Durante su discurso durante la inauguración del Foro de Lanting sobre la Modernización China y el Mundo, en Shanghái, el alto funcionario del gobierno de Xi Jinping consideró “absurdas” las críticas a China por pretender cambiar unilateralmente -e incluso por la fuerza- el ‘statu quo’ sobre Taiwán. “Esas críticas van contra el sentido común, son de una lógica absurda y sus consecuencias, desastrosas”, dijo Qin
“La cuestión de Taiwán está en el centro de los intereses fundamentales de China”, dijo el canciller. “Nunca haremos concesiones ante los actos que socaven la soberanía y la seguridad de China, advirtió, asegurando que la isla “ha sido parte inalienable de China desde tiempos antiguos”, por lo que “ambos lados del Estrecho pertenecen a China”.
El diplomático chino añadió que el retorno de Taiwán a China “es un componente del orden internacional de la posguerra”, y agregó que “no es China, sino las fuerzas separatistas taiwanesas y un puñado de países quienes alteran las reglas internacionales y amenazan la estabilidad en el Estrecho”. Por si no quedaba claro el punto, sentenció que “no habrá ambigüedad” en la respuesta de Pekín a cualquiera que trate de “distorsionar” el “principio de ‘una sola China”.
Según Qin, quien defendió el compromiso de su país con la Carta de Naciones Unidas, “las personas justas pueden ver perfectamente quién está aprovechándose o desechando a Naciones Unidas a su conveniencia, quién está perturbando el orden internacional y quién emplea técnicas hegemónicas y de acoso”, y reiteró que las intenciones de su país son pacíficas.
Pekín considera a Taiwán una provincia rebelde desde que los nacionalistas anticomunistas del Kuomintang, liderados por Chiang Kai-shek se replegaron allí en 1949 tras perder la guerra civil contra el Ejército comunista. Y allí recibieron el apoyo de Estados Unidos y sus aliados en medio de la Guerra Fría, estableciendo la República China, que devino con los años en un régimen democrático de estilo occidental, en contraste con la democracia popular imperante en la China continental a partir de la creación de la República comunista liderada por Mao Tsé Tung. Los nacionalistas, más un gran número de empresarios chinos se llevaron a Taipéi muchos tesoros nacionales y gran parte de las reservas de oro y de divisas de China.
Lo anterior ayuda a entender las advertencias del ministro chino, que ocurren en momentos de nuevas tensiones entre Pekín y Washington tras el reciente paso de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, por Estados Unidos, donde se reunió con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy. En respuesta, China desplegó cuatro días de maniobras militares alrededor de Taiwán e impuso sanciones a entidades taiwanesas y estadounidenses, y a sus responsables.
“China no añade leña al fuego o toma ventaja de la situación en Ucrania”, citó Qin Gang como ejemplo. “Los hechos prueban que la marcha de China hacia la modernización es una fuerza creciente de paz y justicia”, agregó.
Posteriormente este viernes, el canciller chino se trasladó a Manila, Filipinas, para una visita oficial de dos días, en medio de crecientes tensiones entre ambos países por la renovada alianza militar entre EE.UU. y Filipinas para contener a Pekín en el Mar de China Meridional y alrededor de Taiwán. Pekín se opone de forma tajante al nuevo acuerdo militar entre EE.UU. y Filipinas anunciado el 3 de abril, por el que las tropas estadounidenses tendrán acceso a cuatro nuevas bases en suelo filipino, una de ellas a sólo 400 kilómetros de Taiwán. Algo que China considera una “provocación”.