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El milagro Indio: La fortuna en la base de la pirámide

India se posiciona como una de las potencias mundiales, miembro del G-20, BRICS E IBSA, el país continente de 1.200 millones de personas crece a tasas sostenidas cercanas al 8% anual. La relación con Chile, si bien es aún menos explosiva que la que se mantiene con China, alcanza para que la India se posiciones como el octavo socio comercial del país, situación que se puede ver expandida en los próximos años.

Paula Campos

  Domingo 8 de diciembre 2013 13:41 hrs. 
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Nueva Delhi, Bolliwood, Taj Mahal, Mahatma Ganhi, Santa Teresa de Calcuta, Mahindra, Tata, calor, vacas sagradas, río Ganges, son algunas de las primeras cosas que se vienen a la cabeza cuando se piensa en la India, tal vez las únicas con las que se puede dibujar un imaginario de un país ubicado a más de diecisiete mil kilómetros de distancia.

Todas estas imágenes efectivamente forman parte de lo que es la India, pero mucho más también. Su milenaria historia que permite al viajante vivir en el futuro y también en el borroso ayer, las múltiples religiones que le han dado el apodo de ser cuna de ellas y la complejidad de su sistema social, solo vienen a describir un complejo escenario donde la tolerancia y el respeto son dos de los valores necesarios para convivir.

Pieles oscuras se combinan con rasgos más occidentales, turbantes y colores forman parte del paisaje cotidiano de trajes y costosos atuendos de sus principales ciudades. La música, el vegetarianismo, refinadas costumbres inglesas que dan cuenta de su época de colonia y ritos milenarios que les hacen vivir sus religiones son solo algunos de los múltiples ejemplos de un país que hoy sorprende con su investigación, telemática y potencial desarrollo en el área de los servicios.

28 estados conviven en el país continente, multitud de partidos políticos asentados en diferentes creencias y religiones, Nueva Delhi la apabullante capital, Mombay y su industria cinematográfica, Agra y el Taj-Mahal, Bangalore, Calcuta y Chennai son algunas de sus grandes ciudades, donde el desarrollo convive con la pobreza, la falta de agua, la precariedad y muchos de esos otros recuerdos indios que el mundo también conserva en sus recuerdos.

Pero el milagro indio, la Nueva India, el ser miembro del G-20 del grupo de las economías emergentes Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y del Foro Trilateral IBSA (India, Brasil y Sudáfrica) no sólo se han construido a base de respeto y tolerancia de las diferencias, aun cuando esto es no menor, su democracia con alrededor de 650 millones de electores es una de las más consolidadas a nivel mundial. La apertura económica que desde 1991 ha debido impulsar el país, hoy la consagra como uno de las referencias del mundo, pasando de ser criticada por Winston Churchill, quien declaró que jamás serían un gran país, a una de las naciones más fortalecidas de las economías emergentes, situación que ha permitido conocer al siglo XXI como el siglo de Asia o, mejor dicho, de China y la India.

Pese a los réditos de los que hoy se pueden sacar alegres cuentas, la expansión no se inició como una decisión innata de sus autoridades, diversas coyunturas internacionales la pusieron a principios de los noventa en una complicada situación.

Desde 1991 hasta ahora la vorágine de cambios ha sido impactante. Era ese año cuando el país del sur de Asia debía entregar sus reservas de oro a Inglaterra, no solo hipotecándolas sino que trasportándolas a Londres, desde donde serían vigiladas y devueltas hasta que salieran de la crisis a la que habían entrado producto de la caída del esquema socialista en Rusia, su gran aliado.

Los efectos de la guerra del Golfo en el precio del petróleo causaron una grave crisis en la balanza de pagos de la India con niveles de reservas de 1000 millones de dólares, que no le permitían cumplir con sus compromisos internacionales, afectando además su abastecimiento interno y crecimiento de su economía.

La crisis hizo que el país pidiera un préstamo por USD 1.800 millones al FMI, que a cambio exigió se cambiaran las políticas económicas del país con una visión hacia afuera. Desde ahí a la revolución telemática y de servicios sólo han pasado 20 años, los que a juicio de Jorge Heine, ex embajador de Chile en la multicultural India, se han basado en su economía, su tolerancia y su fortalecida democracia: “Comienzan a desmantelar este enorme aparato proteccionista que había caracterizado a la India, bajaron los aranceles, disminuyeron controles y regulaciones y comenzaron un proceso de apertura, que implica desatar esas enormes energías empresariales, emprendedoras e innovadoras que existían en la India y que habían estado limitadas por muchas de estas cortapisas”, explicó.

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Jorge Heine

Algunos de los pilares destacados por el político son por ejemplo la innovación, término con el cual se refiere a los grandes niveles de desarrollo alcanzado por el país. La fortuna en la base de la pirámide es otra de las concepciones utilizadas por el catedrático para dimensionar la explosión del crecimiento indio.

“Uno de los factores más significativos del crecimiento de la India ha sido el de la tecnología de la información, pero también en la manufactura. Parte de los avances en esta materia se deben a su expansión de producción. Un economista indio acuño la expresión de la fortuna en la base de la pirámide, hay también un mercado en los cientos de millones que no tienen tanto ingreso, eso es una concepción diferente, significa vender productos muy baratos, donde la ganancia es en margen mínimo por unidad, pero alcanzando utilidades en máximos volúmenes”. Ejemplo de lo explicado por el autor del libro La Nueva India, es que en ese país se vende el auto más económico del mundo, Tata Nano, de tan sólo 2.500 dólares.

Ha pasado desde lo regional a lo mundial, del comercio local hasta abrir sus barreras y fronteras dejando traspasar comercios y fronteras.  América Latina no ha sido la excepción, si bien Brasil ha creado una cercana relación con el país, el resto del continente ha ido elevando sus niveles de relaciones.

A juicio de Heine, éstas deberían seguir consolidándose en los próximos años: “En este momento, el comercio entre India y América Latina debe estar alrededor de los 30 mil millones de dólares, que todavía está muy por debajo de lo que hay entre China y América Latina, que suma alrededor de 250 mil millones. Pero ha estado creciendo de manera muy acelerada. Por ejemplo, en 1990 el comercio era de 500 millones de dólares y hoy estamos en 30 mil millones. O sea, obviamente  ha habido un avance significativo. Creo que los países latinoamericanos se han dado cada vez más cuenta de que el potencial que hay con India es muy grande”, indicó.

Un ejemplo de eso en lo político es la creciente cantidad de embajadas de Latinoamérica en el país continente (18) y de la India en América Latina y el Caribe (14), lo que se ha ido incrementando con el paso de los años y el fortalecimiento de las relaciones.

Y otra evidencia fue el primer diálogo indo-latinoamericano, impulsado por el canciller Alfredo Moreno en 2012, quien en compañía de los cancilleres de Venezuela y Cuba visitó Nueva Delhi como señal de la diversidad continental y la voluntad de establecer relaciones cada vez más cercanas.

El país más lejano geográficamente desde Chile es la India. Pese a ello, nuestras autoridades han sabido cómo fortalecer los lazos con un país interesándose en nuestro mercado, sostuvo el ex embajador y actual catedrático de la Universidad de Wilfrid Lauriel en Canadá: “Este impulso que recibió la relación entre ambos países se mantuvo y tomó vuelo propio. Creo que hoy estamos en otro pie. El Gobierno actual ha continuado impulsando las relaciones comerciales y ahora se expandió el número de productos que cubre el Acuerdo de Alcance Parcial, que firmé en 2006 y fue ratificado por el Parlamento en 2007”, dijo.

Hace algunos años, en Chile se tenía la visión de la India como un país tercermundista, necesitado de caridad internacional para acabar con las grandes hambrunas de su población, y si bien estas situaciones se siguen repitiendo, hoy el país del sur de Asia se posiciona como un eje de negocios primordiales para el desarrollo exportador nacional.

Al termino de 2012, India se ubicó como el octavo socio comercial de Chile en términos cuantitativos, con un intercambio comercial por US$ 3.297 millones, lo que representa el 2,1% del comercio exterior con el país. Así lo revela el informe “Evaluación de las relaciones comerciales entre Chile e India a seis años de la entrada en vigencia del Acuerdo de Alcance Parcial”, elaborado por el Departamento de Estudios de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon).

Según se vislumbra en el proceso de profundización permitirá a ambos países aumentar la cobertura de este acuerdo hasta unas 2800 líneas arancelarias, donde algunos de nuestros productos que obtendrán rebajas serán los concentrados de cobre, cátodos de cobre, carne bovina, de cordero y de cerdo, cerezas, arándanos, salmón, paltas, entre otros.

Tal vez para cientos de miles de personas en el mundo continúe siendo difícil vislumbrar la inmensidad de un país que en algunos años más tendrá la población más grande del mundo, ya que para 2030 se estime sobrepase a China, de ahí que para el comercio mundial muy poco tiene de desconocido este país que pese a las múltiples e innumerables diferencias culturales se acerca a la hora de cerrar acuerdos.

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