El triunfo de la ultraderecha en Italia y el reflote del fascismo y la “herencia del dictador Benito Mussolini”, en un país que fue devastado en la Segunda Guerra Mundial, es hoy el centro de discusión y análisis de expertos, políticos, sociólogos y opinólogos de todas las tendencias, luego que el partido Hermanos de Italia, con la diputada Giorgia Meloni a la cabeza, se convirtiera en la fuerza política más votada con el 26% de los sufragios, en unas elecciones donde se registró un 36% de abstención.
“Hoy es un día triste para Italia y para Europa”, dijo Enrico Letta, ex primer ministro y secretario del Partido Demócrata (PD) (de centro izquierda). Letta reconoció que los italianos “hicieron una elección clara”. “Italia tendrá un gobierno de derecha”, enfatizó.
Se espera que la coalición liderada por Meloni tome más de 110 de los 200 escaños en el Senado y más de 230 de las 400 bancas en la Cámara de Diputados. Por su parte, el PD, en cambio, con el 19% de los votos a nivel nacional, se llevó el peor resultado de su historia. En tanto, Silvio Berlusconi regresa al Senado y juzga “determinante” la contribución de Forza Italia a la victoria “decisiva” de la ultraderecha.
El bloque de derechas obtuvo el 44 % del parlamento y muy distante, a 18 puntos, quedó la coalición de izquierdas encabezada por el Partido Democrático y liderada por Enrico Letta.
“El fracaso del PD es el reflejo del hundimiento de una izquierda que ha sido abandonada por sus tradicionales votantes, incluidos obreros y parados. Le ha dado la espalda incluso el sindicato de izquierdas, la Confederación General de Trabajadores (CGIL), el más importante del país, la central que siempre utilizó como correo de transmisión. En estas elecciones, la CGIL admitió que muchos de sus afiliados se han pasado a la derecha y por primera vez no recomendó votar a la izquierda, sino que dejó libertad de voto. Desde hace muchos años, el PD se «aburguesó» y se dividió en corrientes internas, y con interminables luchas entre los diversos aspirantes a la secretaría general”, escribió el periodista Ángel Gómez Fuentes, corresponsal de ABC Internacional.
En nuestro país, también el tema es centro de debate, dado el escenario que se da, cuando se creía que el fascismo de Mussolini no surgiría después de la Segunda Guerra Mundial, esta vez, de la mano de la diputada Meloni.
El presidente subrogante del Foro Permanente de Política Exterior, Jaime Gazmuri, consideró “bastante preocupante y un retroceso político significativo para una democracia tan sólida como la italiana”, el triunfo de la ultraderecha en las elecciones del fin de semana que convertirán a la diputada Meloni, en la futura Primera Ministra.
En un análisis sobre el proceso eleccionario, Gazmuri afirmó que la diputada Meloni representa en Italia “una formación política bastante nueva, heredera explícita del fascismo y de (Benito) Mussolini de quien recuperan el discurso y la dimensión social que tuvo el fascismo en Italia. Por tanto, se avecinan tiempos complejos, se puede hablar de una derecha neofascista, una corriente política autoritaria muy chovinista, racista, muy poco respetuosa de los derechos de las minorías y muy anti europea”.
En ese sentido, afirmó que hay una oposición muy fuerte de lo que ha significado la Unión Europea como avance en la integración de Europa, por lo tanto, “va a ser un gobierno muy complejo desde el punto de vista del avance democrático en Italia y desde el punto de vista de que Europa pueda consolidar su proceso de integración”.
El ex senador expresó también su preocupación no solo por lo que está viviendo Italia, sino por la tendencia en varios países europeos donde hay un avance importante de la ultraderecha.
Esto se da en las recientes elecciones en Suecia donde el partido ultraderechista Los Demócratas de Suecia, se convirtieron en el segundo movimiento más importante del país. “Logró tener sobre el 20%, no sacó la primera mayoría pero se consolidó como una fuerza que probablemente pueda ingresar al gobierno sueco que ha sido también un país con varias décadas de gobiernos progresistas y socialdemócratas “, dijo Gazmuri.
A esto se suma, el Vox de España y el avance la fascismo en Hungría y Polonia. “Entonces estamos frente a una cierta ola de partidos neo autoritarios, partidos chovinistas, partidos que tienen poco respeto por valores democráticos fundamentales. Ahora, eso se da en el marco de sociedades democráticas sólidas que tienen mecanismos de defensa. Entonces yo no veo que el sistema político democrático de Italia se vaya a derrumbar por esto, pero es un fenómeno preocupante por la importancia que tiene Italia, que es la tercera economía europea después de Alemania y Francia, en un momento donde Europa enfrenta desafíos bastante severos”, puntualizó Guzmuri.
El ex legislador socialista, que vivió parte de su exilio en Italia, indicó que hasta hace pocos años eran fuerzas políticas más bien marginales y en los años 70 habría sido inimaginable que un partido con estas características, hubiera ocupado un espacio en el gobierno.
Gazmuri destacó que entre los aspectos más significativos es que la derecha tradicional, Forza Italia de Silvio Berlusconi, tuvo una representación débil, aunque el ex mandatario y líder de este partido consiguió su deseado escaño en el Senado.
“Hay que preguntarse a qué se debe el resurgimiento de estas fuerzas”, indicó Gazmuri. “Hasta hace pocos años eran fuerzas políticas más bien marginales. Yo viví en Italia en tiempos de exilio y en los años 70 y habría sido inimaginable que un partido con estas características hubiera ocupado un espacio importante en el escenario político, pero hoy día está instalada como la más probable fuerza de gobierno, porque la derecha en general, la otra derecha, que es una derecha bastante extrema pero no tanto como el partido de la diputada Meloni, La Liga, también sacó el 9 o 10% y la derecha más tradicional que es la de Berlusconi, tuvo un desempeño electoral bastante débil”, indicó el ex parlamentario.
Agregó que en el caso de la en la oposición, “sigue con fuerza el Partido Democrático (de centro izquierda) que se constituyó como la segunda fuerza electoral con el 20%, pero en todo caso vamos a tener en Italia un gobierno de derecha en una socialdemocracia europea muy compleja”.
El exsenador puntualizó que “el surgimiento de estas fuerzas conservadoras tiene que ver con la dificultad que tienen las democracias modernas en Europa de enfrentar la crisis que están viviendo, no solamente en Europa sino en el mundo, en un periodo de inflación alta, de disminución del crecimiento, de tensiones globales que hacía tiempo no vivíamos, tiempo de incertidumbre, de pérdidas de puestos de trabajo, los efectos de la pandemia, donde una parte importante de las poblaciones se refugian en propuestas autoritarias, iluminadas, ultraconservadoras que seguramente no van a resolver las crisis pero que va a significar retrocesos importantes en todos los planos”
Sobre el discurso anti inmigrante, Gazmuri señaló que se le asignan a los extranjeros, ser los responsables de todos los males, que compiten con el desempleo, que van contra la unidad nacional, contra el modelo de vida de occidente, entre otros.
“El recurso anti-inmigración es un recurso fácil que políticamente rinde, sobre todo en sectores populares que se ven amenazados y eso puede explicar parte de la votación. Lo que no se dice, es que Europa necesita de la inmigración porque la tasa de crecimiento de la población en Europa y en Italia es de las más bajas del mundo. Por lo tanto, el país necesita por lo menos 50 millones de trabajadores que su demografía no se los provee y en ese tema, también lo vemos en Chile, hay mucho mito porque es muy fácil explotar y en tiempos de crisis la gente busca explicaciones. Culpar a los migrantes de los problemas de la sociedad es un recurso simple, que rinde electoralmente y que es muy peligroso”, puntualizó Gazmuri.