Júbilo por un lado y llanto por el otro. Cuesta imaginar lo polarizado del ambiente en la sala del Senado en el momento justo en que el tercer capítulo de la acusación constitucional contra el ministro Harald Beyer alcanzó la votación suficiente para su destitución.
Fueron más de once horas de maratónica jornada en la sala del Senado, en las cuales cada uno de los 38 senadores dispuso de 15 minutos de exposición, en orden alfabético. Allende, Alvear, todo iba bien hasta el turno del senador independiente Carlos Bianchi, quien al momento de ser llamado se encontraba fuera de la sala. Su ausencia fue un anticipo de que el misterio se mantendría hasta el final.
Las exposiciones de Francisco Chahuán y Juan Antonio Coloma dieron trabajo tempranamente al presidente del Senado, Jorge Pizarro, quien tuvo que intervenir para silenciar los aplausos de un grupo de jóvenes ubicados al centro de las graderías, los que de a poco irían creciendo en número y fervor. Nadie sabía quiénes eran, pero su aparición cada vez que finalizaba la intervención de algún senador de la Alianza evidenciaba a quién venían a apoyar.
Pero no fue hasta que llegó el turno de Alejandro Navarro que se alteró la calma en la sala. El senador partió cuestionando la presencia de numerosos ministros de Estado, para después calificar a Harald Beyer como el “guardián del lucro”, lo que le costaría una gruesa descalificación de la ministra Cecilia Pérez.
De ahí en adelante, habría que llegar a la “W” para desatar la angustia en la oposición y en las tribunas. Sería el DC Patricio Walker quien, al anunciar su rechazo a la acusación, encendería la alarma de pánico entre quienes poco a poco comenzaban a confiar en el triunfo.
Los rostros de preocupación dieron paso a las calculadoras. Si todos los expositores votaban según lo habían dado a entender, se producía un empate. Sintiendo la presión, Carlos Bianchi, el senador número 38, apeló a la “humanidad” de sus colegas y solicitó unos minutos para que el ministro Beyer reflexionara y renunciara, teniendo la última oportunidad de evitar la inhabilidad de ejercer cargos públicos que implicaba su destitución.
El tiempo le fue concedido, entre gritos de las tribunas y reuniones apresuradas de los senadores en sala. Fueron solo cinco minutos de incertidumbre antes de proceder a la votación, con los resultados ya sabidos: por veinte votos a favor y 18 en contra, el ministro Harald Beyer era destituido, por su negativa a fiscalizar el lucro en la educación.
Alegría y reproches explotaron a la par en las graderías y el grupo de jóvenes que mantenía su identidad como un misterio alzó un enorme lienzo con la frase “el pago de Chile”, entre flameantes banderas albicelestes de “UDI popular”.
Fuera de la sala, blindado por ministros de Estado y senadores de la Alianza evidentemente emocionados que se consolaban entre sí, Harald Beyer hizo sus descargos, aludiendo al triunfo de la politiquería y agradeciendo la valentía de Patricio Walker. Todo esto entre vítores y lágrimas de simpatizantes y ex colegas, que peleaban cada milímetro con la prensa solo para poder ver públicamente, quizás por última vez en mucho tiempo, a quien había sido anteriormente calificado por el oficialismo como un “hombre de Estado” con una “intachable vocación de servicio público”. Un experto, un “gran conocedor”. El “mejor ministro de Chile”.
“A mí la injusticia es algo que me amarga mucho”, expresó la senadora RN Lily Pérez, “porque siempre creo que, sobre todo quienes somos senadores elegidos y representamos a la gente, tenemos que ser justos en todo aspecto de la vida, también en la política”.
Similar fue la opinión de Ena Von Baer, quien además apuntó a que la destitución de Harald Beyer se explica solo en el contexto de un año electoral. “La política hoy ha mostrado su peor cara y yo espero que todos los técnicos que algún día pensaron entrar en política, hoy día no cierren las puertas a ese camino, horrorizados”, señaló la senadora designada.
Pero este hecho está lejos de ser un triunfo por sí mismo para el movimiento estudiantil. Para Moisés Paredes, vocero de la Cones presente en la sesión, la salida del ministro “no significa que el Gobierno y las políticas que van a seguir emanando desde el Ministerio de Educación van a tener una lógica distinta. Es por eso que como movimiento estudiantil no vamos a dejar las movilizaciones porque se haya ido un ministro. Vamos a seguir movilizados, vamos a continuar en las calles porque entendemos que es necesario lapidar de una vez por todas el lucro en la educación”.
La Confech ya llamó a una nueva marcha por la educación para este 8 de mayo, escenario que enfrentará un nuevo ministro de la cartera, cuyo nombre aun no ha sido confirmado por el Gobierno.
Foto portada: Senado