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Con nuevos ataques en el mar Rojo los hutíes desafían a la flota occidental

Estados Unidos y otros países que participan en la “operación Guardián de la Prosperidad” exigen a los rebeldes poner fin a sus acciones y profieren amenazas como: "tendrán consecuencias".

Luis Hernan Schwaner

  Jueves 4 de enero 2024 17:35 hrs. 
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Desde noviembre, los ataques hutíes se intensificaron en el mar Rojo, obligando a los grandes consorcios navieros occidentales a abandonar la ruta de sus buques por el Canal de Suez, debiendo rodear todo el continente africano por la vía del Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica), lo que ha significado que a la fecha -primeros días de enero- el tráfico por el estrecho de Bab-el-Mandeb haya caído más de un 40% con respecto a 2023.

Doblegar a los rebeldes hutíes en esas aguas no ha resultado una tarea sencilla para las fuerzas militares aliadas desplegadas en la región. Hace escasos días los estadounidenses lograron hundir tres de sus embarcaciones, pero los yemeníes volvieron este miércoles (3 de enero) a desafiarlos y dispararon una vez más contra los barcos comerciales que tratan de cruzar el estrecho. Más tarde el Pentágono confirmaría que los rebeldes lanzaron dos misiles balísticos, aunque no lograron dar con su objetivo.

Los hutíes se arrogaron la autoría del ataque y argumentaron que el mercante contra el que abrieron fuego navegaba rumbo a un “puerto de la Palestina ocupada”. Hay que tener presente que esta facción ha prometido continuar con las acciones armadas “en solidaridad con Gaza”, y en su más reciente mensaje a través de Instagram afirman que seguirán evitando que buques israelíes o que tengan como destino puertos en la Palestina ocupada, naveguen por el mar Rojo y el mar de Arabia hasta que se entregue la comida y las medicinas que necesita el pueblo palestino asediado en la Franja.

Los hutíes se concentran sobre todo en los grandes portacontenedores, que han renunciado masivamente a cruzar esta ruta, mientras ayer miércoles algunos operadores advertían que se están poniendo en riesgo las cadenas de suministro internacionales. De esta manera, la situación se ha vuelto insostenible para el normal tránsito comercial por el estrecho de Bab-el-Mandeb, hasta el punto de que dieciocho grandes navieras ya renunciaron a pasar por él y prefieren circunnavegar el continente negro, lo que ha triplicado los costos del transporte en solo las dos últimas semanas de diciembre, comenzando, además, a elevarse el precio de los combustibles a nivel internacional.

El Mando Militar Central de Estados Unidos ha reconocido la gravedad de esta situación y admite que los buques que notifican explosiones en la zona ya no son únicamente unos pocos, sino “numerosos”. “Estas acciones ilegales han puesto en peligro las vidas de decenas de marineros inocentes y continúan perturbando el libre flujo del comercio internacional”, denunció el mando naval en Washington.

La situación se ha complicado desde el lunes, después que la Marina estadounidense destruyera las tres embarcaciones hutíes “en defensa propia” (según argumentaron), cuando éstas intentaban abordar un mercante y, al mismo tiempo, Irán decidiera enviar a la zona un navío de guerra. Las diferentes flotas militares concentradas en el mar Rojo no han tenido aún contacto con los iraníes, pero su sola presencia allí ha elevado la tensión de modo inmediato.

EE.UU. y algunos de sus aliados en la autodenominada “operación Guardian de la prosperidad” -entre ellos, Australia, Bahrein, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Alemania, Japón, Italia, Países Bajos, Nueva Zelanda y Reino Unido- emitieron un comunicado conjunto en el que advierten a los rebeldes que sus ataques “son ilegales, inaceptables y profundamente desestabilizadores”, que representan una “amenaza directa a la libertad de navegación” y que tendrán “consecuencias”.

Los rebeldes de Yemen atacan con drones, misiles antibuque o con barcos de asalto. Desde noviembre se han registrado al menos cien casos y el secuestro del gigantesco “Galaxy Leader”. Según los aliados, las acciones de los hutíes afectan a al 15% del tráfico marítimo mundial, al obligar a los barcos a tomar una ruta alternativa por el cabo de Buena Esperanza, sumando al aumento de los costos, los mayores riesgos para la navegación por las corrientes marítimas que rodean al continente africano y que no guardan relación con la tranquilidad de las aguas en torno a la península Arábiga.

Al respecto, y como una clara señal de la creciente preocupación de Occidente en relación a las acciones de los hutíes en el mar Rojo, el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Antonio Tajani, conversó este miércoles sobre el acuciante tema con su colega estadounidense, Antony Blinken, en medio de reuniones para estudiar cuáles serán las prioridades que tendrá por delante la presidencia italiana del G7, donde destaca “la importancia de la acción multilateral colectiva para abordar las amenazas” en el mar Rojo.

Imagen de portada: Mohammed Hamoud / Gettyimages.ru
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