Chile preparado para malos vientos

La larga polémica política sostenida ya por casi un semestre, unida a las predicciones catastróficas respecto de las reformas en proceso están haciendo muy bien su tarea. El problema es que, de mantener tal conducta, como señala Jonah Lehrer, todos podemos caer arrastrados al abismo de una recesión económica como “profecía autocumplida”

La larga polémica política sostenida ya por casi un semestre, unida a las predicciones catastróficas respecto de las reformas en proceso están haciendo muy bien su tarea. El problema es que, de mantener tal conducta, como señala Jonah Lehrer, todos podemos caer arrastrados al abismo de una recesión económica como “profecía autocumplida”

El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) entregó cifras de comportamiento de la economía chilena en los primeros siete meses del año, destacando entre ellas la resiliencia del empleo a la desaceleración mundial y local, al mantenerse en 6,6 por ciento para el trimestre mayo-julio. Asimismo, mostró el avance en ventas de supermercados y comercio detallista, que subieron 4,1 por ciento y 2,9 por ciento, respectivamente, en julio respecto de igual mes de 2014.

Y aunque la producción industrial del país se contrajo 1,7 por ciento en julio, explicada principalmente por el fuerte retroceso de 4,4 por ciento de la producción en el sector minero –que se vincula con la ralentización china-, esta fue parcialmente compensada por el mejor desempeño de las manufacturas nacionales, que subieron 0,7 por ciento, al tener mayor competitividad respecto de los productos importados, más caros por el alza del dólar.

Hasta junio pasado, las cifras de crecimiento del consumo mostraban tendencia a la contracción, lo mismo que la producción de diversos sectores. Sin embargo, julio da muestras de una cierta reversión, al menos en las áreas pertinentes al consumo. En efecto, del total de divisiones del Índice de Producción Manufacturera (IPM), ocho de trece subieron, entre ellas la Elaboración de productos alimenticios y bebidas (2,9 por ciento en 12 meses); el Índice de Electricidad, Gas y Agua (EGA) (3,25 por ciento), siendo Electricidad la actividad más incidente en la variación del sector (2,4 ciento), seguida por Distribución de agua potable (7,1 por ciento) y Distribución de gas natural por cañería y regasificación (11,5 ciento).

Con un desempleo en el orden del 6,6 por ciento, compras y producción guiadas por un consumo que parece aumentar paulatinamente, el lunar es el Índice de Precios al Consumidor (IPC) -que en junio tuvo una variación de 0,5 por ciento, acumulando 2,3 por ciento en lo que va del año, y 4,4 por ciento a doce meses- pues parece afectar más drásticamente la percepción de las personas, dado que, si bien el promedio está levemente por sobre el techo de la banda de tolerancia del Banco central (2 por ciento-4 por ciento), la inflación de precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas supera con creces dicha cifra elevándose a niveles del 7,5 por ciento; y el de las bebidas alcohólicas y tabaco, 12,6 por ciento a julio.

Tal vez son dichas cifras las que expliquen que un mayoritario 72 ciento desapruebe la forma como la Presidenta Bachelet y su equipo está manejando el actual momento económico, según datos entregados por la encuesta Plaza Pública Cadem.

Indiciario resulta, asimismo, que 64 por ciento de los entrevistados se incline por la idea de que la principal razón por la cual la economía chilena no está creciendo según lo esperado es por variables políticas y económicas de orden interno, mientras que 31 por ciento cree que esta situación se debe a factores internacionales, lo que se suma a que 8 de cada 10 personas creen que la economía está estancada o en retroceso, mientras que sólo 17 por ciento estima que progresa.

El pesimismo expresado en dichas cifras, respecto del cual los nuevos guarismos resultan contradictorios, hace que 61 por ciento crea que el próximo será un año de crisis económica y desempleo, mientras apenas 31 por ciento lo estime bueno y que sólo 22 por ciento afirme que Chile está muy bien o bien preparado para un panorama internacional desfavorable y 69 por ciento estime que podemos vivir una recesión en 2016.

De allí, pues, la pertinencia del llamado del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien ha pedido “no sobrerreaccionar a las noticias de afuera”, asegurando que Chile “es un país muy bien preparado para hacerse cargo de estos vientos en contra”. Y es que las palabras crean realidades y, por cierto, la larga polémica política sostenida ya por casi un semestre, unida a las predicciones catastróficas respecto de las reformas en proceso están haciendo muy bien su tarea. El problema es que, de mantener tal conducta, como señala Jonah Lehrer, todos podemos caer arrastrados al abismo de una recesión económica como “profecía autocumplida”, evento que vendría a empeorar aún más la crisis política y de confianza que vive el país, sin que el buen sentido de nuestras élites consiga generar mayor optimismo en nuestras capacidades para superar este mal momento.

 





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