Luego de 39 años de reinado el Rey Juan Carlos de España decidió abdicar del trono en favor de su hijo, el Príncipe Felipe de Asturias. La decisión se toma en un momento crítico de la monarquía peninsular, debido a los escándalos de corrupción que han sacudido a la familia real.
Dos acontecimientos seguidos (una encuesta adversa y la imputación de la Infanta Cristina) invitan a repensar la validez y valoración de la monarquía española. Lejanos parecen los días en los que el rey Juan Carlos contaba con amplio respaldo ciudadano, construido sobre su rol en la transición.