Baltazar Garzón: “El negacionismo es la antesala del fascismo”

El exjuez entregó detalles de la detención de Pinochet dictada a pocas horas que abandonara Londres en octubre de 1998. “No hacerlo significaba no haber dado todo lo que en ese momento se me exigía como profesional del derecho”, indicó.

El exjuez entregó detalles de la detención de Pinochet dictada a pocas horas que abandonara Londres en octubre de 1998. “No hacerlo significaba no haber dado todo lo que en ese momento se me exigía como profesional del derecho”, indicó.

El exjuez Baltazar Garzón, de visita en nuestro país, destacó que sin la separación de poderes en Gran Bretaña, habría sido imposible la detención del exdictador Pinochet en Londres, debido a las presiones ejercidas por el gobierno chileno para lograr su liberación.

En conversación con el programa Política en Vivo de Radio y Diario Universidad de Chile, el exmagistrado repasó el momento el proceso de la detención de Pinochet cuando el 16 de octubre de 1998 se produjo su detención poco antes que abandonara Londres y destacó la importancia de “no olvidar”.

Garzón, que se encuentra en Chile para participar en la Cumbre Internacional por la Democracia y los Derechos Humanos en el marco de los 50 años del golpe de Estado organizada por la Municipalidad de Recoleta, además de asistir a un encuentro en la Facultad de Filosofía y Humanidades de nuestra casa de estudios, analizó todo el proceso que vivió cuando estaba a cargo de la investigación de crímenes de lesa humanidad de ciudadanos víctimas de la Operación Cóndor.

El exjuez afirmó que “a veces las cosas suceden suceden de la forma más inesperada incluso, rocambolescas. Si no hubiese estado Augusto Pinochet con una dolencia física en Londres, dentro de la Unión Europea, donde los esquemas, sistemas y normas de cooperación internacional con un corpus jurídico ya formado, con un espacio común jurídico también, hubiese sido bastante más difícil. Sin embargo, un elemento fundamental en lo que se refiere a la cooperación internacional y a la tramitación de esas investigaciones y de una extradición en ese periodo judicial, no en el periodo político, que es luego lo que acontece y pone fin, no se puede detener”.

Garzón explicó que “la separación y contrapeso de poderes entre el Poder Ejecutivo y Judicial, es evidente y aunque se quisiera porque una vez que se produce la detención en Londres, el gobierno chileno le insistía al gobierno español ‘detengan ustedes esto’, Incluso al gobierno británico y decían no podemos, el poder es independiente y no podemos interferir”.

 El exmagistrado indicó que además, al juez chileno, Juan Guzmán Tapia, que investigaba a Pinochet, “le tenían prohibido comunicarse conmigo. Yo pedí cooperación a las autoridades chilenas y estaban bloqueadas, no se produjo ninguna contestación a mis pedidos. Lo mismo que no se produjeron tampoco en el caso de Argentina cuando desde el año 1996, yo pedí comisiones rogatorias, información, documentación, incluso hubo decretos presidenciales, en el caso argentino, del presidente Carlos Menem, después con (Fernando) de la Rúa y (Eduardo) Duhalde que expresamente se suspendía la cooperación para este tipo de casos, no para el resto”.

Había una decisión política firme de no colaborar, de no cooperar en este caso”, dijo Garzón que recordó una anécdota con el juez Guzmán que fue invitado por el catedrático chileno español Hernán Ormazábal, a dar una conferencia a una universidad de Cataluña, donde no se pudo contactar porque lo tenía “prohibido”.

“Mi colega Guzman Tapia no se pudo poner el teléfono, yo me imaginaba la escena a Hernán con el teléfono y entonces saludé el juez diciéndole es un honor, qué tal estás espero que alguna vez nos podamos conocer y él me dijo algo similar y muchas gracias por la labor que estás haciendo y que espero poder saludarlo. Pero no tocó el teléfono”, dijo Garzón, que precisó que eso daba cuenta de cómo estaba la tensión judicial.

Sobre la decisión de detener al exdictador, afirmó que cuando “emite la orden de detención contra Pinochet, que inicialmente ni siquiera iba a hacer una orden de detención (…) inicialmente lo que había era una petición a las autoridades inglesas para tomar o recibir una declaración hacerle un interrogatorio al senador (designado) Pinochet, tanto por mi parte como de parte de mi colega García Castellón. Yo por el operativo Cóndor y él por la querella más amplia presentada por las víctimas representadas por el abogado Joan Garcés”

Agregó que “lo que ocurre es que en un momento determinado había cumplido todos los trámites, con un sigilo y un tacto impresionante para que no hubiera errores procedimentales de ningún tipo y el viernes 16 de octubre del año 98 a la 1: 45 P.M. me dicen  no va a ser posible lo que pide para la semana que viene porque este señor se va mañana, pidió el alta voluntaria y se va mañana”.

Garzón recordó que era un viernes por la tarde y en la oficina no había nadie, excepto un funcionario que se estaba por ir. “Ahí armé la resolución, sobre la marcha, incluso sin tener la causa del sumario por delante, porque el funcionario que llevaba la tramitación se había marchado”, dijo el exjuez, que comentó que la hizo de memoria con los casos de las víctimas de la Operación Cóndor.

“Así redacté la orden de detención contra Pinochet, con reserva, en secreto, porque era consciente que en el momento que se filtrara, podría producirse un adelanto más urgente de la salida. En honor a la verdad, decir que cuando tomé esa decisión, porque era la que tenía que tomar como juez, como persona que estaba investigando, y debía esa resolución a las víctimas, no lo tenía muy claro porque los jueces británicos son muy sui generis y teníamos experiencia de otros casos en los que la cooperación judicial no había sido todo lo fluida y que exigían las normas dentro de la UE”, afirmó.

Había que intentarlo y el riesgo era que dijeran que no. Para mí profesionalmente, no hacerlo significaba no haber dado todo lo que en ese momento se me exigía como profesional del derecho”, puntualizó Garzón.

Finalmente, Garzón se refirió al proceso que vive el país en el contexto de los 50 años del golpe de Estado, donde destacó “la importancia de no olvidar y la importancia de recordar los hechos que acontecieron y que tuvieron una influencia decisiva en nuestra democracia de la que la justicia forma parte integrante. El negacionismo es la antesala del fascismo, de la remodelación y un ataque al núcleo  de la democracia. Es muy importante tener esto en cuenta, nadie está por encima de la Ley y ninguna democracia se quiebra por la aplicación de la ley de la justicia”.

Foto de portada: Agencia ATON.




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