La junta militar de Birmania reconoció este miércoles haber realizado un ataque aéreo contra una aldea del centro del país que dejó decenas de muertos, incluyendo niños, según medios locales y que mereció una firme condena internacional. Según el portavoz de los militares golpistas, el general Zaw Min Tun, el ataque ejecutado ayer martes por la mañana fue realizado contra una ceremonia de opositores armados y que, si se produjeron víctimas civiles, se debió a que muchas personas se vieron obligadas a “ayudar a los terroristas”. Agregó que el ataque tenía por objeto “restablecer la paz y la estabilidad en la región”.
Aunque la junta militar no precisó cuántas personas murieron en el ataque militar, el servicio birmano de la BBC, el diario Irrawaddy y Radio Free Asia informaron de al menos 50 muertos y decenas de heridos en este ataque contra la aldea de Pazi Gyi, en el remoto distrito de Kanbalu. Por su parte, un socorrista vinculado a las milicias antigolpistas -que pidió no ser identificado- dijo a la AFP que el número de muertos podía llegar al centenar de personas, muchos de ellos militantes de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF, por sus siglas en inglés), movimiento opositor formado sobre todo por jóvenes tras la asonada de hace más de dos años.
El bárbaro ataque aéreo de las Fuerzas Aéreas de Birmania sucedió a primera hora del martes, cuando bombardearon directamente a los reunidos en el acto de inauguración de una oficina administrativa vinculada al opositor Gobierno de Unidad Nacional (NUG), el brazo político de las PDF formado en parte por exdiputados del derrocado Gobierno civil de Aung San Suu Kyi. Este movimiento se declara la autoridad legítima del país tras el golpe militar, y opera en la región noroccidental considerada como uno de los principales bastiones rebeldes. Según afirmó el portavoz del Gobierno de Unidad Nacional, los cazas volvieron a bombardear el poblado cuando voluntarios buscaban supervivientes entre los escombros y retiraban los cuerpos sin vida, muchos de ellos mutilados.
Según informó la agencia EFE, un sobreviviente de 25 años relató que fueron bombardeados durante unos diez minutos. “Hay cuerpos mutilados, no sé cómo narrarlo. La situación es todavía muy complicada, podremos saber más en los próximos días. No nos hemos podido sobreponer”, indicó el joven en una entrecortada entrevista telefónica a la agencia española de noticias, pidiendo no revelar su nombre y asegurando que tuvo suerte de escapar de un bombardeo que “duró una eternidad”, aseveró.
La comunidad internacional, incluidos Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU, ha condenado el ataque aéreo perpetrado por el ejército birmano. “La UE está profundamente conmocionada por los informes sobre la última atrocidad cometida por el régimen militar en Sagaing, que cobró la vida de decenas de civiles inocentes. Continuamos trabajando para que los responsables rindan cuentas”, declaró en las redes sociales la portavoz de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, Nabila Massrali.
El Ejército birmano, acusado de crímenes de lesa humanidad por la ONU por sus ataques contra la minoría musulmana rohinyá, ha recurrido en varias ocasiones a ataques aéreos para aplacar a la insurgencia, constituida en gran medida por civiles que se oponen al régimen, y el pasado octubre bombardeó una ceremonia organizada por una guerrilla étnica donde murieron alrededor de 80 personas.
El relator de la ONU para Birmania, Tom Andrews, afirmó en Twitter que “los ataques del Ejército de Birmania contra inocentes, incluido el ataque aéreo en Sagaing, son posibles gracias a la indiferencia del mundo y a quienes les suministran armas. ¿Cuántos niños de Birmania deben morir antes de que los líderes mundiales tomen medidas fuertes y coordinadas para detener esta carnicería?”, preguntó.
En tanto en Ginebra, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volter Turk, declaró estar “horrorizado” por la acción de los militares, entre cuyas víctimas había escolares que en esos momentos realizaban bailes. Birmania está desgarrada por un violento conflicto entre la junta militar y sus oponentes desde el golpe de Estado del 1° de febrero de 2021, que derrocó a la presidenta civil Aung San Suu Kyi, quien desde entonces es mantenida prisión, acusada de delitos absurdos en los juicios amañados y espurios a los que ha sido sometida.