Los ingresos por la venta de los Estcoins se usarían para financiar la mejora y expansión de los propios servicios digitales estonios, lo que, a su turno, aumentaría el valor implícito y de cambio de dichas criptomonedas, dado que serían capaces de adquirir los servicios que el país oferta en esta área. El dinero recaudado se administraría de la misma forma en que Chile o Noruega gestionan los ingresos procedentes del cobre o petróleo, mediante un fondo soberano de reserva.