Hoy el sauvignon blanc chileno, con variados estilos, valles e identidades, es un blanco de verdadera clase mundial que, paradojalmente, apreciamos y bebemos poco en Chile, básicamente por mitos arraigados: que el blanco es “cañero”, “mal vino” y que es sólo para ensaladas, pescados y mariscos; ya desmitificaremos ello. Además, el consumidor chileno es más de chardonnay que de sauvignon blanc. Hace 45 años las uvas de sauvignon blancas no deben haber sido más del 5 por ciento del total de lo plantado en Chile, hoy es la dominante. Antes de ello hagamos un poco de historia.