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Año XVI, 26 de abril de 2024


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Claudio Millacura: “Cuando los pueblos indígenas aspiran a la Convención lo que demandan es justicia, pero para eso hay que reconocer el dolor de las víctimas”

El integrante de la Catedra Indígena de la Universidad de Chile abordó el informe ejecutivo emanado por la Comisión Transitoria de Derechos Humanos explicando la responsabilidad del Estado ante las violaciones sistemáticas contra los pueblos originarios y el despojo de sus tierras ancestrales.

Maria Luisa Cisternas

  Martes 21 de septiembre 2021 11:01 hrs. 
millacura

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En conversación con los periodistas Juanita Rojas y Claudio Medrano en la primera edición de Radioanálisis, el académico de la Facultad de Ciencias Sociales e integrante de la Catedra Indígena de la Universidad de Chile, Claudio Millacura abordó el informe emanado por la Comisión Transitoria de Derechos Humanos de la Convención Constitucional que destacó la responsabilidad del Estado frente a las violaciones sistemáticas contra los pueblos originarios y el compromiso a viabilizar la plurinacionalidad en el nuevo siclo político del país.

Este eje del trabajo de los convencionales fue considerado por Millacura como un proceso de terapia social para efectos de socializar y reparar el dolor que arrastran las víctimas de una historia de opresión. 

El documento ejecutivo que presentó la instancia encargada de Derechos Humanos, Verdad Histórica y Bases para la Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición de la convención responsabilizó además al Estado de Chile por el despojo de las tierras ancestrales de los indígenas, lo que para efectos del historiador, constituye genocidio. 

En esa línea el Doctor en Historia, señaló que uno de los aportes que los pueblos indígenas están haciendo al proceso constituyente es “incorporar el concepto de comprensión de los derechos humanos de una manera mucho más amplia e integral”, no sólo determinada a un tipo de violencia política sino también a hitos que deben ser reparados desde una mirada histórica del proceso de expansión y consolidación del Estado-nación de Chile.

Por este motivo es que Millacura consideró como una terapia el proceso que está llevando a cabo la Convención Constitucional en la materia, en la que primero se ha debido identificar los elementos que tienen que ser reconocidos en la historia de los pueblos indígenas.

“Cuando los pueblos indígenas aspiran a la Convención Constitucional lo que demandan es justicia pero para eso hay que ser capaz de reconocer el dolor de las víctimas, estoy hablando de un entramado de conceptos que dan origen a lo que están haciendo los constituyentes. La justicia siempre va de la mano de la reparación y la reparación no es más ni menos que responder al dolor causado a las víctimas”.

Las vulneraciones a los pueblos originarios datan del proceso de extensión territorial del Estado-nación de Chile y continúan hasta hoy. Dentro de los episodios emblemáticos Millacura mencionó la denominada “pacificación” de la Araucanía, la incorporación de los pueblos andinos a partir de la guerra del Pacifico, el supuesto acuerdo de voluntades con la comunidad de Rapa Nui y la depredación del medioambiente.

“La propia edificación e instalación de ciudades ha significado la expulsión y expropiación de territorios ancestrales de un número importante de población indígena. Si nosotros comprendemos esos procesos de expulsión, de violencia y de guerra como genocidio, pues bien, el responsable de eso ha sido el Estado a partir de su proceso de expansión“, aseveró.

En términos de reparación, el Doctor en Historia relevó el término de la justicia entendido como el reconocimiento del dolor causado que no sólo puede determinarse en los tribunales, sino reivindicarse por medio de la historiografía oficial que se imparte en la escolaridad, en orden de identificar claramente los hechos históricos pero también lucidamente a sus víctimas. 

“Enfrentarnos con esos temas, temas que hoy, a la vista de cómo está siendo pensado el proceso de enseñanza, de la historiografía nacional, no es posible porque los pueblos indígenas, los afrodescendientes y gran parte de las diferencias, incluidas las minorías sexuales, se queda afuera de ese relato, de lo que hoy enseña la escuela. Eso también es un factor a ser reparado porque las víctimas no pueden seguir en el silencio, porque ese dolor va a seguir imposibilitando que esa población construya relaciones más sanas entre los pueblos indígenas y los afrodescendientes“, mencionó.

La concientización del genocidio en la historia es un asunto que ha ido instalándose en otras regiones del mundo. Así lo evidenció la conmoción que provocó en Canadá el hallazgo de fosas con rastros de niños indígenas en su interior. Un hecho que el integrante de la Cátedra Indígena de la Universidad de Chile interpretó como el impacto y el dolor cuando estos hechos aparecen de frente con las sociedades.

“Ahí aparece el aporte de lo que está haciendo el proceso constituyente chileno y lo que están haciendo los constituyentes indígenas, que no se están conformando con el acuerdo de ciertos mínimos que permitan una comprensión de estos acontecimientos, sino a lo que están aspirando a confrontarnos con esa verdad, con ese dolor y eso significa memoria, que es otro componente de la historia que tiene un rol fundamental aquí porque es a través de ella que estos relatos, hechos y dolores, siguen presentes”, afirmó.

La potestad de construir la genealogía de los pueblos y unir el relato invisibilizado recae en el espacio constituyente aseguró Millacura, en la medida que es resultado participativo y democrático de la sociedad. Por medio del recuerdo, la memoria la socialización del dolor, se puede lograr consensos de no repetición.

“Sin esa deliberación, sin ese debate y por mucho que nosotros alcancemos discursivamente esa reparación anhelada, no estamos asegurando que como sociedad no nos veamos enfrentados nuevamente a la repetición de esos hechos que provocaron dolor. Ese es el punto que le da originalidad a la discusión que hoy están haciendo los constituyentes y particularmente los constituyentes indígenas a través de escaños reservados, hacer deliberar a la sociedad chilena para ver qué quiere recordar y por medio de este acto, evitar que se vuelva a repetir los hechos lamentables y dolorosos”, explicó.

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