La decisión del gobierno griego de convocar a un referéndum, que permita a su sociedad decidir si se doblega a no a los dictados de la Troika europea, sacudió el ambiente político y económico de la Unión Europea (UE) habituada, hasta hoy, a someterse sin reclamos a lo que el gobierno alemán define como líneas políticas y económicas a seguir por la Europa de los 27.