política responsable, valiente y sobre todo visionaria respecto a las potencialidades de restablecer relaciones en todos los ámbitos generando con ello, no sólo oportunidades para Cuba y Estados Unidos, sino que para todo el continente americano.

 Artículo del Autor Cedido por Hispantv
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