FF.AA. de Brasil proclaman su “compromiso irrestricto con la democracia”

Los comandantes en jefe de las tres ramas de las fuerzas armadas afirmaron -en un comunicado público- que las disputas políticas deben ser resueltas por los instrumentos del Estado de Derecho, subrayando su pleno compromiso con la democracia.

Los comandantes en jefe de las tres ramas de las fuerzas armadas afirmaron -en un comunicado público- que las disputas políticas deben ser resueltas por los instrumentos del Estado de Derecho, subrayando su pleno compromiso con la democracia.

Doce días después de las elecciones presidenciales y mientras las protestas neofascistas cunden frente a los cuarteles militares reclamando su intervención para impedir que Luiz Inácio da Silva asuma el poder, la cúpula militar del país decidió dejar en claro este viernes su “pleno compromiso” con la democracia. De ese modo, los uniformados daban respuesta a las invocaciones de la ultraderecha que les exige que protagonicen un golpe militar contra la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva, golpe militar que no desean, al tenor de lo que afirman.

“La Marina, el Ejército y la Fuerza Aérea de Brasil reafirman su compromiso irrestricto con el pueblo brasileño, con la democracia y con la armonía y la paz social”, dice la declaración firmada por los comandantes en jefe de cada una de las tres fuerzas armadas. Si bien las protestas de los grupos para-fascistas brasileños han perdido fuerza, estos se vienen manifestando desde la misma noche del 30 de octubre, cuando Lula ganó las elecciones por una diferencia de apenas 1,8 puntos porcentuales sobre el gobernante ultraderechista Jair Bolsonaro, líder de los sectores golpistas y que de esa manera vio frustrada su aspiración a ser reelecto para un segundo período.

En un país donde los militares frecuentemente opinan y muchas veces no son prescindentes de emitir sus puntos de vista sobre la política contingente, este pronunciamiento después de las elecciones más reñidas de la historia, en que el izquierdista Lula, al frente de una amplia coalición para salvar la democracia derrotó al militar retirado Jair Bolsonaro, es sencillamente bienvenido.

Los manifestantes, respaldados por grupos de camioneros, se han concentrado a las puertas de numerosos cuarteles militares exigiendo -sin ningún pudor- un “golpe militar” que impida, como dicen ellos, que “el comunismo” asuma el poder en Brasil. En el texto, los militares reconocen que tanto como son condenables las restricciones al derecho constitucional a protestar, también “los excesos” de quienes protestan. Por ello, advierten, al mismo tiempo que no pueden aceptarse expresiones que restrinjan los derechos individuales o colectivos, pongan en riesgo la seguridad pública o atenten contra la armonía de la sociedad, se debe buscar en todo momento que tales   controversias encuentren solución a través de los instrumentos que ofrece el Estado de Derecho, respetando la independencia de los tres poderes del Estado.

Ciertamente, la negativa de Bolsonaro a reconocer su derrota y felicitar a su rival ha dado alas a sus seguidores más radicales y, aunque el traspaso del poder transcurre por los cauces previstos por la ley, éstos llevan ya días manifestándose ante los cuarteles para reclamar la -para ellos “anhelada”- intervención militar. Los máximos mandos de las Fuerzas Armadas recalcan en el comunicado que “la solución a las posibles controversias en el seno de la sociedad debe valerse de los instrumentos jurídicos del Estado democrático de derecho”, afirmado que continuarán bogando por la legalidad, legitimidad y estabilidad de la democracia, lo que implica tolerancia, orden y paz social, afirman.

Pero no escapa a los observadores de la escena política que las palabras castrenses pueden ser interpretadas, por un lado, como una crítica a las decisiones del Tribunal Superior Electoral para acallar en redes sociales a algunos prominentes bolsonaristas que estaban ventilando falsedades sobre los comicios, pero por otro, también como una severa critican a los bloqueos de carreteras, tanto más cuanto que Bolsonaro las ha defendido con el argumento de que son pacíficas, obviando que sus seguidores lo que están pidiendo va contra las leyes y la popia Constitución: un golpe de Estado.

En tanto, hay una creciente impaciencia por conocer los nombres de los miembros del equipo de transición intentando adivinar quiénes serán los próximos ministros y ministras que acompañarán al electo presidente en su tercer mandato. Por ahora, el Luis Inacio Lula Da Silva vuela a Egipto el martes próximo para llevar al mundo un mensaje tranquilizador a través de la Cumbre climática COP 27: serán temas centrales para su nuevo Gobierno la protección del medio ambiente y la preservación de las formas de vida y culturas indígenas en la Amazonía.





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