Mientras políticos y empresarios celebran que verán los goles de la Selección gratis y en HD, los canales comunitarios preparan planes de contingencia para enfrentar los avatares de una ley que lejos de pluralizar la televisión, consagra la concentración de su propiedad y, nuevamente, deja en manos de privados el derecho de los chilenos a la libertad de expresión.