La crisis que vive Ucrania hace varios meses es un foco de conflicto: las potencias occidentales desde el comienzo han acusado al gobierno de Vladimir Putin de intervenir en favor de la desintegración territorial del país. El derribo del avión de Malaysia Airlines, cuya autoría ha sido motivo de querellas cruzadas, ha servido como excusa a la decisión de Estados Unidos y la Unión Europea de imponer sanciones económicas sobre los bancos públicos, el sector de Defensa y del petróleo. La respuesta rusa, tan o más dura, no se hizo esperar.