“El líder palestino Yasser Arafat, que durante más de cuatro décadas encarnó la resistencia de su pueblo y luchó por la creación de un Estado palestino independiente, falleció a las 4:30 de la madrugada francesa del jueves (10:30 p.m. hora del Este de Estados Unidos) en un hospital militar de las afueras de París”. De esta manera conocía el mundo el fallecimiento de Yasser Arafat a los 75 años, un 11 de noviembre de 2004.
En ese momento, también se dijo que se “desconocían” las causas precisas de su muerte, según declaraban desde el centro asistencial. La información que existía era que Arafat, quien presidía la Autoridad Palestina desde enero de 1996 y desde mucho antes era jefe de la Organización de Liberación Palestina (OLP), había experimentado un brusco deterioro de salud, consecuencia del cual el 28 de octubre de ese año tuvo que ser trasladado desde Cisjordania (lugar donde permanecía recluido por autoridades israelíes que lo acusaban de patrocinar una ola de ataques letales de militantes palestinos) hasta el Hospital Militar de Percy en Clamart, a 20 kilómetros al oeste de París, en Francia.
El manto de duda que se tejió después de su muerte nunca fue develado. Un año después del deceso, el periódico estadounidense The New York Times revelaba detalles del historial médico, conseguido de manos de periodistas israelíes, donde se declaraba como causa de muerte un accidente cerebrovascular hemorrágico masivo, producto de coagulación intravascular diseminada (CID), un grave trastorno sanguíneo que los especialistas no pudieron controlar y el cual condujo a su muerte.
El tiempo avanzaba y las teorías conspirativas que rondaban la muerte de uno de los artífices de la Declaración de Principios de la Autonomía Palestina, firmada en septiembre de 1993 en Washington, no cesaban.
El 3 de julio de 2012 la cadena de televisión árabe Al-Jazzera presentaba un documental donde se confirmaba que algunos de sus artículos personales contenían rastro de Polonio 210, material radiactivo y altamente tóxico. Estos antecedentes fueron suficientes para que Suha Arafat, su viuda, solicitara ante la Autoridad Nacional Palestina exhumar el cadáver de su marido, permitiendo que investigadores franceses y suizos tomaran muestras necesarias para los análisis, solicitud a la que con posterioridad se sumó Rusia.
Dos de las tres investigaciones ya entregaron sus resultados y, si bien la Agencia Federal Médico Biológica de Rusia no confirmó la presencia del material, desde del Instituto de Física de la Radiación (IRA) del Hospital Universitario Vaudois, en Suiza, se informó que los restos analizados contenían al menos 18 veces el nivel normal de polonio radiactivo, cantidad que cuestiona su ingesta por accidente.
¿Eso mató a Arafat? Los investigadores advirtieron que no pueden concluir ni desmentir que el polonio haya sido la causa de la muerte del líder palestino, pero que se inclinan moderadamente a creer que falleció envenenado por la sustancia.
Dos teorías surgen de inmediato luego de estas declaraciones, las que desde ese 11 de noviembre de 2004 se han barajado en el análisis internacional. Por un lado, la probabilidad de que desde Israel se haya diseñado el envenenamiento y, otra, que sitúa a conflictos internos de la ANP como una posible fuente de la muerte. Así lo refirieron tanto Kamal Cumsille, académico del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, como el analista internacional Guillermo Holzmann y la directora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago (IDEA) Olga Ulianova.
El cómo estos nuevos antecedentes pueden influir en el desarrollo de las actuales conversaciones e influir o determinar el futuro del conflicto político, es analizado por los expertos. Para Olga Ulianova no existirían mayores alteraciones en las negociaciones actuales, debido a las dos teorías que rondan su muerte: “Precisamente como la segunda teoría lamentablemente no puede ser descartada, al propio bando palestino en las negociaciones no le convendría políticamente explotar el tema, menos a Israel, no van a acusar a Palestina de la muerte de su propio líder”, apuntó la analista.
Kamal Cumsille señala que las reacciones ante los nuevos antecedentes pueden provenir desde el pueblo palestino arafatista: “Hay un pueblo palestino arafatista no al fatah, es en esa parte del pueblo palestino donde a futuro se podrían encontrar reacciones interesantes, pero la verdad es que hay mucho sentimiento de letargo entre las fuerzas políticas palestinas, la resistencia está prácticamente aplacada por una normalización de la ocupación a través de las políticas económicas generadas desde Israel y la Autoridad Nacional Palestina”, explicó.
Para Holzmann, durante los próximos meses se vivirá un momento de espera, donde la consecuencia más severa que se podría vislumbrar ante los hallazgos sería la detención de las actuales conversaciones entre Palestina e Israel, negociaciones que en su opinión están ubicadas en un escenario del equilibrio geoeconómico mundial.
“La actual situación de las negociaciones se impone dentro de un objetivo estratégico que supera a Israel y Palestina y que tiene que ver con el equilibrio geoestratégico y geoeconómico mundial. En esa perspectiva hay una voluntad de las potencias de poder presionar, influir y apoyar los procesos de negociaciones, en el cual se tiene claridad en los temas principales, no obstante que se sabe que con respecto de Jerusalén, por ejemplo, va a ser muy difícil aunar posiciones, pero sí se pueden despejar algunos temas en torno a asentamientos, respecto a límites y responsabilidades alternativas del control territorial. Hoy día hay una mayor posibilidad, pero no es fácil”, dijo Holzmann.
Mauricio Abugosh, Presidente de la Federación Palestina de Chile, avanza en las claves para entender el conflicto en los próximos meses, las que a su juicio estarán marcadas por la comprensión internacional respecto de las necesidades del pueblo palestino, así como también de la capacidad que tengan sus autoridades para entablar demandas en contra de la ocupación.
“El mundo finalmente se dé cuenta de que los palestinos no pueden seguir aceptando esa forma de vida, y de cierta forma se desarrolle un poder que supere a Estados Unidos y que signifique equiparar un poco las cosas de ese poder hegemónico que tienen en el mundo y a nivel de las Naciones Unidas para que se nivele la balanza, se equilibre el orden mundial y, efectivamente al Estado de Israel se lo obligue a acatar las resoluciones de Naciones Unidas, por eso creo que es bastante difícil. En segundo término, tiene relación con las demandas que pueda levantar la autoridad palestina en el seno de los tribunales penales internacionales, la Corte de justicia de La Haya, a todo nivel, por crímenes de lesa humanidad, por la ocupación misma, por la construcción del muro en tierras palestinas, por la confiscación de tierras, por la demolición de casas y un montón de ítem, que básicamente tiene que ir en contra de la ocupación, cosa que la ANP tiene absolutamente claro, pero ha sido obligada por Estados Unidos a sentarse a la mesa a negociar, lo que ha sido una exigencia permanente de este país de que no se vaya a tribunales internacionales y se le sigan dando oportunidades al diálogo diplomático, que para mí es una pérdida de tiempo”, enfatizó el Presidente de la Federación Palestina de Chile.
“Las claves van a estar en torno a los asentamientos, respecto de la viabilidad económica de Palestina, en términos de que se aseguren las facilidades que Israel le debe prestar a Palestina para autosostenerse; el segundo elemento tiene que ver con el rol que cumple Hamas y las visiones más radicales de ese movimiento en torno a negarse a un proceso de paz; y en tercer lugar respecto de las vicisitudes que se estén viviendo en el gobierno israelí en torno a la visión que tengan de Palestina a consideración de lo que pase en Líbano, en Arabia Saudita, en Irán particularmente y en Siria, que son temas que influyen en la posición israelita en esta negociación”, agregó Holzmann, desglosando claves de mediano plazo.
En cuanto al liderazgo de Arafat, pese a algunas críticas desde su propio sector, el analista asegura que su validez la daban los avances concretos que lograba, a pesar de la posición israelita. Abugosh por su parte, sostiene que su recuerdo quedará marcado por las esperanzas que los palestinos tenían en su figura.
En lo que cuenta la historia, recordemos que el líder palestino, presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, presidente de la Autoridad Nacional Palestina y líder del partido político secular Fatah, que fundó en 1959, pasó gran parte de su vida luchando contra Israel en nombre de la autodeterminación de los palestinos. Aunque se había opuesto a la existencia de Israel, en 1988 cambió de posición y aceptó la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En 1994, recibió el Premio Nobel de la Paz junto con Shimon Peres y el posteriormente asesinado Isaac Rabin, por sus esfuerzos a favor de la paz en Oriente Próximo.