Una nueva denuncia por presuntos abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos se dio a conocer el lunes, luego que se divulgara el testimonio del ex seminarista Mauricio Pulgar Lazo, quien afirma haber sido víctima de este tipo de ilícitos desde los 13 años, cuando ingresó a un grupo cristiano.
En su declaración, que fue recogida en un documento notarial, Pulgar relata cómo en esa época de su vida, buscando iniciar un camino hacia el sacerdocio, comenzó a ser constantemente acosado por su primer guía espiritual, el fallecido sacerdote José Donoso Chelluw, y más tarde por el clérigo Jaime da Fonseca, ambos de la Quinta Región.
“Me chocó que varios sacerdotes generaran un ambiente de ambiguedad afectiva y sexual”, afirma en su declaración y agrega que se incitaba a darse abrazos y besos, hechos que molestaban al entonces adolescente.
En el caso de Donoso, Pulgar denuncia que comenzó a absorber su tiempo libre, a contarle sus problemas personales y a generar acercamientos físicos. “Me molestaba que me hiciera arrodillarme frente a él, e insistiera – obsesivamente- en acercar mi rostro a sus genitales”, afirma.
Pronto decidieron que no debía relacionarse más con Donoso, sin dar mayores explicaciones. Su nuevo tutor fue Jaime da Fonseca, pero relata que la situación no mejoró. El sacerdote lo acusaba de ser poco afectivo y lo obligaba a saludarlo de beso en la mejilla, haciendo tocar su boca en la cara. “En las conversaciones recurrentemente hacía hincapié en temas de sexualidad”. Luego venía la confesión que “se transformó en un acto chocante porque estando yo sentado, y él de pie frente a mí, me hacía inclinarme hacia él, y poniendo sus manos sobre mi cabeza para el rito de la absolución, me empujaba acercando mi rostro hacia sus genitales”, agrega.
El actual obispo protestante además acusa a Da Fonseca de permitir las tocaciones que el sacristán realizan a los acólitos en sus nalgas y genitales.
Una vez que decidió entrar al seminario en 1992, Pulgar, afirma haber sido víctima de nuevas presiones por parte de los sacerdotes Mauro Ojeda, José Olguín, Mario Lisperguer y del actual obispo de la diócesis de Valparaíso, Monseñor Gonzalo Duarte, algunos de los cuales además le realizaron tocaciones indebidas, justificando su comportamiento como parte del proceso formativo.
Luego de alejarse del seminario, Mauricio Pulgar se trasladó a la ciudad de Los Andes, donde trabajó junto al influyente párroco Humberto Henríquez, quien terminó abusando sexualmente de él. Respecto a este último hecho, el ex seminarista afirma haber grabado años más tarde, de forma oculta, una conversación que sostuvo con su agresor, por lo cual contaría con material que demostraría su culpabilidad.
“No puedo seguir callando. No por mí, sino por mis hijos y esposa, que merecen saber toda la verdad. Además, mi familia necesita estar protegida y advertida sobre hechos que ocurren en la Iglesia Católica chilena”, afirma Pulgar en su testimonio notarial.
El obispado de Valparaíso, en tanto, reaccionó a las acusaciones afirmando no haber recibido documentación oficial respecto a los abusos denunciados, agregando que una vez que dispongan de ella adoptarán las decisiones necesarias e informarán a la comunidad y los medios sobre el asunto.