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Año XVI, 26 de abril de 2024


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Jorge Costadoat y proceso constituyente: “La primera función del Estado debe ser hacerse cargo del país, no de la empresa privada”

El sacerdote jesuita abordó con Radio Universidad de Chile la crisis nacional, la solidaridad que ha demostrado la gente y el rol, en gran parte ausente, que han tenido las autoridades de la Iglesia Católica durante los últimos meses.

Andrea Bustos C.

  Jueves 1 de abril 2021 19:02 hrs. 
jorge costadoat

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Una crisis social que explotó en octubre de 2019 por el descontento social ante la desigualdad, una grave pandemia que ha dejado un millón de contagiados y más de 20 mil muertos, sumado a dificultades económicas para miles de ciudadanos.

Estos fueron parte de los temas abordados por el sacerdote jesuita y teólogo Jorge Costadoat en entrevista con Radio Universidad de Chile, donde también comentó el rol que ha tenido el Gobierno, la solidaridad en las ollas comunes y la ausencia que han tenido las autoridades de la Iglesia Católica en esta crisis.

Jorge Costadoat señaló que el contexto actual de Chile, en su opinión, tiene un lado negativo y uno positivo. Por el negativo está claramente la cesantía, las personas enfermas y fallecidas, el cansancio y estrés producido en la ciudadanía, más la incertidumbre respecto del futuro.

Sin embargo, destacó que, por otro lado, se encuentra la valoración que tiene el hecho de que a partir de octubre de 2019 diversas causas se han expresado en búsqueda de justicia y que, además, la clase política encontró una salida civilizada asegurando un proceso constituyente. El sacerdote jesuita señaló que es positivo que, ante la adversidad, Chile haya demostrado su fortaleza.

“Es sorprendente cómo el país tiene más energía de lo pensado para llevar adelante dos crisis gigantes, esas son las cosas que a veces no se ven, pero están ahí, el país sigue adelante (…) Es un período de enormes turbulencias en Chile, pero al mismo tiempo están en proceso grandes cosas positivas”, dijo.

Además, el Investigador del Centro Teológico Manuel Larraín comentó sus expectativas ante el proceso constituyente, y señaló que, si bien una nueva constitución no es la solución a todos los problemas, es una realidad que “este país está estancado por un problema de constitución”.

Jorge-Costadoat

“Espero que salga una constitución que permita al país, a la clase política operar mejor de lo que opera, y que salga fortalecido un Estado que se haga cargo, en primer lugar, de la gente de la cual nadie se hace cargo, de la gente más débil, más desprotegida. Que el Estado realmente haga cumplir derechos sociales y que se reconozca que la primera función del Estado es hacerse cargo del país y no de la empresa privada, que se reconozca también la capacidad del Estado de hacer emprendimientos económicos y que pueda entrar en la actividad económica con mayor protagonismo”, expresó.

Solidaridad social ante un gobierno tardío

El teólogo también abordó las respuestas y ayudas que ha entregado el Gobierno. Sobre este punto indicó que es valorable que haya existido un acuerdo durante el 2020 para poner a disposición 12 mil millones de dólares y que las ayudas como el IFE y las cajas de alimentos sí fueron un importante aporte. Sin embargo, “el asunto es gastar la plata, y el Gobierno se demoró mucho en empezar a gastar la plata, porque ya la gente hace rato estaba pasándolo muy mal”, expresó.

Además, Costadoat junto a su comunidad Enrique Alvear de Peñalolén han apoyado a tres ollas comunes y levantaron la iniciativa “El pan nuestro de cada día”, que entrega un kilo de pan a las familias cada jornada a través de almacenes locales. Desde su experiencia ha visto de cerca las iniciativas sociales, las que aseveró, han sido una respuesta muy importante ante la crisis.

“En esas grandes ollas lo que hay son personas extraordinarias, mujeres impresionantes que han hecho una labor de amor y solidaridad que son conmovedoras. Ahí están las grandes fuerzas que tiene un país, están en las personas. Esas personas y la gente de la salud en esta pasada son nuestros héroes”.

En tanto, respecto del surgimiento de esta solidaridad como una respuesta ante la ausencia del Estado, Jorge Costadoat comentó que todo se debe a la forma en que el modelo neoliberal ha influido en el modo en que se vive en el país.

“Hemos estado por muchos años con un régimen social, económico y político neoliberal que plasma la vida social a todos los grados en que en definitiva cada uno se rasca con sus propias uñas. Y los problemas sociales hay que subsanarlos, pero no son las personas en primer lugar la preocupación del Estado, sino el desarrollo económico de la sociedad, es la carreta delante de los bueyes, porque todos entendemos que un país necesita crecer para repartir y que todos tengan, pero el crecimiento es un medio y el fin son las personas y una sociedad bien integrada, justa, con sentido de bien común”, dijo.

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El sacerdote jesuita también abordó las razones por las que, en su opinión, el gobierno de Sebastián Piñera no ha podido contener la crisis, ante lo que expresó que esta administración está sobrepasada en diversos aspectos.

Entre ellos Costadoat comentó que además de la crisis sanitaria, el Ejecutivo tampoco ha podido abordar correctamente otros problemas del país, como el conflicto en La Araucanía, o el déficit habitacional que se visibiliza a través del crecimiento de los campamentos, un lugar más al que el Estado no llega.

“Creo que el Gobierno está superado y no sé si tiene gente realmente capaz que entienda los problemas y se apuren en las soluciones. Yo creo que no es mala voluntad, pero es no hacer un esfuerzo en entender los problemas y solucionarlos con prontitud”, expresó.

La ausencia de la iglesia

El sacerdote jesuita y teólogo analizó además el rol que ha cumplido la Iglesia Católica, y en concreto sus autoridades, durante la crisis que enfrenta el país desde fines de 2019.

Sobre este punto señaló que en lo que refiere a los fieles, la situación del país ha significado un renacer de las comunidades de base y de algunas parroquias que han levantado sistemas de solidaridad: “Hay un cristianismo vivo que a veces está como tapado, es como si se hubiese quemado todo y quedaron las brasas, porque en realidad en la Iglesia católica ha habido un incendio de proporciones. No ha habido una crisis de esta magnitud tal vez ni siquiera en la historia de Chile”, dijo.

Y agregó: “Hay un reclamo de los católicos hacia las autoridades que dicen dónde están, hemos estado en estas circunstancias y parece que murieron, desaparecieron, dónde se metieron los obispos, lo dicen por todas partes, yo hablo de lo que veo (…) Lamento mucho que en estos momentos estas comunidades cristianas que están haciendo cosas se sientan solas, que no hayan autoridades que las alienten, que digan echen para adelante, busquen por aquí, por acá. No ven a sus autoridades, no las conocen, no saben nombres no hay quien apoye, acompañe, estimule y eso ha sido penoso”.

MISA

Por medidas sanitarias muchas iglesias han optado por realizar misas virtuales.

Junto a ello el sacerdote se refirió a la polémica que se generó por la solicitud de realizar misas en cuarentena. Al respecto expresó que esta es una petición legítima, pues hay iglesias que por su gran superficie podrían tener la capacidad de realizar la eucaristía con aforos reducidos, contando con superficies incluso mayores a las de otros rubros que sí han podido activarse. A lo que se suma que hay fieles que requieren y anhelan aquel espacio de reflexión religiosa.

Sin embargo, según comentó, lo que genera cuestionamientos es el reclamo enfocado en una persecución particular. “Lo que a uno le molesta es que es un reclamo de lo religioso, si aquí no hay ninguna persecución religiosa. Se sale con argumentos de libertad religiosa pero ¿qué libertad? si no hay ninguna persecución contra la idea de la Iglesia. No hay nada personal, es un tema sanitario y hay que aceptar restricciones (…) Es una petición legítima, lo que parece insensato es que en virtud del título religioso se pudiera tener una excepción”, señaló.

Además, Costadoat agregó: “Uno dice por qué no aparecieron, protestaron y pusieron recursos cuando los cabros jóvenes y otras personas estaban experimentando la batalla, cuando hubo gente que perdió sus ojos, cómo no pusieron el grito en el cielo ante esas circunstancias. Y es duro decirlo, pero esa es la impresión que tiene la gente y me parece que es correcta”.

Finalmente, sobre cómo afrontar la crisis de la Iglesia Católica iniciada a partir del encubrimiento de decenas de abusos sexuales, el sacerdote jesuita expresó que el camino que se vislumbra como adecuado es tomar otras formas de generar iglesia y comunidad.

“Lo que la iglesia necesita es una reforma muy grande y, fundamentalmente, tiene que ver con el lugar que nosotros los sacerdotes vamos a ocupar. Hasta ahora todo ha pasado por la persona del cura, en cuanto comprensión de la realidad, la toma de decisiones. Eso creo que se está agotando y no debiera tener futuro. En cambio lo que tendría que tener futuro es algo que no sabemos bien cómo funciona, pero una iglesia mucho más horizontal, fraternal, en la cual laicos, laicas y sacerdotes caminan juntos”.

Además, comentó que espera que los laicos “se pongan las pilas” y en vez de solo criticar una estructura que no tiene futuro y caerá por si sola, “se dediquen a crear nuevas maneras de hacer comunidad, compartir, ser solidarios, y hacerse acompañar de la gente que cree que sirve. Si hay un cura que puede ayudar va y se busca”.

“No sé cómo se hará ese camino, pero creo que es el único que tiene futuro”, finalizó el sacerdote.

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