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Año XVI, 26 de abril de 2024


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Racionamiento de agua en la RM: ¿Qué hacer para evitar “el día cero” de la capital?

El hidrólogo integrante de la Unesco, Pablo Garcia-Chevesich, entregó las claves para enfrentar esta grave sequía. Según el especialista, se hace insostenible que se mantenga la cantidad de césped del Gran Santiago y en particular, de las tres comunas de la zona oriente.

Maria Luisa Cisternas

  Sábado 5 de marzo 2022 9:26 hrs. 
mapocho

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Durante las primeras semanas de marzo se cumple el plazo que se fijó el director regional de la Onemi, Miguel Muñoz, los representantes de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) y de la Dirección General de Aguas (DGA) en una mesa convocada por el Gobernador Regional, Claudio Orrego, para presentar un plan de acción con protocolos a aplicar en la eventualidad de que la Región Metropolitana deba entrar a un escenario de racionamiento de agua. Una alerta que suena fuerte para este año y por la cual Orrego ha extremado el llamado para disminuir radicalmente el consumo del elemento vital.

La primera autoridad regional ha elaborado más de una actividad para subrayar que el país ya suma 14 años consecutivos de sequía y que este 2021 cerró como el cuarto año más seco desde que hay registros. Por consecuencia, los caudales de los ríos que abastecen a la RM han aminorado alarmantemente, lo que deja a las tres comunas de la zona oriente en suma vulnerabilidad en la medida que el río Mapocho, desde el cual nace el suministro de agua potable del sector, tiene un caudal notablemente inferior al río Maipo y por contraste los habitantes de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea consumen el doble de litros de agua diarios por persona- 230 L.- en relación al resto de los y las capitalinas -160 L. -registrando considerables alzas durante la época estival.

Pero aunque este escenario fue advertido por la ciencia hace más de una década, no existió la voluntad de parte de los gobiernos de tomar medidas precautorias serias, como si sucedió en otras regiones del mundo. Así señaló el hidrólogo y académico de Colorado School of Mines y University of Arizona y miembro del Programa Hidrológico Intergubernamental de UNESCO, Pablo Garcia-Chevesich, avizorando un escenario aún más complejo para la región y que lo lleva a afirmar que, así como sucedió en la ciudad del Cabo en Sudáfrica, “el día cero”- día en que las autoridades anunciaron que se acabaría el agua– “va a llegar a Chile sí o sí” y en esa línea sostuvo que “si cree la gente que vamos a tener agua para siempre, eso no es cierto”.

Y esto sería consecuencia de las lecciones que el país no se ha aprendido, aseguró, lo que se evidencia en la cantidad de césped que hay en el Gran Santiago, el que se concentra en las comunas de la zona oriente que precisamente se abastece de ríos que son más sensibles a los cambios de precipitaciones.

“Existe una obsesión por el césped que la gente simplemente no lo deja y ese es gran parte del problema. Si la población de Santiago, sobre todo esas comunas, dejasen de consumir tremendas cantidades de agua en césped, el problema prácticamente se solucionaría, por lo menos mientras se busca una solución más a largo plazo, pero no lo quieren hacer. En muchos otros países ha pasado lo mismo, trataron educando a la gente, trataron subiendo el precio al agua y no pasó en ciudad del Cabo, hasta que un día llegó el día cero y dijeron ¿Saben qué más? 20 litros por persona al día y nada más y la gente aprendió a la fuerza”.

Lo que es incomprensible, a juicio del hidrólogo, es que aún cuando la Región Metropolitana se está quedando sin agua, los habitantes continúan regando el césped con agua potable en tanto las autoridades no adoptan medidas rigurosas al respecto.

“Eso es un derroche que no tiene nombre, que no se puede ni creer. O que se riegue con agua del río o agua del acuífero. Lo que se hace en otros lados, por ejemplo donde vivo, en Tucson, Arizona, donde tenemos un montón de campos de golf, tenemos parques, plazas, escuelas verdes, todo eso se riega con agua tratada de alcantarillado, es decir se reutilizan las aguas. Hay mineras en la alta cordillera que en vez de usar el agua, en vez de llevarla a sus relaves sus residuos líquidos, las tratan, pueden tratarse perfectamente y utilizar esas aguas para regar e incluso se pueden hasta potabilizar”.

En ese ámbito el especialista ve una solución a la mano, que consiste en establecer estaciones móviles que produzcan suficiente agua para dos o más plazas y así evitar construir una red de tuberías que vayan de planta en planta de tratamiento del Gran Santiago hasta cada uno de los puntos verdes. “Eso se puede hacer con una planta móvil solar que vale 200 millones de pesos con la tecnología de hoy día y se acabó y se pueden tener las áreas verdes“.

Si bien señaló que se podría eliminar el césped de puntos que son netamente ornamentales- como el bandejón central de Kennedy, comentó- consideró como un error la eliminación del pasto de los espacios comunes en los que las personas pueden detenerse y socializar, en cuanto las áreas verdes públicas son una necesidad para el bienestar psicológico de las personas. En esa línea indicó que este “es un error muy común, eso se ha hecho en otros lados y se volvió a reinsertar el césped después porque en realidad la gente necesita ese lugar para sentarse o para pasear“.

“El gran derroche de agua del Gran Santiago en el césped está en el sector privado, en las propiedades privadas y a eso hay que darle con todo, prohibir el césped ojalá en la propiedad privada, dar incentivos para que la gente transforme sus jardines de jardín inglés a jardín xerófito, que se ve hermoso, pero que casi no ocupa agua con especies de bajo requerimiento hídrico, con hidrogeles, con sistemas de captación de aguas lluvias, de las tormentas. Hasta las aguas que se producen en las calles, en vez de que se vaya para el sistema de evacuación de aguas lluvias, se desvíe hacia los jardines frontales de las casas”.

El adoptar estas alternativas es por cierto un asunto cultural para el cual es necesario ahondar en la educación de la ciudadanía, señaló el hidrólogo de la Unesco, en cuanto la solución no puede radicar en esperar a que llueva, por lo que se hace insostenible depender de cuencas pluviográficas para abastecer la ciudad de agua, o de cuencas cuyo origen está en un glaciar, en la medida que su derretimiento irá a devenir en la sequía inminente de los ríos. En ese sentido aseveró que la solución mayor está en clave de independizarse del clima, adoptando la desalación del agua de mar.

“Lo que tiene que entender Santiago es que no podemos seguir esperando a que llueva, ya no va a llover, el Ciclón del Pacifico está cada año más ancho y eso es un problema, aparte el consumo está incrementándose también, entonces tenemos que sacar nuestras fuentes de agua desde una forma sustentable, es decir desalación. Santiago, como Tel Aviv como muchas otras ciudades del mundo que solucionaron sus problemas de abastecimiento, tiene que reutilizar las aguas grises, las aguas negras para el riego de áreas verdes, por ejemplo, y al mismo tiempo extrayendo su agua desde el mar, sustentablemente sin causar problemas ecológicos. Hoy día la tecnología lo permite y se puede”. 

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