Los fuertes vientos que se sintieron en la zona centro del país el pasado jueves 1 de agosto, y que aún tiene sin luz a miles de clientes, han dejado en evidencia la necesidad de limpiar el cableado eléctrico y de telecomunicaciones y la escasa acción que ha tenido la Ley Chao Cables, que se promulgó hace cinco años y que establece sanciones a las empresas que no los desinstalen cuando ya no son utilizados.

Esta es una medida que podría beneficiar a la ciudadanía, de repetirse el escenario de la semana recién pasada y se suma otra alternativa que han comenzado a plantearse las autoridades que es soterrar el cableado eléctrico. Pablo Sarricolea, académico del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile, asegura que hay que prepararse para que se repitan escenarios como el vivido. “Nos obliga a pensar en que hay que prepararnos para un clima que probablemente será más extremo, entonces hay que alistarse para que estas situaciones no vuelvan a ocurrir, por ejemplo, soterrar el cableado eléctrico, que sería una gran solución”.

En esa línea, el director del Departamento de Urbanismo de la FAU, Jorge Inzulza, asegura que “el viento inusual que vivimos el jueves pasado, que tiene las características de un pequeño ciclón, es bastante más como un tornado. Efectivamente es muy probable que siga ocurriendo, el cambio climático es un hecho y así es como lo entiende el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) y todos los organismos que investigan sobre el tema”. El académico añade que “estamos llenos de eventos que pueden ser catastróficos y el viento fuerte, con una velocidad de 120 km por hora es un elemento probablemente más nuevo para Santiago, y nada dice que no va a seguir ocurriendo”.

Vientos así de intensos en sector tan denso como Santiago de Chile es una situación que “puede ser y está haciendo catastrófica”, agrega Inzulza. “Toda la evidencia, todos los datos, la gente sin luz y no solamente eso, es también el problema del espacio público, la pérdida de mobiliario urbano, el riesgo en la salud, incluso el peligro de elementos electrificados en la vía pública… entonces claro la pregunta del millón es ¿habría que cambiar y habría que soterrar? lo primero que le diría enérgicamente es sí, obviamente”.

En 2017 se calculaba que menos del 10% de las vías eléctricas eran subterránea en Chile, “son datos bien complejos porque estamos muy poco preparados con ese tipo de acondicionamiento de la vía pública a través de un poste eléctrico. Punta Arenas, que tiene los vientos más salvajes de Chile y el planeta probablemente, lo entiende y lo entendió, tuvieron que adoptar ese tipo de disposición porque efectivamente no podría resistir una ciudad con esos vientos”, detalla el profesor Inzulza.

“Lo primero que habría que pensar es en una inversión importante que tiene que venir de las empresas que ofrecen estos servicios y que, probablemente, uno después lo pagaría vía boleta, por así decirlo, de aquellos que usamos el servicio. Pero eso es dramático porque son costos de la canasta familiar que tiene cada familia”, añade el académico, indicando la importancia en avanzar en la gobernanza de los territorios y también en la fiscalización de la ley de 2019 sobre limpieza de cableados.

“Lo que está claro es que no podemos esperar que esto se quede ahí como dormido porque, claro, en este momento se está tratando de resolver la emergencia, pero el próximo año estos problemas se harán más evidentes. Estos vientos huracanados también serán parte del borde costero de Chile, tenemos elementos que están cambiando nuestra manera de ser en el territorio, por lo tanto, tenemos que hacerle frente y más vale ahora que empecemos a pensar en este tipo de acciones”, finaliza Inzulza.