Subdirector del Centro Sismológico y terremoto en Turquía: “Las catástrofes ocurren cuando no respondemos adecuadamente a los peligros naturales"

Mario Pardo afirmó que el terremoto 7,7 en Turquía y Siria fue en superficie y el daño en las estructuras “es de responsabilidad humana”.

Mario Pardo afirmó que el terremoto 7,7 en Turquía y Siria fue en superficie y el daño en las estructuras “es de responsabilidad humana”.

“No hay catástrofes que sean naturales, las catástrofes ocurren cuando no respondemos adecuadamente a los peligros naturales que ocurren”. Con estas palabras el Subdirector del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, Mario Pardo, analizó el escenario y las estremecedoras  las escenas que se registran en el sudeste de Turquía y el noroeste de Siria sacudidos por el terremoto de magnitud 7,7 y que dejó hasta el momento, más de 11 mil personas fallecidas.

Cifras oficiales turcas hablan que al menos 9.057 personas han muerto, mientras que en Siria hay alrededor de 2.700 fallecidos. Por otro lado, los heridos en ambos países suman más de 53.600.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el sismólogo Mario Pardo, afirmó que el movimiento telúrico que afectó a los dos países está asociado a la falla superficial de la llamada placa de Anatolia del sector este que “es el borde activo entre dos placas tectónicas, el bloque de Anatolia por el sur y Eurasia por el norte, que es un borde similar a la plaza de San Andrés en California, Estados Unidos, o Magallanes en el sur del país, que es Escocia con Sudamérica, donde una placa se desliza sobre la otra y que genera terremotos superficiales de no más allá de 20 Km de profundidad”.

Sobre el impacto en la infraestructura y los daños que ha generado, el académico indicó que va más allá de lo natural, ya que lo natural es el peligro del movimiento de las fallas, pero el riesgo para enfrentar esta amenaza depende de las personas, es decir, que los países tengan normativa, diseños y construcciones adecuadas y eso depende de la población que habite la región que es lo que hace la diferencia. “Como científicos debemos evaluar el peligro, la amenaza sísmica en qué consiste, cómo serían los terremotos en cada una de las zonas involucradas, pero el cómo evitar que se nos caigan las construcción es una condición neta de los habitantes de esa región”, puntualizó Pardo.

 Agregó que en el caso de Turquía y Siria, el movimiento telúrico fue en superficie, 17 Km de profundidad, que de acuerdo al movimiento de las placas provoca terremotos muy cercanos a superficie y por tanto, cercano a las zonas pobladas y que en ese caso, los 7,7 grados genera un daño de acuerdo al tipo de construcción. Es decir, el daño “es de responsabilidad humana, por el código de construcción adecuada, la construcción debe ser de acuerdo al código, el diseño debe ser hecho por ingenieros estructurales que sepan cómo diseñar estructuras en zonas de terremotos, con estudios de suelo bien hecho porque depende de esto la resistencia de la estructura y cuál es el terremoto más grande que se ha registrado en la zona”, precisó.

Pardo agregó que todo eso, va más allá del peligro que la naturaleza nos provoca y que es necesario conocer para levantar estructuras que soporten esos movimientos que van a venir a futuro. “Lo primero es conocer cómo se movería el suelo si ocurre un terremoto lo más grande posible. No saber cuándo, sino saber cómo se va a mover y se lo pasamos a nuestros ingenieros y ellos definen la estructura para que cuando se muevan, no se caigan. En eso somos exitosos en Chile, lamentablemente Turquía no es exitosa y ha tenido eventos cercanos en el pasado (…) que han generado una gran cantidad de daños estructurales y por ende, gran cantidad de víctimas que es lo lamentable. El problema es que este fue (el terremoto)  a las 4 de la madrugada y a esa hora la mayoría duerme profundamente, lo que aumenta la catástrofe”, indicó Pardo.

Añadió que “no hay catástrofe que sean naturales, las catástrofes ocurren cuando no respondemos adecuadamente a los peligros naturales que ocurren. Las catástrofes son de acción humana siempre”.

Pardo afirmó que en el caso de nuestro país, los últimos movimientos telúricos, 2014 en Iquique, 2015 en Coquimbo, el 2016 en Chiloé, todos han tenido magnitud 8 o superior y “los hemos superado, con planes de contingencia que funcionaron bien como el caso de Coquimbo, donde funcionó la alerta de tsunami, funcionó todo y en eso estamos, coordinándonos con el Senaped, SHOA para informar lo más rápido posible a la población y salvar vidas”.

Precisó que “s estamos preparados, hemos construido bien, diseñado bien, las inspecciones se han hecho con las construcciones que se están realizando y no basta con tener códigos, hay que revisar si se cumplen y si todo eso está bien y tenemos planes de contingencia, los planes son mínimos”.

Por ello, el académico afirmó que de acuerdo a la experiencia del país y sus instituciones, “aseguraría que todos los edificios en altura que se han construido en este siglo, todos van a soportar terremotos importantes que ocurran en las regiones donde estén, siempre hay excepciones. Si vamos al 2010, se cae uno de miles de edificios y el resto que quedó dañado y está dentro de la norma”.

La norma chilena evita daños humanos, evita muertos. Por norma, no puede colapsar ninguna estructura como las que vemos en las imágenes de Turquía que caen como castillos de naipe. Por norma en Chile, la estructura tiene que quedar en pie aunque haya que demolerla inmediatamente, puede quedar seriamente dañada, pero no se le cae encima a la gente. La idea es salvar vidas  y esa es una política de cómo enfrentar fenómenos naturales”, concluyó el académico Mario Pardo.





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