El modo en que el Estallido y la pandemia develaron la ignorancia de las dirigencias políticas y empresariales respecto al país donde viven, imperdonable por cierto, agudizó, merced al hambre y la desesperación, la distancia entre el país real y las pequeñas cúpulas.
Daniel Kahneman, el psicólogo que en 2002 ganó el Premio Nobel de Economía, acuñó el concepto de “la falsa ilusión del éxito”. Se trata del síndrome que tiene atrapada a nuestra elite política en su botella de cristal.
¿Quién marca la agenda política semanal del país? Nadie y todos. El desplome de la popularidad de la Presidenta, unida al derrumbe moral de toda la elite debido a casos de corrupción, colusión y captura del Estado, abre un período de incertidumbre política. El ejemplo que ilustra esto es cómo La Moneda ha perdido en las últimas semanas la capacidad de dictar la agenda nacional.
Si la libertad individual es uno de los grandes axiomas del capitalismo, ¿entonces, por qué no dar libertad a los cotizantes para retirar al menos una parte de sus propios ahorros? La respuesta es simple: si ello sucediera en masa, el esquema piramidal de las AFP colapsaría.