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Mario Verdugo, escritor: “La experiencia nacional, Chile, no suele ser más que una local, la de Santiago, elevada a único horizonte y único foco”

"Arresten al santiaguino! Biblioteca de autores regionales” (2018), es el título de la obra literaria con la cual el ensayista y periodista chileno obtuvo el Premio Manuel Montt, otorgado por la U. de Chile en su convocatoria 2020.

Diario UChile

  Viernes 22 de septiembre 2023 14:20 hrs. 
Mario Verdugo

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Compuesto por 45 perfiles biográficos de escritores provincianos, la obra del escritor y periodista Mario Verdugo fue elegida entre los 10 mejores libros del 2018 según once críticos y periodistas de la prensa local. Reconocimiento que vuelve a la palestra este año con la adjudicación del Premio Manuel Montt en categoría Literatura de la convocatoria 2020, otorgado por la Fundación Pedro Montt y la Universidad de Chile y que será entregado en un acto ceremonial este 25 de septiembre.

El escritor, destacado por su estilo paródico, cuenta con un variado repertorio de obras poéticas, en donde destacan Apología de la droga (2012), Miss Poesías (2014), robert smithson & robert smith (2017) y el más reciente Glacis (2022). Por otro lado, y en el mismo registro de su escrito ganador Arresten al santiaguino! Biblioteca de autores regionales (2018), se encuentra el conjunto de ensayos sobre literatura y territorio llamado Curepto es mi concepto (2022), donde reflexiona y rescata el ser de región como algo político y simbólico.

Oriundo de Talca, Mario Verdugo es parte de los fundadores del colectivo “Pueblos Abandonados”, el cual nació en 2009, como una iniciativa de escritores de regiones externas a la metropolitana.  Este colectivo realizó congresos literarios en San Antonio, Valparaíso, Talca, Chiloé y vía remota desde Magallanes.

En su manifiesto, el colectivo se expresa como una “nueva voluntad de escritura, centrada en la independencia y las autonomías locales, y que pretende ensayar la reescritura territorial como registro de estas prácticas”. Además, indican hacerle frente a la institucionalidad que las políticas culturales de la derecha y de la concertación han promovido.

“Arresten al santiaguino! Biblioteca de autores regionales”, goza de un estilo característico. ¿Cómo lograste desarrollar esta identidad escrita y de qué manera crees que esto propició el otorgamiento de este reconocimiento?

Ser un redactor “de provincia”, o un crítico “de provincia”, capaz que hasta un poeta “de provincia”, aunque emigrado, transterrado. Ninguna de esas identidades está a demasiada distancia de las identidades que se me pueden atribuir a mí, pero tampoco es que haya coincidencia plena. Una de las estrategias que creo haber utilizado es una mezcla de arcaísmo y de extranjerismo, de visiones demodé y de vanguardias y teorías chacreadas. En suma, siutiquería pura y a mucha honra. A lo mejor se trata de una perspectiva no tan común y quizá eso influyó en el veredicto.

¿Cómo fue el proceso creativo de este compilado de perfiles de poetas de región?

Fue lento, arduo y caro. Implicó recurrir a un montón de librerías que ya no existen, a bibliotecas de barrio y de pueblo donde también se lee, a unos archivos personales remotos. Implicó unir un dato verificable con otro dato verificable, o un biografema con otro biografema, a través de montajes; e implicó valorar lo ingoogleable: una resistencia a creer que todas las bellezas del universo ya estaban circulando por la red, como nos repetían ciertos señores de zapatillas y terno.

Considerando que este libro comenzó como un proyecto de investigación en The Clinic y su participación del colectivo Pueblos Abandonados, ¿por qué es necesaria esta labor de rescate, sobre todo en un país tan centralizado como el nuestro?

Lo comencé a escribir en el Clinic, claro, y fue fundamental la interacción con mis compañeras y compañeros del Colectivo Pueblos Abandonados. Pero también influyó el trabajo que estuve desarrollando en la Universidad Católica de Valparaíso, junto al profesor Adolfo de Nordenflycht, y antes y después en mi región, tanto en el diario El Centro como en el grupo Puerto Crea, en la revista Medio Rural y la Universidad de Talca.

En vez de un rescate, que era más o menos la forma de operar que Nicanor Parra admiraba en su hermana Violeta (eso de “liberar” pájaros cautivos y “desenterrar” cántaros de greda), a mí lo que me resultaba urgente era justipreciar todas las escalas locales de experiencia, en la literatura y en cualquier ámbito. Ver desde —o a través de― una provincia o un espacio campesino no significa ver mal o ver menos. La experiencia nacional, Chile, no suele ser más que una de esas experiencias locales, la de Santiago, elevada a único horizonte y único foco.

¿De qué manera recibir este premio puede fomentar la descentralización?

Bueno, mi libro no está libre de conflictividad en ese sentido. Yo diría que es parte del conflicto. De hecho, ha tenido el doble o triple de lectores/as en Santiago que en otras ciudades o pueblos. Y la verdad es que no hubiese podido escribir esta “Biblioteca Regional” sin pasarme semanas metido en la “Biblioteca Nacional”, que ya sabemos dónde está emplazada. A mí lo que me ha interesado en este y en otros textos es aguijonear la conciencia crítica sobre la cuestión del territorio en la literatura chilena, teniendo cuidado de no reincidir sin más en los tópicos despectivos ni en las idealizaciones, o sea, intentando no repartir memes insidiosos ni diplomas de provincianidad honoris causa por el solo hecho de haber nacido o vivido en tal o cual lugar.

¿Cómo se inscribe el Premio Manuel Montt en tu carrera?

Sin duda es un premio importantísimo para mí. Hay dos características del premio que me parecen destacables. Primero, que sea un premio quinquenal, lo cual coincide con mi modus operandi, porque de veras voy planificando y trabajando por quinquenios. Lo otro es que se premian al mismo tiempo textos de creación y de investigación; además, dentro de la investigación se reconocen las humanidades y las ciencias sociales. El reconocimiento abarca entonces a todas estas áreas que con frecuencia se hacen mutuos respingos pero cuyas condiciones materiales de producción, a veces precarizadas, presentan a mi juicio confluencias indiscutibles.

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