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Sudáfrica: La “nación arcoíris” llora a Desmond Tutu

Cuando Nelson Mandela salió de la cárcel de los blancos después de 27 años de encierro, la primera persona con la que compartió un plato de comida en libertad fue con el obispo Desmond Tutu. Y también fue la primera persona con la que Madiba celebró la victoria cuando fue elegido presidente de Sudáfrica en 1994. Es que el fin del siniestro sistema del Apartheid era, sin duda, un logro absolutamente compartido.

Luis Hernán Schwaner

  Lunes 27 de diciembre 2021 16:16 hrs. 
Desmond Tutu

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Desmond Tutu llamó a su patria la “nación arcoíris”, una bella metáfora para describir a la Sudáfrica posterior al Apartheid con el triunfo, en 1994, del Congreso Nacional Africano. Desde entonces la expresión fue incorporada al lenguaje cotidiano para describir la diversidad étnica en la nación más austral del continente negro.

Pero, ¿quién fue este hombre que hoy llora no sólo su país, sino África y el mundo? ¿Qué sabemos de él, de su lucha y su entrega a la causa contra el antiapartheid y de los Derechos Humanos?

Desmond Mpilo Tutu nació en el poblado de  Klerksdorp, cerca de Ciudad del Cabo, el 7 de octubre de 1931. Hijo de una empleada doméstica, Aletta Tutu y del profesor Zachariah Tutu, director de una escuela misionera, aunque fue bautizado como metodista, posteriormente toda la familia ingresó en la Iglesia Episcopal Metodista Africana y terminó convirtiéndose al anglicanismo en 1943. A los doce años su familia emigró a Johannesburgo y, pese a que le hubiese gustado ser médico, orientó su educación a la enseñanza debido a que su familia no podía pagarle estudios más costosos. Desmond, pese a ello, logró entrar a la universidad pero allí le negaron la beca que había solicitado. Así, a los 22 años, en 1953, consiguió licenciarse como maestro en la Escuela Normal Bantú de Pretoria.

Entonces, comenzó trabajando en la escuela donde su padre era director, la misma en que él había cursado su enseñanza básica. En 1955 obtuvo su bachelor degree en la Universidad de Sudáfrica  y poco después se casó con Nomalizo Leah Shenxane, con quien tuvo cuatro hijos. Hasta 1958 Tutu trabajó como profesor de educación secundaria en el Instituto Bantú de Johannesburgo y entre ese año y 1960 estudió paralelamente en el St. Peters Theological College de Rosettenville, donde obtuvo su licenciatura en Teología. De ese modo, fue ordenado diácono de su iglesia en diciembre de 1960 en la Catedral de Santa María en Johanesburgo.

En 1962 se fue a vivir a Londres. En 1966 recibió su master con honores en Londres y volvió a Sudáfrica donde comenzó su doctorado en el Seminario Teológico de Alice, pero no pudo concluirlo. Entre 1967 y 1969 fue miembro de la comisión directiva en el Seminario Teológico de la Universidad de Fort Hare y comenzó a dar conferencias en la que iba denunciando la precariedad de la situación del pueblo pobre y los riesgos de la situación de desigualdad que se vivía en el país, advirtiendo que aquello  podría producir un enorme estallido violento en cualquier momento. En 1972 volvió a Londres y fue designado vicedirector del fondo teológico de educación del Consejo Mundial de Iglesias. En 1975 regresó a Sudáfrica, siendo ordenado entonces como el primer obispo negro de la Iglesia de la Provincia de África Meridional en Sudáfrica. También se convirtió en el rector de la Catedral de Santa María en Johannesburgo.

Considerado por su labor de denuncia como ícono mundial de los derechos humanos, en 1984 le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz, que reconocía su lucha incansable contra el sistema racista del “apartheid”. En 1986 fue nombrado arzobispo de Ciudad del Cabo, cargo desde el que colaboró para la transición democrática en su país. Fue cuando pronunció una de sus frases más célebres: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, es que has elegido el lado opresor”.

Desmond Tutu abogó constantemente por la reconciliación entre todos los grupos implicados en el Apartheid, denunciando constantemente al gobierno blanco minoritario por su infame política racista contra la mayoría de la población negra. No obstante, con la misma fuerza, condenó a los grupos antiapartheid que efectuaban o propiciaban actuaciones violentas, catalogándolas derechamente como terroristas. En esa época, Tutu se unió a Steve Biko para llamar a la población a la desobediencia civil contra el régimen del presidente Pieter Willem Botha, un supremacista defensor incondicional de la segregación racial y del sistema del Apartheid.

Entonces surgieron las protestas de Soweto contra la imposición del afrikáans (la  lengua germánica derivada del neerlandés) como idioma obligado para impartir la educación en las escuelas para jóvenes sudafricanos negros. Aquello se convirtió en aquel épico y gigantesco levantamiento cívico a nivel nacional contra el apartheid y en el que Tutu tomó parte tan activa y fundamental. Así, respaldó el boicot económico internacional contra el gobierno racista de los blancos, al mismo tiempo que pedía a los padres apoyar el gran paro estudiantil que terminaría arrastrando al despeñadero de la Historia al régimen de los supremacistas.

El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, definió a Tutu como “un icono global de la paz y la libertad”, en un discurso dirigido a la nación. “Hoy es el día más triste”, afirmó Ramaphosa, visiblemente afectado. Con él, toda Sudáfrica llora la muerte del arzobispo, una figura clave en la derrota del apartheid.

(Imagen: RFI/ AFP – Rodger Bosch)

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