La idea impulsada en 2008 y detenida en 2011 por derrumbes busca nuevamente reanudar la gigantesca obra. Organizaciones de la sociedad civil y comunidades mapuches se organizan para interrumpir definitivamente una eventual estructura que inundará y modificará el ecosistema, la economía y la vida de los habitantes de la zona.
La norma ambiental vigente permitió que el proyecto de una curtiembre en la comuna de Maipú fuera aprobado sin la participación de la comunidad. A pesar de que el municipio puso observaciones por vías institucionales, el hecho no fue socializado al menos por un año a los vecinos, quienes dicen sentirse desprotegidos frente a una instalación contaminante cercana a sus barrios.