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Manifestantes siguen en las calles de Irak pese a matanza de 17 civiles

Un grupo de hombres no identificados llegó en camionetas hasta un inmenso estacionamiento de Bagdad donde estaban acampados desde hacía semanas un grupo de manifestantes antigubernamentales y abrieron fuego indiscriminadamente.

RFI

  Sábado 7 de diciembre 2019 11:50 hrs. 
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Los iraquíes celebraron varias manifestaciones de solidaridad este sábado en diferentes puntos del país, horas después de la muerte de 17 civiles a manos de un grupo armado en Bagdad, donde también fue atacada con un dron armado la casa del líder chiita Moqtada Sadr.

El viernes por la noche, un grupo de hombres no identificados llegó en camionetas hasta un inmenso estacionamiento de Bagdad donde estaban acampados desde hacía semanas un grupo de manifestantes antigubernamentales y abrieron fuego indiscriminadamente.

Al menos 17 civiles murieron y cien resultaron heridos en lo que ya se conoce como la “Masacre de Senek”, nombre del puente de Bagdad donde ocurrió el ataque.

Los disturbios en la capital y los disparos siguieron durante la noche. Nada más conocer la tragedia, las redes sociales se llenaron de mensajes pidiendo a los manifestantes que perseveren y sigan protestando. Y desde que amaneció, varios centenares salieron a las calles de Bagdad.

“Vine después del ataque del estacionamiento y ya había gente en la plaza Tahrir y en el puente de Senek”, cerca del lugar del tiroteo, dijo un manifestante a la AFP, asqueado ante el laxismo policial. “La policía está por aquí y después de lo ocurrido ni siquiera me han registrado”, dijo.

Muchas de las personas que salieron a las calles de Bagdad tras el ataque del estacionamiento son adeptos del líder chiita Moqtada Sadr, un versátil y polémico responsable religioso y político que pidió la dimisión del gobierno y aseguró que sus brigadas protegerían a los manifestantes.

Miembros de la milicia de este clérigo, llamada Brigadas de la Paz, se dejaban ver en la plaza Tahrir. El viernes por la noche y según fuentes del grupo, uno de sus miembros fue asesinado, pero aún así no respondieron ante las agresiones. La misión es “proteger, pero sin armas”, dijeron.

Casualidad o no, el sábado al amanecer, un dron lanzó un proyectil de mortero contra la casa de Sadr, en Nayaf (sur de Irak) pero no provocó daños humanos ni materiales, según allegados del responsable, que se encontraba en Irán en el momento del ataque.

Sólo el muro exterior de su residencia se vio dañado, según las mismas fuentes.

Tensión en aumento

En total, unas 445 personas han fallecido violentamente desde el inicio de estas protestas en Irak hace dos meses.

El Estado ha asegurado que no puede identificar a los agresores ni detenerlos, en un país donde los grupos armados proiraníes ganan influencia cada día y están en muchos casos integrados en las fuerzas de seguridad.

No obstante, fuentes policiales aseguran que tenían informaciones sobre el deseo de estas facciones armadas de atacar a los manifestantes.

La tensión fue en aumento esta semana cuando alrededor de la plaza Tahrir llegaron grupos vinculados al Hashd al-Shaabi, coalición de paramilitares dominada por los proiraníes, en la actualidad integrada al Estado iraquí.

El sábado también hubo manifestaciones de solidaridad en el sur de Irak, en ciudades como Diwaniya o Nasiriya, donde la represión de las protestas dejó un saldo de 20 muertos la semana pasada.

En Nayaf fueron enterrados al mediodía varios de los manifestantes muertos en Bagdad.

Diplomáticos extranjeros en Bagdad no ocultan su espanto ante la violencia. El embajador de la Unión Europea, Martin Huth, declaró el sábado que estaba “consternado ante las muertes de la noche del viernes”.

Después de años intentando fortalecer su presencia en Irak, Irán se encuentra ahora en primera línea de las negociaciones políticas, pero también más expuesto que nunca a la ira de los manifestantes, que quieren una renovación total de las instancias de poder.

El ayatolá Alí Sistani, la mayor autoridad religiosa chiita de Irak instó el viernes a que el nuevo gobierno, que dentro de 10 días reemplazará al del primer ministro saliente Adel Abdel Mahdi, emerja libre de “injerencia extranjera”.

El religioso aseguró que no está interviniendo en las negociaciones y que no desempeña ningún papel en la elección del nuevo gobierno, realizado bajo la supervisión de dos emisarios de Teherán: el general Qassem Soleimani y el líder chiita en cargo del dosier iraquí en el Hezbolá libanés, Mohammed Kautharani.

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