Han pasado tres años desde que, durante el gobierno de Sebastián Piñera, el precio del Metro subió $30 pesos, un ajuste tarifario que desató una serie de movilizaciones a lo largo de todo el territorio nacional y que desencadenó en el acuerdo nacional que propuso la redacción de una nueva Constitución para Chile.
A menos de un día del aniversario de este momento histórico para el país, el presidente Gabriel Boric manifestó que “las demandas y el malestar que expresó el pueblo siguen vigentes y tenemos que hacernos cargo”. En medio de un punto de prensa el jefe de Estado sostuvo que por “esas urgencias en pensiones, en salud y urgencias en dignidad” es que es necesario hacer mejores políticas públicas y que “no basta con discursos grandilocuentes”.
A propósito de la víspera del 18 de octubre, día en que comenzó el levantamiento civil de 2019, Radio y Diario Universidad de Chile conversó con la presidenta de la Fundación Nodo XXI, Camila Miranda, quien señaló que lo más importante al recordar esta fecha es identificar las razones que ocasionaron aquel descontento social que terminó en grandes manifestaciones.
Si bien, Miranda reconoció que los motivos de las movilizaciones fueron de múltiples dimensiones, expresó que a su juicio las más determinantes tienen que ver con “una crítica a las instituciones y a la política con su incapacidad de dar respuesta a las nuevas expectativas que fue produciendo la promesa neoliberal en Chile”. Así, la población expuso en las calles sus demandas: mejores pensiones, salud y educación de calidad, principalmente.
La investigadora indicó que existió y sigue existiendo una dimensión de abuso en el país que se expresó en ese contexto, en relación a que el trabajo de algunos no es realmente reconocido, mientras que para otros el esfuerzo y el mérito no son indicadores de su bienestar y de su dignidad.
De esa manera, quedó en evidencia el descontento respecto al “ninguneo” de parte de autoridades políticas al tener respuestas insuficientes para la población. Por ejemplo, en el marco del aumento de los $30 pesos, el en ese entonces ministro de Transportes, declaró que había un espacio para que “quien madrugue puede ser ayudado a través de una tarifa más baja”, lo cual generó un gran descontento.
“La revuelta de octubre no tuvo una representación partidaria ni tampoco una significación de izquierda o de sectores determinados. Aun cuando existió mucha presencia de sectores más organizados de la sociedad”, mencionó Miranda. En ese sentido, sostuvo que también hubo una expresión por retomar soberanía desde una sociedad diversa, por lo que consideró necesario que a nivel político se exprese ese aprendizaje que hasta hoy no se ha demostrado.
En tanto, Miranda manifestó que el uso del concepto “octubrismo” se ha usado en distintos medios de comunicación como etiqueta del vandalismo y de la violencia, lo cual es una manera de reducir y omitir las legítimas exigencias de la población. “Esos meses no fueron pura violencia y omitir las demandas de la población puede ser un gran error que implique no volver a entender cuáles fueron las razones de ese estallido. Me parece que su reducción es parte de una disputa. No es desconocer que no haya habido violencia en caso de acciones vandálicas”, recalcó
“También hubo violencia del Estado y vulneración de derechos humanos que creo que no se puede relativizar, sobre todo cuando falta tanta justicia en esa materia. No pueden ser monedas de cambio en el debate político relativizar los derechos humanos”, agregó la investigadora.
Proceso constituyente
Las movilizaciones a partir del 18 de octubre recorrían fácilmente todas las comunas y las arterias viales de la capital. A pesar de que éstas buscaban protestar contra la institución y sistema político económico chileno, la serie de manifestaciones que logró una incidencia socio-política que provocó el Acuerdo por la Paz Social y nueva Constitución.
La presidenta de la Fundación Nodo XXI manifestó que la propuesta de la Convención Constitucional si bien fue derrotada en la urnas, ésta fue una “apuesta de canalizar demandas sociales y dibujar un camino para ir resolviéndolas”.
“La expectativa era tan alta que generó una frustración mayor su derrota, y parte de su derrota tiene que ver con justamente no calibrar eso, cuáles fueron las razones del estallido y qué es lo que tenía que proponer un nuevo acuerdo para Chile”, destacó la investigadora. En esa misma línea, declaró que la propuesta de nueva Constitución votada el pasado 4 de septiembre avanzaba en horizontes emancipatorios muy significativos pero “no logró construir una síntesis y creo que esa es la derrota más importante de ese proceso constituyente”.
Sobre el actual proceso Miranda comentó que más allá de las interpretaciones del resultado del plebiscito de salida, es importante aprender de las razones del “estallido” para no producir la misma distancia de legitimación de la política y para entender que ella (la política) sirve para mejorar la vida, pero cuando no lo hace, se abren puertas complejas por las vías autoritarias.