Este sábado, Arabia Saudita ejecutó 48 personas acusadas de terrorismo, incluido el líder y clérigo chiita jeque Nimr al Nimr. La acción condujo a demostraciones contra a la embajada saudí en Teherán, que fue atacada con bombas molotov. Otro consulado en Mashad, la segunda más poblada ciudad de Irán, también fue atacado.
Arabia Saudita anunció la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Irán. En una rueda de prensa, Riad denunció “interferencia negativa de Irán en los asuntos árabes.”
En ese contexto, el ministro saudí de Asuntos Exteriores impuso un plazo de 48 horas para que los diplomáticos salgan del país. Siguiendo esta decisión, Bahréin también rompió su relación con Irán. La monarquía bahreiní es cercanamente ligada con la de Arabia Saudita.
El clérigo Nimr al Nimr era un firme opositor y crítico de la dinastía sunita que reina en Arabia Saudita. Él se volvía un símbolo para diferentes comunidades chiitas en países desde de los movimientos de la “Primavera Arabe”.
El líder supremo de Irán, el ayatola Jamenei declaró que “la mano divina vengará al líder chiita al-Nimr de lo que han hecho los dirigentes sauditas”.
La ejecución intensifica las tensiones históricas entre los dos países. Arabia Saudita, de mayoría sunita, y Irán, de mayoría chiita, son dos grandes rivales por su influencia sobre el medio oriente. También son opuestos en las diferentes crisis de la región, como en Siria o Yemen.
El líder del grupo chií libanés Hezbolá, Hasan Nasralá, opinó que Arabia Saudia “quiere crear un conflicto entre los sunitas y los chiitas. Son ellos quienes desde hace décadas avivan” este conflicto.
En Irak, el ayatola chií Ali al Sistani envió un comunicado a la comunidad chií del sur del país donde califico de “injusta agresión” la decapitación de Nimr al Nimr.
También hace dos días continúan las protestas y enfrentamientos en Bahréin.
Los EE.UU, un tradicional aliado de Arabia Saudita, y que la apoyan en su acción militar en Yemen, fueron sorprendidos con la noticia, reportó el New York Times. Al principio no pudieron identificar a las víctimas de la ejecución.
El New York Times reportó que varios altos funcionarios de la administración Obama criticaron la “aparente ausencia de debido proceso legal” y el “desprecio negligente” con las potenciales consecuencias regionales del ajustamiento.
Los EE.UU temen que las “tensiones comunitarias” en Arabia Saudita “se acentúen en un momento en el que urge apaciguarlas”.
Ahora están en una difícil situación después de haber negociado el acuerdo nuclear con Irán este verano, y con las próximas negociaciones de paz que deberían empezar este mes a propósito de la guerra civil en Siria.
Ban Ki-Moon de la ONU y la Unión Europea también comentaron que la ejecución era un ataque sobre la libertad de expresión y el debido proceso legal. El Secretario General del organismo pidió “calma y moderación” para evitar a una “escalada de las tensiones sectarias.”